martes, 31 de mayo de 2016

CiudArte: LA VOCACIÓN PEDAGÓGICA DE UN ESCRITOR



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 28 de mayo de 2016 





 La verdad necesita de un gran vacío, de un silencio donde pueda aposentarse, 
 sin que ninguna otra presencia se entremezcle con la suya, desfigurándola. 
 El que escribe, mientras lo hace, necesita acallar sus pasiones 
 y, sobre todo, su vanidad. 

 MARÍA ZAMBRANO 




Supongo que todos los enamorados de las letras nos preguntamos qué razón nos impulsa a situarnos frente a la página en blanco y comenzar a llenarla de palabras. En mi caso particular, defiendo la teoría de que escribir es un modo de sobrevivir. Nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que certezas y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, y el sentido o el sinsentido de la Historia. 

Coincido con el Nobel Mario Vargas Llosa cuando afirma que la literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos. Sin embargo, hay también quien siente la escritura como parte primordial de su propia vida, como si ambas -escritura y vida- estuviesen entrelazadas y caminasen juntas casi desde un mismo centro. Personas para quien la palabra es acto. Acción siempre transformadora. Creo que este es el caso de Francisco Ramírez Viu. 

Hace algunos meses el destino me deparó una grata sorpresa en forma de bellísimo texto literario titulado CARTAS DESDE EL RÍO. Su autor es, como digo, el escritor grancanario Francisco Ramírez Viu y en estas fechas de Ferias del Libro me gustaría compartir la esencia de su proyecto artístico, que voy conociendo poco a poco, y se difunde a través de talleres de escritura (entendida esta, no sólo como una rama del arte, sino como vía para entender mejor el propio equilibrio personal). Su sencilla metodología consiste en ir encontrando un orden y un equilibrio en el pensamiento, en el tono, en la voz, en el ritmo y en el tiempo verbal de los textos e ir descubriendo, al mismo tiempo, las raíces del sentir y del pensar de quien escribe. Su propuesta consiste en “aprender a mirar”, a sentir y a pensar desde el trabajo contemplativo, una actividad en la que interviene de modo decisivo el silencio y que está inspirada en la filosofía de la escritora María Zambrano, cuya extensa obra -entre el compromiso cívico y el pensamiento poético- sólo fue reconocida en España tras un largo exilio cuando, ya anciana, fue galardonada con los dos máximos reconocimientos de las letras españolas: el Premio Príncipe de Asturias (1981) y el Cervantes (1988). 

Por su parte, la obra literaria de Ramírez Viu ha obtenido, entre otros galardones, el “Francisco Umbral” de Novela y el “Gran Canaria” de Literatura, cultivando distintos géneros como la narrativa, la poesía y el ensayo. Acaba de publicar su último título, EN LOS CLAROS DEL BOSQUE. EL ENCUENTRO DE MARÍA ZAMBRANO CON LA RAZÓN POÉTICA. Asimismo, es director de ciudArte (www.ciudarte.es), una iniciativa docente inspirada en la visión de la pensadora malagueña, desde la que difunde la idea de una literatura comprometida con el silencio para que, tanto adultos como niños, aprendan a escribir desde la contemplación. He tenido la suerte de leer algunos de los textos surgidos en sus talleres infantiles y reconozco mi asombro ante su hondura y su belleza. Sé que estos talleres se desarrollan en gran parte en entornos naturales, donde puede hacerse más acogedor el diálogo con la realidad. Entiendo el tesoro que encierran y me gustaría dar fe de ellos en algún artículo venidero. 

Considera Viu que los cinco sentidos están comunicados entre sí y que, a su vez, se interrelacionan con otros “sentidos”, como la imaginación, la memoria y la intuición. Y es esa escritura que nace de la quietud contemplativa la que se alza como un magnífico recurso para transformar y armonizar el propio mundo interior. Además, aprender a respetar la palabra (lo que se dice, cómo se dice y por qué se dice) favorece el respeto a otras palabras dadas y recibidas en distintos momentos de nuestra vida, para revestirlas de honestidad y hacerlas coherentes con nuestros actos. 

Adhiriéndose a esta hermosa aventura, desde el pasado día 21 de mayo la población de San Fernando de Maspalomas acoge de forma permanente el Aula María Zambrano de Estudios Sociales y Literarios con la finalidad de expandir entre sus participantes la actitud poética y la capacidad de expresión. Ramírez Viu impartirá allí algunos talleres para adultos de forma periódica a partir del próximo curso. Hoy más que nunca, es preciso hacerse eco de este tipo de iniciativas nacidas en el archipiélago canario, tan necesarias y enriquecedoras desde el punto de vista cultural y social. Por mi parte, seguiré su pista y continuaré apoyando y difundiendo -desde mi humilde posición- este importante proyecto nacido de la vocación pedagógica de un escritor.

viernes, 27 de mayo de 2016

CALCINARSE AL SOL COMO OBJETIVO VERANIEGO



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 27 de mayo de 2016

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 3 de junio de 2016






La Historia de la Humanidad es también la del afán de sus pueblos por seguir unos determinados arquetipos que han ido mudando con el transcurso de los siglos. Así, mientras antaño eran las señoras entradas en carnes y con la tez empolvada de talco las que se llevaban el gato al agua, en la actualidad el formato supuestamente en boga lo encarnan las jóvenes delgadas en extremo que lucen un tono marrónoscurocasinegro. Tampoco cabe duda de que cada ser humano es libre de desoír cuantos consejos beneficiosos para su salud se le intenten transmitir, amparado en el planteamiento de que, como de algo hay que morirse, al menos que sea disfrutando. Es una opción que respeto aunque, obviamente, no comparto. 

Como cada año por estas fechas se acaba de celebrar el Día Mundial del Melanoma, con el fin de alertar de nuevo sobre las gravísimas consecuencias que la exposición solar incontrolada acarrea a un cada vez más elevado porcentaje de habitantes de nuestro planeta. Dermatólogos de todo el mundo llevan lustros consagrados a la ardua tarea de concienciar a la sociedad acerca de los riesgos de esta grave enfermedad, responsable del ochenta por ciento de las muertes por cáncer de piel. La incidencia de esta severa patología, cuyas principales causas residen en la radiación ultravioleta y en la predisposición genética, se ha multiplicado por dos en los últimos veinte años, inducida indiscutiblemente por determinadas modas funestas ligadas al culto a la belleza, que se erigen como responsables de tan espectacular aumento. 

En estas fechas previas a la llegada del verano se abre la veda para conseguir a cualquier precio un cuerpo bronceado, objetivo absurdo donde los haya pero que lleva a infinidad de individuos a abusar de esta práctica, desoyendo las sencillas y asequibles recomendaciones de los expertos en la materia e injuriando su epidermis con quemaduras, manchas y arrugas de todos los tamaños y colores. Las continuadas campañas informativas centran sus esfuerzos en tres pilares fundamentales, siendo el primero de ellos el uso imprescindible de cremas protectoras adaptadas a cada tipo de piel. El segundo, no por ello menos importante, consiste en evitar la absorción de los rayos en las horas centrales de la jornada, que se extienden entre las once de la mañana y las cuatro de la tarde. Y como tercer vértice de este triángulo figura el veto sin paliativos de la utilización de cabinas bronceadoras instaladas en centros de estética que, inexplicablemente, siguen funcionando sin restricción alguna. 

Por circunstancias personales, durante una etapa de mi vida tuve la oportunidad de compartir la experiencia hospitalaria de varios afectados de melanoma y confieso que me marcó hondamente, hasta el extremo de hacerme voluntaria de la Asociación Española contra el Cáncer. Recorrí entonces algunos centros escolares tinerfeños, impartiendo charlas a los adolescentes sobre hábitos de vida saludable (una de las experiencias más gratificantes que he realizado jamás). Y puedo afirmar con rotundidad que, así como nadie desconfiaba acerca de los perjuicios del tabaco, todos ponían reparos a la hora de admitir los peligros del astro rey. La práctica totalidad de los chavales rechazaba el uso de protectores y frecuentaba piscinas y playas en los tramos horarios más nocivos, desconocedores de que el clima del archipiélago canario explica los elevados índices de este mal sobre su población. 

Aun así, conviene resaltar que el índice de curación de un melanoma diagnosticado en sus primeras fases se eleva casi al cien por cien de los casos y que los avances en esta materia están siendo espectaculares. Por el contrario, cuando ya se ha extendido, el pronóstico es sumamente negativo y de ahí que la observancia de unas normas y el establecimiento de unas revisiones periódicas constituyan las medidas preventivas por excelencia. Seamos, pues, inteligentes y no nos dejemos arrastrar por modas pasajeras que menoscaban nuestra calidad de vida y nos sitúan al borde de un precipicio.

martes, 24 de mayo de 2016

NO NECESITAMOS MÁS LEYES SINO MEJORES DIRIGENTES






Vivimos una época de aparente falta de normalidad en buena parte de nuestro entorno. Es como si las normas que habían servido hasta la fecha para regular nuestra convivencia, se hubieran visto de pronto sobrepasadas por una serie de situaciones imprevistas y de acontecimientos sorprendentes (cuando no directamente disparatados). Candidatos a Presidentes autonómicos que van en el número cuatro de la lista electoral. Llamadas a la desobediencia civil efectuadas, no desde grupos revolucionarios que reniegan del sistema, sino desde los propios cargos públicos institucionales. 

Aspirantes a la Jefatura del Gobierno central que renuncian a ser propuestos para la sesión de investidura y que, al mismo tiempo, manifiestan seguir aspirando a ocupar dicho cargo. Líderes minoritarios que pretenden aglutinar en su persona amplias mayorías sociales. Formaciones políticas que, tan pronto se presentan como un proyecto único como tratan de disgregarse en varios grupos parlamentarios. Contundentes líneas rojas en período de negociaciones que, repentinamente, se difuminan en virtud de unas estrategias poco claras, por no decir oscuras. 

Dentro de este escenario convulso, son muchas las voces que anhelan encontrar en las leyes la respuesta a estos sucesos de nuevo cuño y de difícil explicación que se acumulan día tras día. Incluso hay quienes, no hallando en las normas la solución precisa a esta coyuntura que nos está tocando vivir, optan por recurrir al argumento de que nuestro ordenamiento jurídico es deficiente. Sin embargo, en mi opinión, no existe ningún vacío flagrante en nuestra Constitución ni tampoco lagunas sonrojantes en la legislación española. Lo que constato es una patente ausencia de categoría en nuestros líderes, unida a unos planteamientos torticeros y a unas estrategias partidistas provenientes de las formaciones a las que representan. 

En definitiva, no necesitamos más leyes sino mejores dirigentes. Pero, más preocupante aún que todo lo anterior, es la carencia de un rumbo claro de nuestra sociedad. No es sólo que no se sepan abordar los grandes problemas de nuestro tiempo -crisis económica, precariedad de derechos, corrupción, terrorismo, educación, falta de medios a la hora de impartir justicia-, sino que ni siquiera existe un planteamiento en condiciones sobre cómo comenzar a trabajar en serio para revertir esta tesitura que atormenta a gran parte de la ciudadanía. 

¿Queremos ser un Estado Federal? ¿Preferimos retornar a fórmulas más cercanas al modelo centralista? ¿Qué hacemos con el Senado? ¿Cómo abordamos el diseño de la Administración Local? Incluso, trascendiendo nuestras fronteras, ¿hacia dónde va la Unión Europea? ¿Seguimos soñando con el proyecto de los Estados Unidos de Europa? ¿O reafirmamos las soberanías nacionales y ponemos freno a las ansiosas exigencias que emanan desde Bruselas? Esa falta de un plan firme y diáfano que resuelva los problemas y responda a las dudas nos impide centrarnos en lo realmente importante. Nos movemos a ciegas. Estamos perdidos. 

A la postre, al ciudadano le es indiferente si sus conflictos tienen su origen en el Ayuntamiento, en la Diputación Provincial, en el Cabildo, en el Gobierno Autonómico, en el Ejecutivo Central o en la Troika. Lo que quiere son soluciones que redunden en su calidad de vida. Lo que exige son unos servicios públicos eficaces y de nivel. Lo que necesita es que sus derechos se hagan efectivos. Por el contrario, choca una y otra vez contra unas altas esferas que se pierden en disquisiciones absurdas sobre asuntos como el ficticio derecho a decidir, el galimatías competencial entre las distintas Administraciones y la pugna entre sus organigramas. 

Mientras no se arbitre un modelo que concite cierta unidad y que agrade a una mayoría social, será imposible afrontar con éxito los asuntos de fondo y avanzar hacia un futuro mejor para todos.

Colaboración con Gerardo Pérez

viernes, 20 de mayo de 2016

LA NECESIDAD DE FOMENTAR OTRO MODELO DE MUJER



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 20 de mayo de 2016

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 25 de mayo de 2016





La última campaña publicitaria de una famosa marca española de embutidos se está extendiendo como la pólvora por las redes sociales. Y es que el mensaje que transmite mueve sin duda a la reflexión: “alimentando otro modelo de mujer”. Ojalá que sus promotores consigan, además de aumentar sus ventas, fomentar de una vez por todas una apariencia femenina más realista y saludable.  

A estas alturas del almanaque, dietistas y nutricionistas suelen aprovechar para revelar sus informes anuales, en los que avalan que, ante la inminente llegada de la época estival, millones de personas se ponen a dieta, la inmensa mayoría de ellas sin recurrir a la supervisión de un experto en la materia. Parece ser que en torno a un 40% de la población femenina se sube al carro de esta práctica, que puede conllevar problemas de salud y derivar en trastornos alimentarios. A las primeras de cambio -todo hay que decirlo- acaban abandonándola, ya sea por aburrimiento, ya sea por incapacidad de vencer las numerosas tentaciones gastronómicas. 

Asimismo, la clase médica lleva años alertando, principalmente a las adolescentes, del riesgo de sufrir desórdenes alimenticios cuyo origen se halla en la obsesión patológica por adelgazar a cualquier precio, llegando al 25% el porcentaje de jóvenes dispuestas a perder esos kilos que creen tener de sobra. Alcanzar ese ideal de belleza con el que a diario nos bombardean la publicidad y los medios de comunicación es, salvo casos excepcionales, misión imposible. Pretender emular a las estrellas de la pantalla, además de una fantasía irrealizable, acarrea un cúmulo de inevitables decepciones para quienes centran su existencia primordialmente en el aspecto físico. 

El panorama actual es de locura, ya que la presión del patrón cultural vigente incita a las masas a aplicar esta engañosa filosofía de las apariencias, que se cobra cada año mil vidas de adultas y diez mil de jóvenes. La moda hace estragos y el coqueteo con la anorexia de numerosas profesionales de la pasarela, unido al diluvio de anuncios de cremas reductoras, alimentos bajos en calorías y aparatos de gimnasia de todo pelaje, encuentran terreno abonado en la ya de por sí titubeante estructura psicológica de unas todavía niñas que se lanzan en pos de unos cuerpos utópicos. De ahí a los ayunos cíclicos y a la contabilización detallada de miligramos no hay más que un paso. Por ello, se recomienda a los adultos extremar la precaución en cuanto a sus hábitos de vida saludable en el ámbito doméstico, dado que los más pequeños tienden a reproducirlos.

Para complicar más si cabe esta situación, determinadas marcas comerciales falsean las medidas de las tallas, confeccionando prendas más estrechas que las correspondientes a su número y generando aún mayores complejos en sus potenciales clientes a cuenta de la anchura de sus caderas o de la largura de sus piernas. Adelantándose a posibles soponcios en los probadores, resulta desolador conocer los planes dietéticos que diseñan algunos individuos en plena despedida de la primavera, persiguiendo ese recurrente propósito anual que les hace perder, no sólo peso, sino también alegría y estabilidad emocional. Incluso las relaciones sociales de estos esclavos de la báscula se ven perjudicadas cada vez que rehúyen cualquier celebración que saltarse su férrea abstinencia, culpabilizando encima a los anfitriones de turno por cursarles la correspondiente invitación. 

Definitivamente, vivimos en un mundo lleno de contradicciones y ya va siendo hora de reflexionar sobre algunas conductas sociales que, objetivamente, no tienen ni pies ni cabeza. Con un mínimo de dos dedos de frente es inasumible aceptar el hecho de que, mientras cientos de millones de seres humanos que habitan en países subdesarrollados padecen una hambruna feroz, sus homólogos de las naciones más pudientes les emulen voluntariamente con la triste excusa de lucir una carcasa más atractiva, aunque en el reverso lleve impresa la fecha de caducidad.




martes, 17 de mayo de 2016

EL CINE COMO COMPLEMENTO EDUCATIVO






Confieso que desde que tengo memoria siento una enorme pasión por el Séptimo Arte. Mis recuerdos y experiencias vitales se mezclan indisolublemente con esta desmesurada afición al cine. Al hilo de lo que quiero transmitir, hace algún tiempo cayó en mis manos una peculiar novela titulada “CINECLUB” cuyo autor, David Gilmour, es un prestigioso crítico cinematográfico canadiense. En ella, el escritor confiesa sin reparos cómo recurrió a determinadas películas en busca de ayuda, anhelando reconducir la trayectoria de un hijo adolescente que llevaba meses manifestando unos comportamientos negativos que le perjudicaban seriamente. 

El joven se negaba a estudiar, tampoco quería trabajar y consumía los días y las semanas dedicado a actividades poco recomendables, de modo que su padre llegó a un pacto con él. Podía dejar de ir al instituto, eludir cualquier empleo y dormir a deshoras pero, a cambio, tenía que mantenerse alejado de las drogas y ver tres películas a la semana en compañía de su progenitor. El muchacho cayó en la trampa aceptando de inmediato y, contra todo pronóstico, inició tras aquella decisión el camino hacia su salvación personal. Gracias a títulos tan dispares como “El ladrón de bicicletas”, “Desayuno con diamantes”, “El padrino” o “¡Qué bello es vivir!”, aquel hombre angustiado consiguió recuperar una relación paterno filial que estaba perdida e impartió a su hijo una trascendental lección de vida, asistido por una cuidada selección de obras maestras de la gran pantalla. 

No se trata de sustituir el sistema educativo tradicional ni de utilizar esta alternativa exclusivamente en los denominados “casos perdidos” pero, como cinéfila empedernida, defiendo las bondades de los fotogramas como instrumento pedagógico complementario, particularmente para quienes cursan sus estudios en Primaria y Secundaria. Aunque han transcurrido ya varias décadas, guardo el grato recuerdo de que en mi colegio se organizaba con gran éxito una actividad extraescolar la tarde de los viernes que consistía en proyectar un largometraje y celebrar un posterior cinefórum. 

Con más razón ahora, que vivimos en una época marcada por las nuevas tecnologías, se podrían reproducir iniciativas similares en beneficio de los niños y los adolescentes, habida cuenta que utilizan a diario todo tipo de pantallas, desde la televisión al ordenador pasando por las consolas o los móviles. Así, en vez lamentarnos en vano por la mala influencia que ejercen determinadas cadenas de televisión sobre nuestros menores, podríamos contrarrestarla con una adecuada utilización de otras imágenes en aras de su mejor formación como seres humanos, tanto en los propios centros educativos como en nuestros domicilios. Por suerte, existen cientos de filmes con los que conseguir esta meta.

viernes, 13 de mayo de 2016

LOS LIGONES DE PLAYA PREPARAN EL DESEMBARCO


Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 13 de mayo de 2016

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 23 de mayo de 2016





Con la ansiada llegada del buen tiempo proliferará nuevamente en nuestro ecosistema ciudadano una raza de especímenes que, tras el largo y crudo invierno, algunos ingenuos creían extinguida para siempre. Error. Nada más lejos de la realidad. Como decía el filósofo, todo cambia pero los playboys de pacotilla permanecen. Inasequibles al desaliento y locos por ampliar sus zonas de influencia, aprovechan el deseado aumento de temperaturas para diseñar su estrategia de aproximación. 

En nuestra bendita tierra guanche se presentan en dos versiones, dependiendo de si su despliegue de medios se produce a plena luz del día o con nocturnidad y alevosía. En el primer caso, el ámbito escogido para su improbable ceremonia de apareamiento suele ser la playa, ecosistema donde la fauna humana despliega una espeluznante variedad de especies que van desde la doña que porta la tortilla de papas y los filetes empanados en la inevitable nevera azul y blanca, al adolescente que, balón en ristre, emula a Cristiano Ronaldo molestando a los sufridos bañistas. O desde el vigoréxico que exhibe tableta de chocolate para amortizar su inversión en el gimnasio al niño que se está calcinando en la orilla mientras cava hoyos letales ayudado por la pala y el rastrillo. 

Estos ligones de tres al cuarto suelen caracterizarse por tener la autoestima a la altura del Teide, con independencia de que la mayoría de las veces el físico no les acompañe, lo que no es óbice para que pongan toda la carne (y nunca mejor dicho) de sus pretensiones amatorias en el asador. Su discutible gusto a la hora de elegir bañador les hace, para su desgracia, fácilmente identificables. Carentes de cualquier tipo de encanto (ya no digamos de conversación) se han dedicado con ahínco a cultivar su faceta más hortera, traducida en moreno de rayos UVA, gafas de marca sobre el cogote y amplio registro de posturas bochornosas combinadas con lúbricas miradas. 

Tras una batida inicial y una vez escogida su futura presa, recurren al tradicional “¿vienes mucho por aquí?” o al todavía más insalubre “¿tienes fuego?” para lograr su propósito, que no es otro que el tradicional intercambio de fluidos. En el noventa y nueve por ciento de los casos fracasan pero, lejos de arredrarse, comienzan a diseñar un plan B que desarrollarán, si el destino no lo remedia, al caer el sol, cuando la luna haya hecho acto de aparición, el traje de baño haya dado paso a los pantalones blancos y los anteojos al crucifijo de oro sobre el pecho velludo. Sólo les resta escoger cuidadosamente un hábitat alternativo, habitualmente un pub o una discoteca. 

La autoestima del latin lover permanece inalterable, a 3.718 metros sobre el nivel del mar, y es la única -junto al camarero de turno- que le hace compañía en la barra. Las posturitas sobre la arena han trocado en absurdos movimientos perpetrados al ritmo de algún Pitbull o similar. Sin embargo, sus ojos conservan intacto ese tono libidinoso asociado a la ingesta del tercer cubata. Desgraciadamente, desde la aprobación de la Ley Antitabaco, la puerta de acceso a la mártir de su elección ya no puede ser “¿tienes fuego?”, de modo que el “¿vienes mucho por aquí?” resta como única opción, habida cuenta que el alcohol le neutraliza todo rapto de originalidad. 

Da lo mismo. En el noventa y nueve por ciento de los casos, el plan B también fracasa pero, aún más lejos de arredrarse, el donjuán sueña con intentonas venideras -esta vez, triunfales- que le permitan lograr su propósito -el tradicional intercambio de fluidos ya citado-. No obstante, como tendrá que esperar al menos otros siete días, está empezando a valorar seriamente otras alternativas. Centrarse en el amor propio tal vez le resulte lo más gratificante y, sobre todo, lo más económico.




martes, 10 de mayo de 2016

ABUELOS Y NIETOS: UN AMOR AL CUADRADO





Me gustaría a través de estas líneas abrir un debate que considero de enorme trascendencia y que no es otro que la salvaguarda de las relaciones afectivas entre abuelos y nietos después de un divorcio.

Actualmente, y debido al aumento de la esperanza de vida, hay cada vez más personas con posibilidad de ser abuelos durante un largo período de tiempo pero, por circunstancias diversas, su contribución a la vida familiar o está desaprovechada o, por el contrario, es excesiva, sobre todo en épocas de crisis como la que estamos atravesando.

Para un niño, probablemente tan sólo sus padres estén por encima de sus abuelos en la jerarquía del afecto, ya que éstos son auténticos libros vivientes que les transmiten conocimientos y les inculcan valores. Esta última función es especialmente importante en nuestros días puesto que, al pertenecer a una generación con menos fracasos conyugales, están en condiciones de ayudar tanto a sus hijos como a sus nietos a comprender algunos principios ya olvidados y, sin embargo, esenciales para disfrutar de una buena convivencia.

El gran problema llega cuando los padres se separan, ya que los niños suelen perder en la práctica dos abuelos, generalmente los paternos. Para la esposa divorciada, la ruptura conlleva la consecuencia lógica de cortar o, en el mejor de los casos, reducir, la relación con sus suegros como medida adicional para enterrar cualquier vínculo con su pasado. Por lo tanto, no es infrecuente que se impida a la familia de los ex cónyuges visitar a los más pequeños y, así, la lista de víctimas de esta realidad tan dolorosa se amplía.

Hasta hace menos de una década, las relaciones entre los abuelos y los nietos después de un divorcio apenas merecían una mención residual que las englobaba a las de otros parientes y allegados, y en  la que no se destacaba la trascendencia de la relación intergeneracional.  Hasta la aprobación de la Ley 42/2003 no gozó de un tratamiento diferenciado, ya que con dicha norma jurídica se pretendía la consecución de un doble objetivo: por un lado, "singularizar desde un aspecto sustantivo, de forma más explícita y reforzada, el régimen de relaciones entre abuelos y nietos, tanto en el caso de ruptura familiar como en el caso de simple dejación de obligaciones por parte de los progenitores" y, por otro, "atribuir a los abuelos una función relevante en el caso de abandono de los padres de las obligaciones derivadas de la patria potestad".

Sin embargo, algunas voces afirman que, si bien por un lado el mantenimiento de la relación entre abuelos y nietos es natural, por otro la pura lógica legal se opone a que persistan vínculos derivados de un matrimonio declarado disuelto, de tal manera que, mientras unos juristas están a favor de reconocer este derecho pensando en el bien de los niños, otros lo  consideran una intromisión en los asuntos familiares y una dificultad añadida a la hora de cerrar la herida abierta tras la separación matrimonial.

En mi opinión, siempre es buen momento para acercar posturas enfrentadas. En ese sentido, las parejas divorciadas deberían estar a la altura de las circunstancias y tratar de beneficiar sentimentalmente a esos seres tan queridos que son sus padres y sus hijos. Por partida doble. Un amor al cuadrado.

viernes, 6 de mayo de 2016

DE LAS BARRICADAS A LAS MARISCADAS: UN EJEMPLO DE RECONVERSIÓN SINDICAL


Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 6 de mayo de 2016

Artículo publicado en La Provincia (Diario de las Palmas) el 8 de mayo de 2016





¡Qué tiempos aquellos en los que los sindicalistas eran obreros que se jugaban el puesto de trabajo en defensa de sus compañeros de reivindicación! Ni que decir tiene que realizaban tales funciones fuera del horario laboral y, por regla general, de forma desinteresada y gratuita. Normalmente se trataba de personas de mediana edad, pasado carcelario y aspecto humilde, cuya característica fundamental era contar con años, lustros y hasta décadas de experiencia profesional. En otras palabras, que sabían demasiado bien lo que era trabajar. 

A día de hoy, ese modelo ha desaparecido por completo, siendo sustituido en gran medida por un formato de caraduras diseñados para no dar palo al agua en esta vida y ganar una pasta gansa a costa de los sufridos contribuyentes a los que dicen defender. Algunos de ellos responden a la chocante, aunque sincera, denominación de “liberados” y suelen pasearse por los recintos de turno ilustrando al resto de camaradas (o sea, a los que curran) sobre lo que les conviene y lo que no. No es que les informen sobre el convenio que les afecta ni les resuelvan ninguna duda de entidad, menos aún si no están afiliados al engranaje. Se limitan a perpetrar su particular campaña de reelección al comité de empresa y, una vez alcanzado tan ocioso chollo, se van para no volver hasta la siguiente convocatoria. 

Hasta su aspecto suele ser digno de estudio pormenorizado. Por parejas, sin estridencias, con cierta nostalgia del pasado, luciendo atuendos "ad hoc" y regalando frases del tipo "yo te lo consulto", dirigidas al desgraciado que madruga cada mañana mientras ellos cobran por que secunde una huelga en contra su voluntad. La patología llega a tal extremo que funcionan como una clase aparte, otra casta a añadir a la de los partidos políticos y las organizaciones empresariales y que, lo mismo que ellos, mama directamente de las ubres del Gobierno de turno (sean cuales sean sus siglas), que les subvenciona y les colma de bendiciones. 

En el caso de estos defensores de los derechos del asalariado, sus obscenos ingresos -caídos de los celestiales Presupuestos Generales del Estado- les sirven para hacer de su capa un sayo, tal y como se pudo deducir de muestras como las de los ERE de Andalucía o las tarjetas black de Caja Madrid, por citar sólo un par de casos. Por aquel entonces, los euros que dilapidaban a manos llenas, vía mariscadas o vía maletines falsos de Salvador Bachiller, procedían del latrocinio al que nos seguimos viendo sometidos los sempiternos pagadores de impuestos que, para más INRI, jamás hemos pertenecido a un sindicato. 

Habiéndose celebrado con más pena que gloria el reciente 1 de mayo, que el sindicalismo en España continúa siendo una trama de corrupción y trapicheo ofrece pocas dudas. Mientras no se financie exclusivamente con las cuotas de sus afiliados, como en cualquier país moderno y decente –una práctica que debería extenderse, además, a los partidos políticos, a las organizaciones empresariales y a otros organismos que también se benefician inexplicablemente del dinero de todos los ciudadanos-, esta pesadilla no tendrá fin. Urge hoy más que nunca una Ley de Huelga capaz de regular tanto el derecho a no trabajar como el de sí hacerlo, y que ponga freno a los desmanes de los piquetes “informativos” -que no son más que una puerta abierta a la intimidación y a las agresiones de toda índole-. 

También en este ámbito se requiere una segunda Transición que nos libre de saqueadores que se hinchan de langostinos a la par que montan barricadas, de dirigentes políticos de todo signo que se benefician de sobres con dinero negro y de empresarios sin entrañas que se aprovechan de las necesidades vitales de sus empleados para hacerles tragar carros y carretas. Y la primera medida debe ser retirarles las subvenciones de una vez por todas. Así comprobarán de primera mano cómo vivimos los que les damos de comer.