lunes, 28 de mayo de 2012

CATÁLOGO DE ESPECIES A EXTINGUIR: VII. LOS LIGONES DE TRES AL CUARTO

Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 28 de mayo de 2012



Con la ansiada llegada del buen tiempo empieza a proliferar en nuestro ecosistema ciudadano una raza de especímenes que, tras el largo y crudo invierno, algunos ingenuos creíamos extinguida para siempre. Error. Nada más lejos de la realidad. Como decía el filósofo, todo cambia pero los playboys de pacotilla permanecen. Inasequibles al desaliento y locos por ampliar sus zonas de influencia, aprovechan el deseado aumento de temperaturas para diseñar su estrategia de aproximación.

En nuestra bendita tierra guanche se presentan en dos versiones, dependiendo de si su despliegue de medios se produce a plena luz del día o con nocturnidad y alevosía. En el primer caso, el ámbito escogido para su improbable ceremonia de apareamiento suele ser la playa, hábitat donde la fauna humana despliega una espeluznante variedad de especies que van desde la doña que porta la tortilla de papas y los filetes empanados en la inevitable nevera azul y blanca al adolescente que, balón en ristre, emula a Cristiano Ronaldo  molestando a los sufridos bañistas o desde el vigoréxico que exhibe  tableta de chocolate para amortizar su inversión en el gimnasio al niño que se está calcinando en la orilla mientras cava hoyos letales ayudado por la pala y el rastrillo.

El ligón de tres al cuarto suele caracterizarse por tener la autoestima a la altura del Teide, con independencia de que la mayoría de las veces el físico no le acompañe, lo que no es óbice para que ponga toda la carne (y nunca mejor dicho) de sus pretensiones amatorias en el asador. Su discutible gusto a la hora de elegir bañador le hace, para su desgracia, fácilmente identificable. Carente de cualquier tipo de encanto (ya no digamos de conversación) se ha dedicado con ahínco a cultivar su faceta más hortera, traducida en moreno de rayos UVA, gafas de marca sobre el cogote y amplio registro de posturas bochornosas combinadas con lúbricas miradas. Tras una batida inicial y una vez escogida su futura presa, recurre al tradicional “¿vienes mucho por aquí?”  o al todavía más insalubre “¿tienes fuego?” para lograr su propósito, que no es otro que el tradicional intercambio de fluidos.

En el noventa y nueve por ciento de los casos fracasa pero, lejos de arredrarse, comienza a diseñar un plan B que desarrollará, si el destino no lo remedia, al caer el sol,  cuando la luna haya hecho acto de aparición, el traje de baño haya dado paso a los pantalones blancos y los anteojos al crucifijo de oro sobre el pecho lobo. Sólo le resta escoger cuidadosamente un hábitat alternativo, habitualmente un pub o una discoteca. La autoestima del latin lover permanece inalterable, a 3.718 metros sobre el nivel del mar, y es la única –junto al camarero de turno- que le hace compañía en la barra. Las posturitas sobre la arena han mudado en absurdos movimientos perpetrados al ritmo de algún Pitbull o similar. Sin embargo, sus ojos conservan intacto ese tono libidinoso asociado a la ingesta del tercer cubata.

Desgraciadamente, desde la aprobación de la Ley Antitabaco, la puerta de acceso a la mártir de su elección ya no puede ser “¿tienes fuego?” de modo que el “¿vienes mucho por aquí?” se torna como única opción, habida cuenta que el alcohol neutraliza todo rapto de originalidad. Da lo mismo. En el noventa y nueve por ciento de los casos, el plan B también fracasa pero, aún más lejos de arredrarse, el donjuán sueña con intentonas venideras -esta vez, triunfales- que le permitan lograr su propósito  -el tradicional intercambio de fluidos-. No obstante, como tendrá que esperar al menos otros siete días, ya está empezando a valorar seriamente otras alternativas. Tal vez centrarse en el amor propio le resulte lo más gratificante y, sobre todo, lo más económico. 


CATÁLOGO HASTA LA FECHA

I. LOS PROGRES (diciembre 2010)

II. LOS ECOLOGISTAS A DISCRECIÓN (febrero 2011)

III. LAS FEMINISTAS EXCLUYENTES (junio 2011)

IV.  LOS CONCURSANTES DE REALITIES (julio 2011)

V. LOS POLÍTICOS EN CAMPAÑA (noviembre 2011)

VI. LOS FALSEADORES DE CURRICULUM (febrero 2012)

VII. LOS LIGONES DE TRES AL CUARTO (mayo 2012)

viernes, 25 de mayo de 2012

SOMOS NUESTRA MEMORIA



Estoy leyendo con gran interés el último libro del prestigioso psiquiatra, investigador y profesor Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943). Residente en Nueva York desde el año 1968, compagina en la actualidad la actividad ensayística con la docencia universitaria en la ciudad de los rascacielos. Su nombre está asociado a los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, que vivió en primera persona como director de la red de Hospitales Públicos de la urbe norteamericana.

Hace algunos años tuve la oportunidad de acercarme a algunas de sus obras -“Nuestra felicidad”, “La fuerza del optimismo”- y siempre me sirven de vehículo para entenderme a mí misma y al universo que me rodea. En esta ocasión, el autor aborda el estudio en profundidad de un nuevo concepto de memoria, entendida como una facultad humana que hace algo más que guardar datos o albergar vivencias, dotada de creatividad y de poder para renovar la información que atesora, a fin de adaptarla a nuestras expectativas presentes.

Los seres humanos nacemos con una especial capacidad de almacenar en nuestra mente aquello que consideramos relevante para, en el momento oportuno, rememorarlo. Por ello, nos resulta tremendamente difícil imaginar una vida despojada de recuerdos, en la que nada tenga significado, sin sentido del tiempo ni del espacio, sin recorrido de pasado ni conciencia de futuro.

Rojas Marcos afirma desde su dilatada experiencia profesional que la lección más fascinante que ha aprendido sobre esta materia ha sido comprender que la memoria no es un archivo perfecto ni un disco duro de ordenador.  Por el contrario, posee el don de renovar los datos que atesora, con el fin de adaptarlos a los cambios que experimentamos en nuestra trayectoria vital. Con el transcurso del tiempo sumamos y restamos detalles a las experiencias pasadas, de tal manera que reconstruimos nuestra historia con unas remembranzas modeladas y enmarcadas en el contexto de nuestras creencias y puntos de vista actuales.

En conclusión, el funcionamiento de la memoria presenta una serie de aspectos fascinantes cuyos ingredientes forjan sobre nosotros una inmensa influencia desde que nacemos hasta que morimos. Sin memoria no somos. Mejor dicho, somos lo que recordamos de nosotros mismos.

lunes, 21 de mayo de 2012

HABLEMOS DE LA FELICIDAD (A PESAR DE LA CRISIS)




El día 11 de mayo tuve la enorme satisfacción de asistir a la conferencia sobre la felicidad que Alejandra Vallejo-Nágera y Javier Urra impartieron en la sede de la Presidencia del Gobierno de Canarias en Santa Cruz de Tenerife. Ambos profesionales de la psicología forman parte de un nutrido grupo de expertos que participan en un curioso proyecto -el Instituto Coca Cola de la Felicidad- patrocinado por la citada firma comercial y que, aunque en sus inicios pudo resultar para bastantes escépticos una idea poco seria, ya ha dado lugar a su II Congreso Internacional, celebrado en Madrid los pasados 9 y 10 de abril bajo la dirección de Eduardo Punset.

Conocí personalmente a Javier Urra hace casi cuatro años -si bien mi admiración hacia su persona se remontaba a la etapa en la que desempeñó con  maestría el cargo de Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid- y desde entonces me enorgullezco de compartir con él amistad y paisanaje navarro. Persona cariñosa, humilde y dispuesta en todo momento a echar una mano, siempre ha respondido a mis cartas y me ha animado a seguir escribiendo. Un verdadero lujo. 

Primero Alejandra y luego él nos encandilaron a los allí presentes con sus reflexiones sobre la vida, con sus acertados diagnósticos sobre los motores del ser humano y con su certera visión sobre las prioridades de nuestra existencia. En definitiva, con sus explicaciones sobre ese sentimiento tan íntimo que, aunque se podría definir de mil maneras, nos guía por un mismo sendero.

“La felicidad es una cosa muy seria” se les oyó decir en aquel auditorio. Se compone de pequeños momentos que  hay que saber reconocer cuando están sucediendo,  de situaciones cotidianas que no deben pasarnos desapercibidas sin dejar huella, de realidades que apenas tienen que ver con el dinero, de ilusiones y afanes incompatibles con la envidia y con el egoísmo, de afectos sinceros, de amor.

Pero la mayor verdad que salió de su boca fue que la esencia de la felicidad radica en la necesidad de ser compartida con los demás. En otras palabras, que no podemos ser felices hacia adentro, que no estamos diseñados para la soledad, que es imprescindible que nos proyectemos hacia el exterior, que sin el prójimo no somos nada.


Alejandra, Javier: gracias por vuestra cercanía y afabilidad, por el entusiasmo con el que os conducís, por la sinceridad de un discurso tan necesario. Sin duda alguna, vale la pena interiorizarlo. Es una inversión que no tiene precio.

Enlace de mi artículo sobre el I Congreso Internacional de la Felicidad publicado el año pasado en La Opinión de Tenerife:

miércoles, 16 de mayo de 2012

LOS POBRES DEL FUTURO SON NIETOS DE LOS RICOS DEL PASADO

Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 16 de mayo de 2012



Los hombres y mujeres cuya edad actual oscila entre los setenta y los ochenta años conforman unas generaciones que padecieron el peor escenario posible. Primero trabajaron para sus padres y, una vez casados, lo hicieron para sus hijos. Personas como mis progenitores han sido un ejemplo vivo de honradez, generosidad, austeridad y previsión. Para ellos, el trabajo era una oportunidad de progresar y una puerta abierta a un futuro mejor. Se conformaban con comprar los bienes que entraban dentro de sus posibilidades y, salvo en casos de extrema necesidad, jamás pedían dinero prestado. Pagaban sus facturas puntualmente y siempre ahorraban una parte de sus ingresos por si las circunstancias eran poco propicias. Su ocio consistía en pasar el día en el campo, bañarse en el río más cercano y comer una tortilla de patatas en compañía de la familia y los amigos. Fueron tan prudentes y tan sensatos que crearon la mayor parte de las empresas que sacaron a España de un pasado de penurias para lanzarla a un futuro de oportunidades.

Pero cometieron el grave error de pretender que sus herederos -que actualmente nos situamos a caballo entre la cuarentena y la cincuentena- no tuviéramos que trabajar tanto como ellos. Con la mejor voluntad se cargaron de un plumazo la civilización del esfuerzo y consintieron que su prole gastara más de lo debido, habida cuenta que siempre podían echar mano de los ahorros que, fruto de sus renuncias, habían conseguido reunir. Y en ese histórico momento se abrió la veda al gasto continuo, a la especulación y a la ingeniería financiera, cuya manifestación más conocida ha sido la cultura del pelotazo. Hasta hace bien poco, para demostrar que alguien era rico lo procedente era endeudarse hasta las cejas y así pasamos del vino de mesa al Cabernet Sauvignon y del bocadillo de chorizo a la nouvelle cuisine sin solución de continuidad. Europa, hasta entonces una gran desconocida, irrumpió en nuestra patria en forma de subvenciones y la banca se empleó a fondo en hacer nuestros sueños realidad. Y si algún agorero se arriesgaba a poner de relieve los fallos del sistema se le tachaba de aguafiestas mientras la filosofía del “a vivir que son dos días” seguía su racha triunfal.

Ahora, sin darnos cuenta, el gigante de los pies de barro se ha venido abajo aplastándonos a todos. Se habla del fin de una era, de que nada volverá a ser como antes, de que nunca más tendremos casas en propiedad ni empleos fijos, de que la provisionalidad formará parte de nuestra existencia y, más aún, de la de nuestros descendientes, que harán bueno ese aforismo que dice que “los pobres son los nietos de los ricos”.
Es difícil aventurar cuál es la solución al inmenso problema que nos atosiga pero, a lo mejor, retornar a los valores de antaño podría ser un primer paso. Nada se pierde por probar. Hace escasas décadas numerosos hogares fueron un modelo de esfuerzo y de cordura y sus moradores no fueron menos felices que nosotros. Por el contrario, los psiquiatras afirman que lo han sido incluso más, haciendo buena esa teoría de que no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita. Por lo visto, la sencilla paella, la sandía fresca, el armario de segunda mano o la ropa cosida en casa no eran tan malas opciones. Pero a ver quién es el guapo que les explica este cuento a los chavales que necesitan tener un móvil y unas zapatillas de marca más que el aire que respiran.


Más nos valdría dar las gracias a tantas y tantas personas que nos dejaron en herencia un país próspero y reproducir su ejemplo. Porque, a poco que nos descuidemos, nuestros hijos se convertirán en unos esclavos endeudados que, con suerte, rememorarán algunos relatos legendarios sobre la riqueza que sus antepasados fueron capaces de generar.

sábado, 12 de mayo de 2012

DIFERENCIA ENTRE DIVORCIO Y NULIDAD MATRIMONIAL

Artículo publicado en La Revista de la Feria del Divorcio el 13 de mayo de 2012



La figura de la nulidad se ha convertido en objeto de debate en diversos foros de opinión aunque, por regla general, el conocimiento real acerca de este modelo de disolución matrimonial suele ser escaso, erróneo y no exento de polémica.

Como punto de partida, cabe decir que se trata de un recurso asociado al credo católico y supone la invalidación del matrimonio al existir un vicio o defecto esencial en la celebración del mismo. Por lo tanto, las personas interesadas en instarlo deben haber contraído previa y necesariamente matrimonio canónico, quedando excluidas las que se hayan optado exclusivamente por la vía civil. Una vez abierto el proceso, habrá de demostrarse que antes de la boda existían motivos lo suficientemente relevantes para que el enlace se considerase nulo. Así, no es que la Iglesia anule un matrimonio válido sino que constata que existieron razones anteriores que invalidaron el vínculo establecido.  En este sentido, se diferencia del divorcio en que éste disuelve un matrimonio válido por la mera voluntad de uno o de ambos cónyuges.

Las causas que pueden esgrimirse se agrupan en tres categorías. La primera son los impedimentos  -circunstancias externas que hacen imposible contraer matrimonio-. La segunda son los vicios de consentimiento -circunstancias internas que afectan a la voluntad de los contrayentes-. Y la tercera son los defectos de forma –circunstancias referidas a las formalidades exigidas para contraer válidamente matrimonio-. De entre un nutrido elenco, un ejemplo del primer grupo sería la consanguinidad entre marido y mujer. Para el segundo estaríamos hablando del ejercicio de violencia. Y en el tercero podríamos aludir a la ausencia de párroco o celebrante.
La existencia o no de hijos no es óbice para instar el proceso puesto que su situación personal no variaría y mantendrían idénticos derechos y deberes.

En relación a los pasos a seguir, cualquier abogado en ejercicio está habilitado para la representación procesal de este tipo de pleitos, si bien lo recomendable es acudir a profesionales especializados en Derecho Canónico, habida cuenta la especificidad de la materia de la que se trata.
El inicio tiene lugar con la presentación de la demanda ante el Tribunal Eclesiástico correspondiente, a la que le sucederá la contestación a dicha demanda, que aquí se denomina “citación al Dubio”. Después se abre un período de prueba que incluye la confesión judicial de parte y la declaración de los testigos escogidos por los solicitantes. Asimismo, y siempre que el tribunal lo estime oportuno en aras del esclarecimiento de la causa, es posible acudir a la opinión de los peritos. Una vez oídas las partes, practicada la prueba testifical y obtenidos los informes periciales si procede, el juez da por terminada la investigación y los letrados pueden realizar las alegaciones oportunas. Tras  las conclusiones finales del Defensor del Vínculo, se procede a dictar sentencia. Posteriormente, se envía todo el expediente (incluida esa primera sentencia) a un segundo Tribunal Eclesiástico para su ratificación y, si ésta se produce, se otorga la nulidad definitiva. Sólo en el caso de que ambos tribunales difirieran en sus valoraciones se acudiría a la Sagrada Rota de la Santa Sede, en cuyas manos recaería la resolución definitiva.
Una vez concedida la nulidad eclesiástica, los cónyuges recuperan su condición de solteros y, si así lo desean, pueden volver a contraer matrimonio religioso en el futuro.

Como dato final, recalcar que existen unos plazos legales que hay que respetar ineludiblemente y que normalmente la duración de estos procesos suele oscilar entre los doce y los dieciocho meses.

martes, 8 de mayo de 2012

LOS DEBERES ESCOLARES, OBJETO DE HUELGA

Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 8 de mayo de 2012



Hace escasas fechas me llamó poderosamente la atención el llamamiento a una huelga de deberes promovida por la Federación de Consejos de Padres de Alumnos de Francia. Lo que denuncian nuestros homólogos del país vecino es que las tareas escolares son antipedagógicas, causan tensiones en el seno familiar al obligar a los padres a ejercer de profesores, alargan innecesariamente la larga jornada lectiva, impiden a los niños dedicar un tiempo a la lectura y aumentan las desigualdades entre los alumnos que pueden beneficiarse de la ayuda de su familia y los que no. Su premisa es: “los escolares tienen que mostrar en casa lo que han hecho en clase, no mostrar en clase lo que han hecho en casa”.

Habida cuenta que tengo dos hijos en edad escolar, concedo a este asunto la máxima importancia. Considero que las tareas escolares son esenciales para que los muchachos adquieran su cuota de responsabilidad para el futuro y la madurez necesaria para gestionar su tiempo. Al menos, así lo fue en mi etapa colegial. Sin embargo, los jóvenes de hoy en día se ven con frecuencia en la tesitura de demostrar en las aulas lo que han aprendido en sus hogares. En otras palabras, de poner de manifiesto la capacidad que tienen sus padres para la enseñanza y la supervisión de sus estudios. Y aquí ya entramos en el injusto terreno de la desigualdad, ya que no todas las familias parten de una misma base cultural, ni de similares medios económicos ni de idéntica disponibilidad de tiempo.

Aprecio razones a favor de los deberes escolares que están fuera de toda duda y la principal de todas ellas es que constituyen un vehículo de transmisión de valores tan positivos y necesarios como la disciplina, el esfuerzo, la constancia y el tesón. Sirven asimismo para consolidar los conocimientos y habilidades que se adquieren en la escuela. Pero también podría esgrimir varios argumentos que desmontan la idoneidad de esta práctica, sobre todo en las edades más tempranas. Está demostrado que un niño de primaria atraviesa por una fase incipiente de desarrollo personal e intelectual en la que necesita jugar para desarrollar todas sus capacidades, aprovechar su extraordinaria imaginación y no matar su creatividad. Por lo tanto, con el exceso de trabajo a domicilio corre el riesgo de aburrirse y de gestar una actitud negativa hacia asignaturas como la lengua y las matemáticas, simplemente porque todavía no está preparado para asumir esa sobrecarga. Esas actividades adicionales se le han de exigir dentro de un orden, en su justa medida. En este punto, convendría recordar que, por lo general, los adultos no solemos llevarnos trabajo a casa después de la jornada laboral y menos aún los fines de semana.

Por otra parte, también encuentro sumamente negativa esa insana competitividad que padecen los chiquillos en torno a las notas pero cuyo origen se encuentra a menudo en las pretensiones de los mayores. Cada vez son más los progenitores que suplantan a sus hijos en la realización de los trabajos con el ánimo de que éstos obtengan una calificación superior.

En definitiva, si para que un estudiante responda adecuadamente a las exigencias formativas necesita de una tutela continua, algo está fallando. Se impone una honesta y sincera revisión de esta errónea confusión de roles, porque no es de recibo ni que la docencia recaiga sobre los padres ni que la educación recaiga sobre los profesores.

Mi apuesta pasa por acudir a ese sabio aforismo latino que defiende que en el medio está la virtud. Lo verdaderamente relevante es aprender a pensar y no confundir la capacidad intelectual con el volumen de información adquirida. No obstante, para alcanzar esa meta resulta imprescindible otorgar la máxima importancia a la rutina diaria del esfuerzo. Nuestros hijos crecen a pasos agigantados y, si aspiran a integrarse con garantías en el mercado laboral, tendrán que avanzar cada día por un camino que no admite atajos.

jueves, 3 de mayo de 2012

EL SOL, UN ASESINO SILENCIOSO



Como cada mes de mayo y casi en puertas del verano tendrá lugar en breves fechas la celebración del Día Mundial del Melanoma.

Profundamente convencida de los perjuicios que acarrea una inadecuada exposición al sol, me gustaría aportar mi pequeño grano de arena a esta causa editando de nuevo el artículo que, sobre este tema, publiqué en el periódico La Opinión de Tenerife hace ahora un año.


LA ABSURDA MODA DEL BRONCEADO CONDENA A SUS ADEPTOS


Partiré de dos premisas iniciales antes de abordar el fondo del asunto:

1. La historia de la Humanidad es también la del afán de sus pueblos por seguir unos determinados arquetipos que han ido mudando con el transcurso de los siglos. Así, mientras antaño eran las señoras entradas en carnes y con la tez empolvada de talco las que se llevaban el gato al agua, en la actualidad el formato supuestamente en boga lo encarnan las jóvenes delgadas en extremo que lucen un tono marrónoscurocasinegro.

2. Cada ser humano es libre de desoír cuantos consejos beneficiosos para su salud se le intenten transmitir, amparado en el planteamiento de que, como de algo hay que morirse, al menos que sea disfrutando. Es una opción que respeto aunque, obviamente, no comparto.

Dicho esto, se acaba de celebrar el martes 24 de mayo el Día Mundial del Melanoma con el fin de alertar de nuevo sobre las gravísimas consecuencias que la exposición solar incontrolada acarrea a un cada vez más elevado porcentaje de habitantes de nuestro planeta. Dermatólogos de todo el mundo llevan lustros consagrados a la ardua tarea de concienciar a la sociedad acerca de los riesgos de esta grave enfermedad, responsable del ochenta por ciento de las muertes por cáncer de piel. La incidencia de esta severa patología, cuyas principales causas residen en la radiación ultravioleta y en la predisposición genética, se ha multiplicado por dos en los últimos veinte años, inducida sin ningún género de duda por determinadas modas funestas ligadas al culto a la belleza, que se erigen como responsables de tan espectacular aumento.

En estas fechas previas a la llegada del verano se abre la veda para conseguir a cualquier precio un cuerpo bronceado, objetivo absurdo donde los haya pero que lleva a infinidad de individuos a abusar de esta práctica, desoyendo las sencillas y asequibles recomendaciones de los expertos en la materia e injuriando su epidermis con quemaduras, manchas y arrugas de todos los tamaños y colores. Las continuadas campañas informativas centran sus esfuerzos en tres pilares fundamentales, siendo el primero de ellos el uso imprescindible de cremas protectoras adaptadas a cada tipo de piel. El segundo, no por ello menos importante, consiste en evitar la absorción de los rayos en las horas centrales de la jornada, que se extienden entre las once de la mañana y las cuatro de la tarde. Y como tercer vértice de este triángulo figura el veto sin paliativos de la utilización de cabinas bronceadoras instaladas en centros de estética que, inexplicablemente, siguen funcionando sin restricción alguna.

Por circunstancias personales, durante una etapa de mi vida tuve la oportunidad de compartir la experiencia hospitalaria de varios afectados de melanoma y confieso que me marcó hasta el extremo de hacerme voluntaria de la Asociación Española contra el Cáncer. Recorrí entonces algunos centros escolares tinerfeños impartiendo charlas a los adolescentes sobre hábitos de vida saludable, una de las experiencias más gratificantes que he realizado jamás. Y puedo afirmar con rotundidad que, así como nadie desconfiaba acerca de los perjuicios del tabaco, todos ponían reparos a la hora de admitir los peligros del astro rey. La práctica totalidad de los chavales rechazaba el uso de protectores y frecuentaba piscinas y playas en los tramos horarios más nocivos, desconocedores de que el clima del archipiélago canario explica los elevados índices de este mal sobre su población.

Conviene, no obstante, resaltar que el índice de curación de un melanoma diagnosticado en sus primeras fases se eleva casi al cien por cien de los casos. Por el contrario, cuando ya se ha extendido, el pronóstico es sumamente negativo y de ahí que la observancia de unas normas y el establecimiento de unas revisiones periódicas constituyan las medidas preventivas por excelencia. Seamos, pues, inteligentes y no nos dejemos arrastrar por modas pasajeras que menoscaban nuestra calidad de vida.