martes, 28 de julio de 2015

JORNADAS DE DERECHO MATRIMONIAL CANÓNICO



Artículo para la Revista del Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife






Recientemente se celebraron en la sede del Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife unas Jornadas de Derecho Matrimonial Canónico, organizadas en colaboración con el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias.

La inauguración corrió a cargo de la Decana de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna, Doña Elvira Afonso Rodríguez,  a quien acompañaron el Director del ISTIC y Secretario-Canciller del Obispado de Tenerife, Don Víctor Manuel Álvarez Torres, y el ponente de las citadas jornadas, Don Carlos Morán Bustos.

Monseñor Morán nació en Madrid en 1969, aunque está muy vinculado a la ciudad de Cuenca, donde estudió hasta COU en el Seminario Menor de Santiago Apóstol, y posteriormente Filosofía y Teología en el Seminario Mayor de San Julián. Ordenado sacerdote en 1993, cursó en la Universidad Pontificia de Roma la licenciatura en Derecho Canónico, obteniendo más tarde el título de Doctor con la máxima calificación. Su tesis versó sobre “El ius impugnandi matrimonium y la posibilidad del litisconsorcio activo de los cónyuges en el proceso declarativo de nulidad matrimonial”.  Ha ejercido como Juez Diocesano y Vicario Judicial de la diócesis de Cuenca. Es docente de las universidades de Navarra, Comillas y San Pablo CEU. En 2009 fue nombrado Decano del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica de España. Asimismo, es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y capellán del colegio Mater Salvatoris de Madrid.

Los contenidos del curso -centrado en el proceso, los aspectos de la pericia psicológica y otras cuestiones particulares relativas al Derecho Matrimonial Canónico- se distribuyeron durante tres días en un ambiente de interés y participación por parte de los asistentes al mismo. Por orden de exposición, se trataron los siguientes puntos:

-La capacitación natural para el matrimonio o la estructura ontológica conyugal de la persona.
-Orientaciones del Magisterio Pontificio sobre la capacidad o incapacidad consensual y sobre la prueba pericial.
-Critología probatoria y valor de la prueba pericial.
-Condiciones de la realización de la prueba pericial.
-La prueba pericial a la luz del artículo 209 de la “Dignitas Connubii”: madurez psicológica y madurez canónica.
-Inmadurez afectiva y nulidad del matrimonio.
-Trastorno obsesivo-compulsivo y nulidad del matrimonio.
-Personalidad dependiente y nulidad del matrimonio.
-Narcisismo, histrionismo, donjuanismo y nulidad del matrimonio.
-Criterios de actuación de los miembros del Tribunal y los abogados en el desarrollo del proceso de nulidad.
-El Veto: implicaciones teóricas y prácticas.
-El derecho a la verdad y el proceso de nulidad: diligencia y celeridad en la tramitación de los procesos de nulidad.

Como punto de partida, conviene señalar que el Derecho Canónico es una ciencia jurídica que conforma una rama dentro del Derecho y cuya finalidad es estudiar y desarrollar la regulación jurídica de la Iglesia Católica, que está dotada desde sus inicios de una organización propia y de un ordenamiento específico. Este sistema es comúnmente conocido como Derecho Canónico, haciendo así alusión a una de sus principales fuentes normativas: los cánones o acuerdos conciliares. Cuenta con sus propios tribunales, abogados, jurisprudencia y códigos completamente articulados. Puede dividirse a su vez en distintas ramas, como la constitucional, fundamental, administrativa, penal, procesal, sacramental y matrimonial. En cuanto a esta última, destacar como una característica fundamental del matrimonio canónico que produce efectos civiles.
El ponente inició su exposición señalando la idea central de que el hombre es un ser capaz de amar  (base de la capacitación natural del matrimonio). Así, la indisolubilidad del vínculo es una exigencia del amor, siendo el consentimiento, no un acto de afecto, sino de voluntad que deriva en el pacto conyugal. Es pues la verdadera causa eficiente del matrimonio. Para su estudio han resultado importantísimas las aportaciones de la psicología, la psiquiatría y la antropología. En este sentido, las pericias de los profesionales son muy necesarias en los casos de limitaciones psíquicas de los cónyuges, ya que cualquier obstáculo en la relación no es motivo de nulidad, como no lo son la infelicidad matrimonial o el determinismo genético o social.
Al igual que sucede en otros órdenes jurídicos, la clave del proceso canónico reside en la instrucción y en la observancia de una serie de principios, como los de autorresponsabilidad, contradicción, veracidad, necesidad de prueba, libre apreciación y publicidad. En realidad, se asemeja más al proceso penal que al civil. La clave de la pericia se sustenta sobre los hechos, de tal manera que debe proceder de un método siempre inductivo y nunca deductivo. Y tal estudio atañe al momento de contraer el matrimonio, siendo ineludible distinguir entre las causas de exclusión –que remiten a la voluntad hábil- y las causas de incapacidad -que remiten a la voluntad inhábil-.
A lo largo de las sesiones se procedió a la exposición de diversas personalidades del ser humano:
-En el caso de los narcisistas, se caracterizan por la necesidad de admiración, siempre están pendientes de las apariencias y poseen una autoestima muy baja, que les incapacita para dar auténtico afecto.
-Los histriónicos son un subgénero de estos y resultan muy difíciles de tratar. Tienden a exagerar y a dramatizar las situaciones, son muy hirientes, necesitados de fascinar, en absoluto discretos, sugestionadores y centrados en la idea del amor platónico. Van de víctimas y recurren al chantaje emocional.
-En cuanto al donjuanismo, es más propio de los hombres, que se mueven por el afán de conquistar el mayor número posible de “piezas”. Son esencialmente infieles e incapaces de amar.
-Por lo que respecta a los afectados de trastorno obsesivo compulsivo, se trata de personas perfeccionistas y meticulosas, tendentes al pensamiento reiterativo y con un exagerado sentido de la responsabilidad. Reprochan a la otra persona sus fallos y errores y son inflexibles e intolerantes, más consigo mismos que con los demás.
-Por último, los paranoicos son individuos susceptibles, excesivos y celotípicos que llevan todo al terreno personal. Es un comportamiento que presenta más incidencia en las mujeres.
Volviendo al aspecto procesal de las nulidades matrimoniales, y al margen de ofrecer una información completa sobre las sucesivas etapas del proceso, se pusieron de manifiesto algunas cuestiones imprescindibles e inherentes al mismo, como la verdad como primer criterio de actuación –tanto del juez como de las partes, los letrados y el Defensor del Vínculo-, la búsqueda de la justicia, el respeto de la ley y la jurisprudencia, la exigencia de obrar según ciencia y conciencia, la necesidad de mantener y respetar la dignidad y la lealtad profesionales, la probidad moral y honestidad de vida como modelo a seguir, así como la independencia y la libertad personal, la diligencia y celeridad en la tramitación de las causas, el principio de información y reserva y la dimensión vocacional del quehacer jurídico de cuantos actúan en el proceso de nulidad.
Para finalizar, y centrándome en este último punto – el que alude a la vocación de los intervinientes en el proceso-, me gustaría señalar a título personal la importancia que reviste una nulidad matrimonial para los creyentes afectados por ella. Probablemente, como también ocurre con otras experiencias vitales tan vinculadas a la intimidad de las personas y al ámbito estrechamente ligado a sus afectos y a sus creencias, sólo pueda comprenderse en su dimensión más plena cuando se ha vivido en primera persona.

viernes, 24 de julio de 2015

ESE AROMA A TINTA RECIÉN IMPRESA





Como decía el entrañable Don Hilarión en la zarzuela “La Verbena de la Paloma”, hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.

Esta realidad, por otra parte indiscutible, a algunos nostálgicos recalcitrantes como a mí nos cuesta digerirla convenientemente. Sin ir más lejos, como aficionada patológica a la lectura que soy,  para mí no existen más libros que los libros de papel. Sé que es un grave error instalarme en semejante postura tan inflexible pero, de momento, no estoy preparada psicológicamente para dar el salto al formato electrónico. Llegará, pero no tengo prisa.

Lo mismo que con la literatura me ocurre con el séptimo arte. Para mí no existen más películas que las exhibidas en pantalla grande. Lo sé. Es un error instalarme en semejante postura tan inflexible pero, de momento, no estoy preparada psicológicamente para prescindir de uno de mis mayores placeres. La magia de la sala oscura, con sus filas de asientos, con su moqueta en paredes y suelos, con esa atmósfera creada por unos espectadores ávidos de nuevas experiencias, no puede compararse con la proyección de un DVD encorsetada entre las cuatro paredes de una pequeña habitación. Tendrá otras ventajas, no digo yo que no, pero la fascinación de la imagen y el sonido a gran escala no tiene rival.

No me duelen prendas al reconocer que, aunque los escritos de épocas pasadas se han conservado -sea en grabados sobre piedras, sea en papiros, pergaminos o tablas de madera-, las nuevas tecnologías les han abierto un campo insospechado para su conservación y su difusión. Hasta los defensores más acérrimos de los libros tradicionales admitimos  las ventajas que ofrecen los e-books, entre ellas la capacidad de almacenamiento, la comodidad de su transporte e, iIncluso a la larga, el ahorro económico. Pero ¿dónde queda ese aroma a tinta recién impresa,  ese tacto de las hojas al pasar, esa sensación de acunar a un ser vivo entre los brazos? 

Todavía no quiero prescindir de ello. No puedo. Necesito subrayar las frases, marcar las páginas con los dibujos de mis hijos, colocar esos pétalos de rosas regaladas con vocación de eternidad. Aunque me tachen de antigua.


lunes, 20 de julio de 2015

"INSIDE OUT", LA MEJOR APUESTA CINEMATOGRÁFICA DE 2015





El Séptimo Arte mantiene una enorme deuda artística con las mentes privilegiadas que desarrollan los proyectos de la productora PIXAR. De esta factoría de realización de largometrajes, con apenas dos décadas de vida, han nacido innumerables joyas que, no sólo han revitalizado el género de animación en particular, sino el cine en su conjunto. Títulos como “Toy Story”, “Buscando a Nemo”, “Monstruos S.A.”, “Los increíbles”, “Up” o “Ratatouille” han marcado un antes y un después dentro de este particular universo cinematográfico. 

Dichas cintas son un alarde de diversión, emoción, inteligencia y originalidad, virtudes que escasean por desgracia en el actual mundo del celuloide. Se trata de obras que convencen al público en su conjunto, sean niños, jóvenes, adultos, críticos, académicos o profesionales del sector. Son capaces de acaparar simultáneamente los primeros puestos de la recaudación y los galardones más prestigiosos de la industria. Aspiran a la excelencia y, la mayor parte de las veces, la alcanzan. Por ello, cada una de sus nuevas aventuras es un acontecimiento en sí mismo. 

Ahora se estrena “Del revés” ("Inside Out"), una muestra de creatividad y valentía que en nada se parece a lo presentado hasta la fecha por sus creadores. Ya sólo por esa virtud de ir contra corriente y apostar por ideas novedosas -con el riesgo que ello comporta-, merecen el reconocimiento más unánime. En esta ocasión conservan en gran medida sus características señas de identidad, aunque los dibujos actuales poseen un marcado acento surrealista que quizá coja por sorpresa a los espectadores más convencionales. Por medio de una serie de imágenes que parecen salidas de unos cerebros más jóvenes y modernos si cabe, la narración ofrece dos visiones distintas pero complementarias. Una sucede en el interior de los personajes y la otra en su exterior, reflejando estilos muy diferentes. 

Cuenta la historia de una niña que, en compañía de su familia, debe superar el obstáculo de mudarse de ciudad a la otra punta de los Estados Unidos. Su protagonista, Riley, será guiada por sus emociones: Alegría, Miedo, Ira, Asco y Tristeza. Cada una de ellas vive en el centro de control de su cabeza, desde donde la ayudarán y aconsejarán en su día a día. La joven tratará de adaptarse a su nueva existencia en San Francisco pero el caos se instalará en su cerebro. Aunque Alegría, su emoción principal y más importante, intentará mantener una actitud positiva, las demás chocarán a la hora de decidir cómo actuar en una nueva población, un nuevo hogar y una nueva escuela. 

Prodigiosa por su ambición de ir siempre un paso más allá, “Al revés” mantiene la comicidad y la ternura, aunque con un nuevo sentido visual que no se parece en absoluto a ningún título estrenado hasta la fecha. De trama compleja pero de presentación sencilla, nos ofrece un guión ingenioso, incluso denso, aderezado con un tipo de fantasía animada apta para públicos de cualquier edad. Transmite un aluvión de ingenio que, a buen seguro, requerirá de más de un visionado para poder captar en toda su magnitud. 

Como ya sucediera con otras apuestas revolucionarias y refrescantes –por ejemplo, “Pesadilla antes de Navidad”-, no queda otra opción que aplaudir con intensidad este trabajo, que cosechó una ovación cerrada en el último Festival de Cannes. Sin duda, constituye la mejor propuesta de la cartelera de verano, por no decir de la temporada. Sus realizadores son Pete Docter (responsable, a su vez, de “Monstruos S.A.” y “Up”) y Ronaldo del Carmen, que da el salto a la dirección desde el departamento de animación de “Ratatouille”. Pese a ser poco conocidos por el gran público, se trata de cineastas muy profesionales que dominan las técnicas del entretenimiento y de la diversión. 

Una auténtico lujo.

Crítica publicada por Gerardo Pérez en su blog CINE EN PANTALLA GRANDE, donde tengo el placer de colaborar.

viernes, 17 de julio de 2015

DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO DE ELEGANCIA


Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 17 de julio de 2015

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 23 de julio de 2015



LA ELEGANCIA ES LA ÚNICA BELLEZA QUE NUNCA SE DESVANECE


Dice el regidor granadino José Torres Hurtado que “las mujeres, cuanto más desnudas, más elegantes”. Abundando en el despropósito, afirma también que “los hombres, cuanto más vestidos, más elegantes”. Y ante la perplejidad del respetable, que le solicita una explicación a tamaña patochada, se apresura a aclarar que le mueve exclusivamente el noble afán de asesorar sobre el vestuario más adecuado para poder hacer frente a la ola de calor que padecen estos días en los aledaños de La Alhambra. 

Supongo que, en base al mismo argumento meteorológico, considerará exportable su ocurrencia al resto de la piel de toro, donde la canícula está causando igualmente verdaderos estragos. Por lo visto, para el alcalde de la bella capital andaluza, el termostato femenino y el masculino varían sustancialmente, más o menos como su concepto de elegancia y el mío, a los que les separa un abismo infinito. 

Pocas muestras de ordinariez me resultan más patentes que las de aquellas señoras cuya triste carta de presentación se traduce en lucir atuendos lo más escuetos posible, exhibir escotes desproporcionados y marcar curvas cárnicas desde el cuello hasta los tobillos, opciones todas ellas a años luz de la finura. Asumo, aunque no sin esfuerzo, que cada una es libre de lanzar su oferta anatómica al mercado como lo estime más oportuno. Pero, para mi gusto, ejemplos como los de Jennifer López sobre las consabidas alfombras rojas son deplorables. Yo me decanto por la estela de Audrey Hepburn, icono por excelencia de la delicadeza y la distinción. 

La elegancia procede del interior y, como su propio nombre indica, es la cualidad que nos lleva a elegir lo bello en vez de lo ordinario, lo armonioso en vez de lo desproporcionado, lo sencillo (que no lo simple) en vez de lo ostentoso. Eleva a las personas en lugar de rebajarlas, y no va necesariamente unida al dinero ni a la posición social. Y, por descontado, resulta de todo punto incompatible con el desaliño y la suciedad, tan en boga en la nueva generación de políticos que reivindican la falta de higiene y el abandono físico como estandartes de sus ideologías. 

Por alguna razón que se me escapa, proliferan en los últimos tiempos los concejales, consejeros y cargos de confianza que hacen gala de una ausencia total de estética y de modales, lo que abochorna a cualquier ciudadano con un mínimo de civismo, incluidos algunos de sus votantes. No me cabe duda de que, entre la esclavitud de la imagen y este alarde de chabacanería, existe un término medio. También sé de sobra que el aspecto externo no debe ser en absoluto el principal rasgo a tener en cuenta. Pero es que, si me traslado al campo del discurso, el panorama tampoco mejora. 

Comentarios ofensivos sobre víctimas del terrorismo, fotografías provocadoras orinando en la vía pública o declaraciones groseras y amenazantes hacia quienes practican determinado credo religioso, definen muy negativamente a sus autores y, por mucho que quieran justificarlo, no se circunscriben al ámbito de la libertad de expresión. La cruda realidad es que, mientras unos albergan pensamientos agresivos y zafios, otros se decantan por el equilibrio y la moderación en sus comportamientos. En idéntico sentido, mientras unos optan por ir limpios y vestir con corrección, otros prefieren la suciedad y la indumentaria salida de tono. 

Por lo tanto, en vez de asociar la elegancia femenina a su desnudez o recoger las actas de representación municipal en cholas y pantalón corto, nuestros gobernantes deberían dedicarse con la máxima urgencia a fomentar la buena educación, la cultura, el respeto hacia los demás, el talante democrático, la capacidad de escuchar al prójimo, la delicadeza en el trato, la amabilidad, la solidaridad y la sensibilidad, y dejar de avergonzarnos a la mayoría ciudadana con sus exabruptos verbales y sus postureos escénicos. Parafraseando a Haruki Murakami, de eso hablo cuando hablo de elegancia.





martes, 14 de julio de 2015

FANTASMAS BINARIOS





En la mañana de ayer lunes tuve la suerte de acompañar mi café con la lectura de un artículo de opinión cuyo contenido comparto plenamente. De hecho, me sentí tan identificada que he decidido compartirlo de inmediato en las páginas de mi blog. Me recuerda a otro que yo misma escribí hace bastante tiempo, titulado FOBIA A LA NOMOFOBIA.
Su autor es el escritor y periodista Guillermo Busutil, un granadino cosecha del 61 que, visto su año de nacimiento, no es víctima de la LOGSE. Y se nota…
A continuación, adjunto algunos de sus extractos:
A bordo de una pantalla, la gente vive las prisas del instante. Con las yemas subiendo y bajando la rauda velocidad de la vida, sin degustar las pausas, el placer de extraviarse dentro del tiempo para suceder en otra parte.
Hoy día no se filtra el tiempo ni se busca gozar su naturaleza huidiza. La gran mayoría lo consume superficialmente, saltando vertiginosamente de una información a otra. La gente ha olvidado que en la lectura de buenos libros, en la conversación abierta con nosotros mismos y con el otro, en el amor y sus estaciones, en el trabajo o vagabundeando por el pensamiento, encontramos nuestra identidad, ideas claras de que en lo real somos reales e irrepetibles.
En el otro mundo, el digital, el tecnológico, en el que cada día más gestionamos nuestro yo y nuestras relaciones, somos fantasmas binarios y en zigzag. Aislados, sin darnos cuenta, en un mundo iluminado ininterrumpidamente, en permanente exposición y visibilidad, donde nada de lo íntimo puede permanecer oculto o en el ámbito privado.
España está a la cabeza de la Unión Europea en número de smartphones (23 millones). Según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas, revisamos el smartphone unas 150 veces al día. La adicción tecnológica ataca sobre todo a los más jóvenes, los llamados nativos digitales. Hace poco la University College de Londres publicó un estudio indicando su incapacidad de analizar información compleja, al ser más propensos a leer a toda prisa y de forma más superficial.
Dicho informe del CIS también señala que la mitad de los españoles no compró ningún libro en 2014 y que el 35% no lee nunca. Unos datos que certifican esta nueva manera de leer la vida y responder sin detenerse un instante a reflexionar. No es raro el empobrecimiento mental que ello conlleva.
Cuando la vida se convierte en correr de un lado para otro, sin saber a dónde se va ni a qué se ha ido no es extraño que surjan voces defendiendo el bienestar de la vida analógica o declarándose amishs tecnológicos.

Como yo que, a mucha honra, me declaro amish tecnológica. 

viernes, 10 de julio de 2015

UN VIAJE INOLVIDABLE HACIA EL INTERIOR DE UNO MISMO



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 10 de julio de 2015

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 20 de julio de 2015





Tal vez sea por haber nacido en Pamplona. O quizá porque mi madre vio la luz a pocos kilómetros de Puente la Reina y su familia es originaria de la hermosa y estrellada Tierra Estella. O porque heredé el credo firme de mis antepasados, que tanto me esmero en transmitir a mis descendientes. O, simplemente, por haber recorrido desde muy niña una Navarra pavimentada con conchas de vieira y regada por los sudores ancestrales de quienes la han atravesado desde que el mundo es mundo. Lo cierto es que me ha llenado de emoción que la Organización de las Naciones Unidas para el Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) acabe de incluir cuatro rutas jacobeas del Norte de España en el listado de Patrimonio de la Humanidad, completando de este modo los anteriores reconocimientos del Camino Francés (1993) y de las sendas galas (1998).

Por su energía implícita -que trasciende al ámbito de la religión y de las creencias-, el Camino de Santiago se erige como un fenómeno cultural y social en creciente escalada desde los pasados años noventa, aunque su origen data del año 812, cuando se encontraron varias reliquias del Santo que, según reza la leyenda, fue enterrado en el noroeste de la Península Ibérica, territorio que él mismo había evangelizado. Para miles y miles de caminantes, se trata de un viaje inolvidable hacia el interior de sí mismos, una ocasión de oro para intensificar el contacto con la naturaleza y una posibilidad sin igual de conocer las joyas artísticas y gastronómicas que adornan las comarcas por las que atraviesa. 

He escuchado infinidad de testimonios de amigos que se han visto transformados en alguna medida tras haber protagonizado una de las mayores aventuras de sus vidas. Gentes muy queridas por mí que, a pesar de su postura crítica hacia la jerarquía eclesial, me ha reconocido un antes y un después en su manera de afrontar el futuro y de manifestar los sentimientos. Por otra parte, al propio marco de la peregrinación, la Ruta Jacobea suma el incalculable valor histórico de las distintas vías por las que discurre, plenas de muestras arquitectónicas, pictóricas, escultóricas y paisajísticas que no admiten comparación. A día de hoy, constituye sin duda alguna uno de nuestros hitos más exportables desde el punto de vista internacional. De hecho, resulta muy revelador el dato de que siete de cada diez peregrinos sean de nacionalidad extranjera.

El afán de apaciguar el alma no es, pues, exclusivo de los creyentes, ni mucho menos. Por el contrario, es percibido y experimentado por mujeres y hombres de toda edad y condición. Aun así, negar que esta intensa experiencia está estrechamente relacionada con la fe en Dios sería faltar a la verdad, por más que dicha virtud no sea el único impulso que arrastra a tantísimos seres a caminar sin descanso con los ojos puestos en la meta final de Compostela, donde reposan los restos del discípulo más viajero de Jesús. De hecho, antes incluso de que el Apóstol llegase a la capital de Galicia, ya se hablaba de un itinerario similar al actual, cargado también de magia y espiritualidad.

Y es que el deseo de meditar, de sentir la soledad, de abrirse al prójimo o, sencillamente, de gozar de momentos irrepetibles, sobrevive al paso del tiempo, como ocurre con el objetivo de superación de los obstáculos o con la búsqueda de la verdad más íntima. Y si puede ser al aire libre y con un ritmo sosegado, mejor que mejor. A tenor de mi limitada experiencia, la grandeza del Camino está en las pequeñas cosas, pero también en el enorme respeto a sus más de mil años de historia viva. Por lo tanto, sea muy bienvenido este reciente reconocimiento mundial por parte de la UNESCO.  Pocas inversiones parecen resultar más rentables que la de hacerse con un bastón de madera y con el caparazón de un molusco.