martes, 29 de marzo de 2011

DEMANDA COLECTIVA POR DISCRIMINACIÓN SEXUAL



Algunos días la lectura de la prensa resulta especialmente gratificante. Para mí, hoy ha sido uno de ellos, tanto desde el punto de vista personal como profesional.
Este 29 de marzo el Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha comenzado a escuchar los argumentos de las dos partes para decidir si acepta que un millón y medio de denuncias particulares contra Walmart –la mayor empresa minorista del país norteamericano-  por discriminación sexual hacia sus trabajadoras, ya sea en lo referente a salarios como a ascensos, se presenten como una sola demanda colectiva. De ser así, se convertiría en el proceso judicial con más afectados por este motivo en la historia de EEUU y sentaría un extraordinario precedente de cara al futuro.
Las afectadas, cuyas primeras denuncias tuvieron lugar en San Francisco en el año 2001, aseguran que en esta popular cadena de supermercados sus compañeros varones ganan más dinero y logran ascender mucho antes en el escalafón. La cuestión es que en la última década las demandas de un sector del personal femenino de los 3.400 establecimientos de la firma comercial  se han ido acumulando hasta alcanzar la histórica cifra ya reseñada. Conviene aclarar que el veredicto de los nueve magistrados del TS, que se conocerá el próximo mes de junio, no versará sobre la culpabilidad o la inocencia de la acusada sino sobre la viabilidad en sí de la demanda colectiva.
Sea como fuere, reconforta pensar que estas conductas discriminatorias tan extendidas mundialmente empiezan a tocar a su fin. Es inadmisible que en pleno siglo XXI, por desgracia España incluida,  las condiciones laborales de una persona se vean condicionadas por razón de su sexo. Un derecho tan evidente como la igualdad salarial de quienes desempeñan idéntica labor sigue constituyendo en nuestras sociedades supuestamente desarrolladas una aspiración pendiente de consecución.
Desde aquí mi admiración hacia quienes luchan por suprimir las injusticias y por construir un mundo mejor. Hombres y mujeres.

viernes, 25 de marzo de 2011

UNA VOZ EN CONTRA DE LOS "AZOTES A TIEMPO"


Artículo publicado en "La Opinión de Tenerife" el 25 de marzo de 2011




Más de una vez he presenciado a padres o madres pegar a sus hijos. No estoy hablando de una paliza en sentido estricto sino del tradicional aunque, en mi opinión, antipedagógico “azote a tiempo”. Nunca he sido partidaria de justificar la violencia, con independencia de su grado. Considero que hiere de muerte a la racionalidad que se le presupone al ser humano y que le debe distinguir de los demás animales. Distinto es que, en función de las circunstancias que la originen, pueda sentir una mayor o menor comprensión con quienes la ejercen, pero siempre rechazando de plano que sea contemplada como una opción educativa. Es una alternativa que deploro y a la que no otorgo efectividad alguna ni a medio ni a largo plazo. Sin embargo, multitud de personas opinan que  una torta, una nalgada o un zarandeo son de gran utilidad y persisten en acudir a ellos en la esfera familiar.


Convendría tener en cuenta que lo que para algunos es un límite aceptable de violencia, otros pueden considerarlo excesivo,  habida cuenta que es más que probable que su intensidad aumente a medida que otras acciones previas carezcan de efectividad. No niego que la mayoría de los padres, cuando una situación les supera, recurran muy a su pesar al cachete, perdida por completo la paciencia y sin saber cómo actuar. Pero si a nadie le gusta que le aticen, menos todavía a los chiquillos que, ante la manifiesta pérdida de papeles de su cuidador, se sienten profundamente humillados y dolidos. Estas reacciones tan disculpadas socialmente no son más que la constatación de un irresponsable impulso humano susceptible de ser controlado. Se trata de un recurso rechazable y constituye un modelo pésimo para la corrección del comportamiento y la resolución de conflictos, además de resultar doloroso para ambas partes tanto física como emocionalmente.


No existe mejor camino hacia una educación eficaz que el de los buenos ejemplos. En las etapas iniciales del desarrollo como de verdad se aprende no es escuchando lo que se debe hacer sino viendo cómo lo hace el responsable de quien se depende. Por lo tanto el azote, por suave que sea, transmite el mensaje erróneo de que los más fuertes imponen sus criterios y que, en consecuencia, perder el control está justificado en ocasiones. Educar a un hijo no tiene plazo de caducidad. No concluye cuando cumple los tres años, ni los seis ni  los catorce. Pero inexorablemente llega el día en el que ya no puede ser controlado a base de levantarle la mano. Debemos entonces reconocer con absoluta sinceridad que los más pequeños son los destinatarios de este tipo de medidas por la sencilla razón de que están en inferioridad de condiciones. La prueba evidente es que a nadie en su sano juicio se le ocurriría hacer lo mismo con un vecino molesto, un conductor agresivo o un jefe despótico, en previsión de que éstos le partan la cara. No hay que olvidar nunca que los menores merecen el mismo trato que dispensamos a quienes ya no lo son. Ser sus padres no equivale a ser sus dueños ni otorga carta blanca para descargar sobre ellos unas tensiones del día a día que ni siquiera han provocado.


Todo aquel que sufre reacciones violentas por parte de sus progenitores interioriza la idea perversa de que tales conductas pueden ser aceptables si se ejercen contra alguien más débil o si se emplean aduciendo una causa justa, luego no es descartable que él mismo las reproduzca en su madurez. Tampoco es infrecuente que el adulto, para justificarse tristemente ante sí mismo, pronuncie la famosa coletilla “es por su bien”. Yo me conformaría con que, si no se puede evitar la pérdida de control, al menos se reconozca el error y no se trate de adornar en vano.



martes, 22 de marzo de 2011

LA POESÍA, ETERNO INSTRUMENTO PARA LA PAZ




Ayer, coincidiendo con el inicio de la primavera, se celebró el Día Mundial de la Poesía a instancias de la UNESCO, con el objetivo de fomentar el apoyo a los poetas jóvenes, volver al encantamiento de la oralidad y reestablecer el diálogo entre la poesía y las demás artes, además de lograr que el arte poético no sea considerado un arte caído en desuso, sino una herramienta que permita a la sociedad reencontrar y afirmar su identidad. Irina Bokova, Directora General de este organismo internacional, transmitió el siguiente mensaje, que reproduzco por su interés:
La poesía tiene mil caras y emana siempre de lo más profundo de la cultura de los pueblos. Desde hace mucho tiempo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) viene respaldando el trabajo de los poetas, editores y profesores del mundo entero. Este año, nuevamente, con motivo del Día Mundial de la Poesía, la UNESCO desea recordar la importancia artística y el vigor de la poesía, a fin de promover la lectura y la creación en una de las expresiones artísticas más auténticas y dinámicas de la humanidad.
El mensaje de los poetas, a menudo testigos de excepción de las profundas transformaciones políticas y sociales de la historia, es imperecedero. Sus textos nos invitan a forjar una paz duradera en las conciencias, a replantearnos la relación del hombre con la naturaleza y a fundar un humanismo que se nutra de la singularidad y a la vez de la diversidad de los pueblos. Es una empresa difícil, que exige la participación de todos en escuelas, bibliotecas e instituciones culturales. Como dijo el poeta Tagore, de cuyo nacimiento celebramos este año el sesquicentenario, “mis días se me han ido afinando las cuerdas de mi arpa”.
También es importante comprender los profundos lazos que unen la poesía con todas las demás artes y técnicas de que se sirve el hombre para dar sentido al mundo. Decía Mallarmé que la poesía es “la expresión, por el lenguaje humano devuelto a su ritmo esencial, del sentido misterioso de los aspectos de la existencia”. La poesía no sirve sólo para comunicar ideas o transmitir información, sino que, a costa de un laboreo incesante de la lengua, mantiene vivo el verbo humano y revela siempre el brillo original de la cultura. Por ello la UNESCO entiende que la defensa de la libertad de expresión y de información, por una parte, y la promoción de la poesía, por otra, son dos caras de una misma moneda, que no es otra que su mandato al servicio de la paz. La poesía, cuyo hálito acompaña el esfuerzo de creación y reflexión de hombres y mujeres, puede hacer dialogar la diversidad de expresiones humanas.
Mediante sus distintos programas, la UNESCO obra para fomentar la publicación, traducción y difusión de la poesía. Al igual que Jasón apeló a Orfeo para superar los obstáculos que no podían vencerse por la fuerza física o las armas de guerra, DURANTE MUCHO TIEMPO AÚN SEGUIREMOS NECESITANDO DE LA POESÍA PARA CONSTRUIR LA PAZ EN LA MENTE DE LOS HOMBRES Y LAS MUJERES".

domingo, 20 de marzo de 2011

CLARA CAMPOAMOR vs VICTORIA KENT: ARGUMENTOS PARA UN DEBATE

Artículo publicado en "La Opinión de Tenerife" el 20 de marzo de 2011






















Con motivo de la reciente celebración del Día de la Mujer, se emitió el pasado 9 de marzo a través de una cadena de televisión un docudrama basado en la insigne figura de Clara Campoamor, conocida por el sobrenombre de “la mujer olvidada”. Abogada ilustre, hija de un contable y una costurera, nació en Madrid en 1888 y muy pronto se interesó por la política. Transitó con desigual fortuna por diversas formaciones pero nunca logró ver cumplido su ideal: la unión de todos los republicanos en un gran partido. En 1931, con la proclamación de la Segunda República, fue elegida diputada y pasó a integrar junto a veinte hombres la Comisión Constituyente encargada de redactar la Carta Magna. Desde esa mesa de trabajo luchó denodadamente en defensa de la no discriminación de los seres humanos por razón de sexo, a favor de la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, por la instauración de la figura del divorcio y, como base de esas pretensiones, por la aprobación del sufragio universal.

En la citada Comisión, ya consiguió todas, a excepción de la relativa al denominado “voto femenino”, que tuvo que debatirse en el Parlamento de la nación. Campoamor, de viva voz, se dirigió al resto de sus compañeros de escaño diciéndoles: “Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque sólo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar. Las demás las hacemos todos en común y no podéis venir aquí vosotros a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras”. El debate fue extraordinario y, finalmente, Clara Campoamor vio premiados sus esfuerzos gracias a los apoyos de una derecha minoritaria, de la mayoría del Partido Socialista Obrero Español y de, curiosamente, un escaso número de republicanos. De hecho, aquella segunda –y última- diputada, que era su colega de profesión y con quien compartía ideas y anhelos, no se sumó a tan democrática aspiración, amparada en su supuesta superioridad intelectual.

Esa mujer, Victoria Kent, jurista malagueña nacida en las postrimerías del siglo XIX, también fue elegida a Cortes al estar incluida en las listas de Izquierda Republicana, parte integrante del llamado Frente Popular. Radical defensora de ese sistema de gobierno, llevó a tal extremo su postura que, durante las sesiones parlamentarias del debate sufragista, se posicionó en contra de otorgar el voto a sus congéneres de manera inmediata. En su opinión,  las mujeres españolas carecían en aquel momento de la suficiente preparación social y política para ejercer tal derecho con responsabilidad. Según ella, la Iglesia les influiría en los confesionarios para apoyar el ideal conservador, perjudicando así en las urnas a los partidos de izquierda y poniendo en peligro el futuro del progresismo. Su encendida polémica con Clara Campoamor le acarreó una impopularidad que le privó de ser reelegida en los comicios de 1933.

Me resulta extremadamente difícil de admitir que dos colegas coetáneas y con similares trayectorias profesionales y políticas mantuvieran un enfrentamiento tan enconado cuando estaba en juego el esencial e innegociable sufragio universal. La lógica más aplastante me obliga a alinearme en el bando de Campoamor, que prefirió apostar por ofrecer a todas y cada una de las mujeres la posibilidad de votar, con independencia de que el sentido de dicho voto no le favoreciera políticamente. Por el contrario, la negativa de Kent  sitúa a su figura como modelo de sectarismo que en nada contribuye al concepto de democracia saneada, constituyendo el enésimo ejemplo maquiavélico de que el fin justifica los medios. Desgraciadamente, a ocho décadas vista, compruebo con tristeza cómo algunos altos cargos femeninos que detentan el poder en nuestro país han heredado ese indefendible radicalismo kentiano. Me abochorna tener que escuchar  determinadas declaraciones y, peor aún, padecer diversas medidas surgidas de mentes tan radicales y extemporáneas. Menos mal que tan incompetentes “miembras” todavía me permiten introducir la papeleta en la urna, aunque a veces tenga que hacerlo con la nariz tapada. Cruzo dedos para que, a estas alturas, no pretendan callarme la boca.




domingo, 13 de marzo de 2011

MUJER AL VOLANTE, PELIGRO CONSTANTE (PERO MENOS)


Artículo publicado en "La Opinión de Tenerife" el 13 de marzo de 2011



Reconozco que en nuestra cotidianeidad sobran tópicos que, presumiblemente, reflejan las diferencias existentes entre hombres y mujeres. Títulos literarios como “Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas” o “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus” ilustran esta realidad, como mínimo, discutible. En mi caso particular, debido a que me gusta conducir y no lo hago del todo mal, llevo toda la vida escuchando el latiguillo permanente de “mujer al volante, peligro constante”. Permítanme, al menos, reclamar el beneficio de la duda, huir de las generalizaciones -en este ámbito como en tantos otros- y no entrar en polémicas estériles. 
Abundando en lo anterior, tengo delante de mis ojos una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de fecha 1 de marzo de 2011 que resuelve el recurso planteado por una asociación belga de consumidores contra una resolución del Tribunal Constitucional de su país. En ella, los jueces han declarado inválida la excepción prevista en una directiva asimismo europea que, en algunos casos, permite que el sexo del asegurado pueda ser considerado un factor de riesgo. En otras palabras, la UE prohíbe tener en cuenta el género de los automovilistas a la hora de contratar las primas, de tal manera que las conductoras pagarán el mismo importe que los varones. Se acabaron las pólizas de coches con precios distintos en función de que el contratante sea masculino o femenino. En consecuencia, a partir de 2013 las compañías de seguros deberán ofrecer coberturas unisex, privando de ventajas a las féminas en atención a su inferior nivel de accidentes. La Corte comunitaria entiende que diseñar productos en función del género es discriminatorio y atenta gravemente contra el principio de igualdad. En palabras de la comisaria europea de Justicia Viviane Reding, la no discriminación debe extenderse a todos los contratos de seguro, calificando la citada resolución judicial de “momento histórico para la igualdad de género”. Los cambios derivados de esta medida deberán ceñirse exclusivamente a una cuestión de buenas prácticas en la industria.
Otra federación española de consumidores ya he expresado su preocupación por la emisión de este fallo, ante la posibilidad de que el sector asegurador se aproveche abusivamente de una medida que, presuntamente, aspira a finiquitar una injusticia. Por consiguiente, reclamará a las autoridades que controlen la evolución de las tarifas con el fin de evitar movimientos indeseados al alza. Por su parte, los representantes del sector bajo sospecha se han apresurado a manifestar que ellos “no discriminan sino que, simplemente, diferencian”, ajustando sus precios a partir de un cálculo de probabilidad de riesgo basado en estadísticas objetivas que indican, sin lugar a dudas, que las mujeres presentan una menor siniestralidad. Explican que, de entrada, ellos desconocen si quienes acaban de obtener su carné conducirán mejor o peor, por lo que se apoyan en una comparativa de siniestros que coloca a los varones en el punto de mira.  Añaden que se conoce al conductor con el tiempo y que es entonces –no antes- cuando se bonifica o se penaliza su conducta al volante de manera individualizada, sea hombre o mujer.
No deja de resultar paradójico, como si de las dos caras de una misma moneda se tratara,  que los defectos que nos achacan a las conductoras - lentitud, escasez de reflejos, prudencia excesiva- sean, a su vez, las virtudes que nos ayudan a ganar la sangrienta batalla de la carretera.

jueves, 10 de marzo de 2011

MARRAKECH EN LA MEMORIA


Cumpliendo un deseo largamente anhelado, conocí la fascinante ciudad de Marrakech en mayo de 2007 y, lejos de defraudar mis expectativas, todo en ella me resultó apasionante: la peculiar arquitectura árabe, la sugerente gastronomía, el zoco lleno de vida, la imponente mezquita, el palmeral infinito, la famosísima plaza central -su auténtico corazón- y las montañas nevadas del Atlas como bello telón de fondo.
Hasta entonces, sólo había tenido la inmensa fortuna de conocer Túnez, el más occidentalizado de los países del norte de África, pudiendo disfrutar intensamente de sus maravillosas playas, sus vestigios romanos, sus casas blancas y azules, su luz cegadora y su  inolvidable música. Aquella experiencia tunecina la guardo en el cofre de mis más preciados tesoros y confieso abiertamente que caí rendida a unos encantos que me revelaron un mundo desconocido que nada tenía en común con aquel otro que me vio nacer y en el que, en plena etapa universitaria, aún vivía.
Quienes afirman que la reencarnación existe tal vez justifiquen así la  extraña sensación de pertenencia a esa milenaria cultura que me invadió por completo cuando, en 1992, visité la Alhambra de Granada. Recorriendo cada uno de los edificios, escuchando el murmullo de las fuentes y paseando por los jardines entre fragancias de azahar me sentí como en mi propia casa.
Admito que mi visión pueda resultar en exceso subjetiva, por más que no me impida reconocer en esta civilización un lado oscuro que se extiende por ámbitos políticos, religiosos y culturales. Pero lo cierto es que las noticias que en las últimas semanas provienen de territorios tan cercanos y, paradójicamente, tan lejanos, me llenan de inquietud. Confío en que sus poblaciones amables, de mujeres y hombres de sonrisas blancas y ojos negros, alcancen la libertad a la que aspiran y gocen de un futuro mejor. Ojalá la suerte que hace siglos les abandonó cambie de rumbo y, finalmente, les abrace.


domingo, 6 de marzo de 2011

ROBERT CAPA: UN CORAZÓN TRAS LA LENTE





La pasada semana tuve el inmenso privilegio de disfrutar de una exposición fotográfica muy sobresaliente. Bajo el título "Retrospectiva de Robert Capa" pasaron por delante de mis ojos casi cien imágenes captadas por la magistral cámara de "el más grande fotógrafo de guerra del mundo", aunque los expertos en esta vertiente del arte consideran que muchas de las obras del genial artista judío de orígen húngaro también capturan con inusual acierto el gozoso rostro de la paz. Contemplar esa maestría en blanco y negro conmueve inevitablemente al espectador, le impacta visualmente y provoca que sus estados de ánimo transiten entre el lirismo y el horror, entre el dolor y la esperanza.

Capa vivió en primera persona conflictos bélicos tan cruentos como la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial,  el primer enfrentamiento Árabe-Israelí o el Frente de Indochina, donde encontró la muerte al pisar una mina antipersona. Sólo tenía cuarenta años pero su extraordinario legado de sensibilidad le sobrevive, indemne al transcurso de las décadas. Su capacidad de reflejar el sufrimiento ajeno da la medida de un grado de compasión fuera de lo común. Especialmente concernido por el universo infantil, escudriña con la profundidad de su mirada la desolación de los más pequeños, superados por unas circunstancias que no alcanzan a comprender. Sin embargo, rara vez son los muertos o los malheridos objetivo de su cámara. Por el contrario,  se afana en resaltar el triunfo del espíritu frente a la adversidad más aterradora.


No cabe hallar mayor testimonio en contra de la violencia que la visión de la Historia del siglo XX a través de la lente de este hombre enamorado de la fragilidad del ser humano.



miércoles, 2 de marzo de 2011

MACHISMO LINGÜÍSTICO Y PROSTITUCIÓN DE LUJO

Artículo publicado en "La Opinión de Tenerife" el 2 de marzo de 2011




Reconozco que soy poco amiga de los avances informáticos, aunque admito simultáneamente que estoy cometiendo un grave error instalándome en la nostalgia de un pasado de cartas manuscritas y de romances de carne y hueso. Internet me produce cierta prevención y, por qué no decirlo, bastante desasosiego, fruto sin duda de una vena provinciana de la que ni puedo ni quiero desprenderme. La certeza de un Gran Hermano que controla nuestros pasos y mediatiza nuestra intimidad me causa verdadero terror. Debe ser por eso que, incauta de mí, he renegado hasta la fecha de cualesquiera redes sociales a las que me invitan a pertenecer, persuadida de que con esta actitud pueril evito que trascienda hasta la marca de perfume que aroma mi cuerpo. Ese día llegará pero antes necesito preparar mis neuronas y ahormar mi tendencia a la introspección para dar el salto definitivo a la modernidad tecnológica.


Mi máxima cota alcanzada se reduce a una triste dirección de correo electrónico que, salvo honrosas excepciones, sirve de vertedero a multitud de archivos prescindibles que me envían, animados por su mejor fe, amigos y conocidos. Con frecuencia, y en función del remitente, los borro sin abrir, respaldada por la convicción de que su contenido no va a ser de mi agrado. Algunos son tan empalagosos que me sitúan al borde del coma diabético. Otros, los supuestamente graciosos, provocan en mi sentido del humor el mismo efecto que una posible fusión entre el índice Nasdaq y el Ibex 35. Los que  más me incomodan son aquéllos que pretenden hacerme un gran favor, bien avisándome de la fecha del fin del mundo, bien ilustrándome sobre los últimos avances en materia de estafas, bien mostrándome los innumerables perjuicios de las dietas disociadas, por no hablar de los que me amenazan con toda suerte de desgracias si oso romper la cadena de la que forman parte y que, dicho sea de paso, me apresuro a hacer añicos sin piedad. Pero a veces, como una flor solitaria en medio del páramo, descubro algún e-mail que obra el milagro de despertar mi curiosidad.


La otra tarde recibí uno con el llamativo título “El machismo de la lengua española” y, amante como soy de las letras puras, decidí perdonarle la vida. Al abrirlo, desfiló por la pantalla de mi ordenador un ejército de palabras que, utilizadas en su género masculino, rebosaban corrección y dignidad pero que, al feminizarlas, mutaban sus significados para desembocar en un club de carretera. Procedan a vestir de mujer a zorro, perro, aventurero, callejero y hombrezuelo e inmediatamente comprenderán de qué estoy hablando. Podríamos seguir con la versión femenina de hombre público (como sinónimo de personaje prominente) o de hombre de la vida (en equivalencia a varón que posee gran experiencia) en contraposición a mujer pública y a mujer de la vida que, como habrán adivinado sin dificultad, se añaden al masificado burdel de las líneas precedentes. Queda más que demostrado que nuestra, por otra parte, magnífica lengua común no adolece de denominaciones que hagan referencia al oficio más antiguo del mundo.


Ante tamaño despliegue de sinónimos no es de extrañar que esta semana haya saltado a los informativos la noticia de que en una academia madrileña se van a impartir cursos sobre prostitución de lujo. No descarto que sus promotores hayan recibido el mismo archivo que yo y hayan optado por incluir semejante filón verbal en alguna lección de su instructivo temario. Por lo visto, setecientos euros son suficientes para convertir a una señora con apuros económicos en una meretriz de alto standing. Desde luego, menos cansado y más rentable que limpiar a domicilio es, sin olvidar que reciben conocimientos utilísimos sobre cómo desinhibirse en el sexo grupal, hacer felaciones con elegancia o aprender modernas técnicas de striptease. Si, además, tan aplicadas alumnas amplían su vocabulario, no cabe mejor inversión. Así, sus acaudalados clientes podrán dirigirse a ellas de mil maneras distintas.