viernes, 29 de marzo de 2019

NOS VIOLAN



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 29 de marzo de 2019

Artículo publicado en El Día el 29 de marzo de 2019

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 30 de marzo de 2019




En las sociedades supuestamente civilizadas que pueblan nuestro planeta, la violación sexual se considera un delito. Los motivos que impulsan a su comisión son tan dispares como los propios tipos de violador, pero en todos ellos subyace un trasfondo de violencia y superioridad machista, cuando no un más que probable complejo de inferioridad e incapacidad de aceptar una negativa. En nuestro país se cometen cerca de mil doscientas violaciones cada año, para las que en un treinta por ciento se recurre de uno u otro modo a las drogas. En un altísimo porcentaje de los casos, las víctimas optan por no denunciar los hechos y, aquí también, las razones son tan diversas como las circunstancias de las damnificadas. 

A veces es debido a un miedo paralizante. Otras, a causa de una profunda vergüenza. A menudo, por temor a las represalias. Y, en no pocas ocasiones, por una total falta de ánimo para enfrentar un doloroso e incierto proceso judicial. De modo que prefieren guardar silencio e intentar borrar de la memoria (por supuesto, sin éxito) el drama vivido. Con todo, es injusto culpabilizarlas por no dar el paso de relatar la tragedia sufrida. Bastante tienen con arrastrar los gravísimos traumas físicos y psicológicos que les han quedado como herencia. El fenómeno en cuestión se torna además especialmente repugnante cuando se lleva a cabo en el ámbito doméstico, siendo sus propias parejas quienes fuerzan sistemáticamente a las mujeres como forma “alternativa” de consumar una relación íntima. 

Por incomprensible que resulte, el número de violaciones con ayuda de un narcótico denominado burundanga están aumentando notablemente en los últimos tiempos. Se conoce también como escopolamina y está siendo administrada a jóvenes en pubs y discotecas, con el fin de abusar de ellas cuando abandonan los recintos de referencia. Por ser totalmente inodora, resulta sumamente sencillo camuflarla en cualquier comida o bebida, incluso en un pañuelo colocado en la nariz, dado que se absorbe muy rápidamente y su efecto es prácticamente inmediato. Efectos secundarios tales como la amnesia sobrevenida o una fuerte desorientación, compatibles con una excesiva ingesta alcohólica o de otras sustancias, son los más frecuentes y, como quiera que el organismo elimina dicho compuesto muy rápidamente, la tardía visita al hospital puede no ser efectiva de cara a una ulterior demostración probatoria. Asimismo, al no originarse una resistencia violenta como consecuencia de la afectación de la conciencia, no siempre quedan lesiones palpables que puedan alegarse como indicio.

Numerosos ataques se producen en pueblos y ciudades de toda la geografía nacional, coincidiendo a menudo con fiestas populares en las que, tristemente, el abuso del alcohol y los estupefacientes parece requisito “sine qua non” para el disfrute de las masas.  Con el ánimo de abordar esta repulsiva problemática, se celebra estos días en la isla de Tenerife el I Congreso de Ocio Nocturno, habida cuenta que este sector empresarial se encuentra totalmente comprometido en la lucha contra las agresiones sexuales y los comportamientos sexistas. En este sentido, destacan medidas como la implementación voluntaria de mecanismos de prevención o la colaboración con diferentes Administraciones Públicas para el desarrollo de programas y medidas que pongan fin a esta lacra social. Una lacra que se extiende sobre un perverso escenario diseñado para la impunidad de sus actores principales, abonados a una siniestra operativa consistente en ir turnándose por riguroso orden de ignominia en cada uno de los pasos necesarios para perpetrar la salvajada. 

Se abre el telón y uno droga, otro viola y un tercero, a veces, graba la proeza. Y, si hay alguno más entre el público, aplaude y jalea las embestidas de las fieras. El probable destino de la filmación será algún grupo de WhatsApp o similar donde puedan alardear de hombría delante de sus colegas, ahora que las redes sociales se están transformando en auténticos vertederos de palabras y de obras. Mientras tanto, esas mujeres a las que han convertido en unas piltrafas jamás volverán a ser las mismas. Y se cierra el telón.

martes, 26 de marzo de 2019

TENERIFE NOIR 2019-EL FESTIVAL ATLÁNTICO DEL GÉNERO NEGRO





La IV edición del Festival Tenerife Noir se está desarrollando del 21 al 31 de marzo con un amplio programa de actividades sobre el género negro criminal y policíaco. La atlanticidad de una tierra tendente al continuo contacto y a las relaciones con el exterior se convierte en un elemento característico y definidor de este certamen. 

TFN actúa como plataforma para reunir en Canarias a destacados escritores, cineastas y especialistas del noir internacional. No en vano, esa atlanticidad es un componente diferenciador que da el archipiélago canario: su diversidad, plasmada en un amplio abanico de actividades y manifestaciones artísticas, y la capacidad de ser puente entre los creadores de ambas orillas del océano: Europa – América – África. 

Siendo aún un evento joven, ha concitado en poco tiempo el interés de propios y extraños, pudiendo disponer su público de encuentros con autores de talla internacional, como fueron en la últimas ediciones Lorenzo Silva (Premios Nadal y Planeta), Sergio Vila-Sanjuán (Premio Nadal) o Leonardo Padura (Premio Princesa de Asturias de las Letras). Tenerife Noir es, pues, una cita de creación de encuentros y de generación de sinergias entre creadores de procedencia regional, nacional e internacional, en diálogo con sus lectores y consumidores culturales, así como con agentes y empresas del sector, favoreciendo con ello el hábito lector entre la ciudadanía. 

Asimismo, se consolida como el primer festival regional dedicado al género negro criminal y policiaco expresado en las más diversas manifestaciones culturales. Dentro de su programación he tenido la oportunidad de acudir a la emblemática Librería de Mujeres santacrucera al encuentro literario con la escritora vasca Edurne Portela, que presenta su novela 'Mejor la ausencia' (Galaxia Gutemberg, 2017) dentro de la sección Punto de Mira, entrevistada por el alma mater del local, mi querida y admirada Izaskun Legarza, que es mucho más que una librera…





viernes, 22 de marzo de 2019

VIVIR DESPACIO PARA NO MORIR DEPRISA



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 22 de marzo de 2019

Artículo publicado en El Día el 22 de marzo de 2019

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 23 de marzo de 2019





Frases como “sólo se vive una vez, pero una vez es suficiente si lo hacemos bien”, “no existe el pasado ni el futuro, sino sólo el presente” o “la vida es eso que pasa mientras estamos ocupados haciendo otros planes” deberían ser mojones dorados de nuestra trayectoria vital. La impaciencia y la prisa son las principales enemigas de nuestro día a día. Más que vivir, participamos en una demencial carrera de obstáculos, pendientes del cronómetro hasta sus últimas milésimas y ataviados con un numerado dorsal invisible sobre el atuendo cotidiano. Prácticamente desconectados de la naturaleza al aire libre, nos pasamos las jornadas corriendo de un lado a otro, esclavos del reloj y con la lengua fuera. Y esa velocidad que, lamentablemente, domina nuestras acciones, no nos favorece en ningún aspecto. Más bien, nos embrutece y nos impide disfrutar de los entornos social y físico.

Consciente de esta realidad tan extendida, soy desde su origen una gran defensora del denominado “Movimiento Lento”. Sus partidarios opinan que la actual coyuntura económica ha propiciado una notable inestabilidad climática y ha aumentado la inseguridad alimentaria, además de haber apostado por la producción masiva de ropa. Por ello, buscan alternativas en todos estos campos, como la  apuesta por las manufacturas y por su distribución a través de pequeños comercios a un precio justo, preferiblemente al margen de la esclavitud de las modas, o como la defensa de los mercados locales de productos frescos a cargo de los propios agricultores. Desde luego, pocas experiencias merecen más la pena que saborear unos buenos alimentos en ausencia de la televisión y con un interlocutor agradable al otro lado de la mesa.

También resultan muy terapéuticas determinadas aficiones tan relajantes como pasear, leer, escribir, pintar o cantar, por citar tan sólo algunas. Es imposible no ambicionar una existencia más desacelerada y, por ende, más plena, controlando con un mayor sosiego el propio periplo vital. No niego que, cuando las circunstancias apremian, haya que meter la quinta marcha. Pero, en mi humilde opinión, debería ser la excepción a la regla general. Nos hemos resignado de entrada a sepultar un presente tangible con las perspectivas de un futuro intangible y así nos va. Me sorprende la mala prensa de la lentitud, injustamente asociada a valores negativos como la torpeza, el aburrimiento o la falta de interés. 

Creo firmemente que no es así. De hecho, un nivel bajo de actividad no equivale necesariamente a  la vacuidad o la cortedad de miras. Con los años he aprendido que la paciencia tiene premio y que obrar con un ritmo pausado permite gozar más intensamente de las acciones y de los pensamientos, además de albergar el refugio de las más brillantes ideas y proyectos. El mero encadenamiento de escenarios impersonales y carentes de emoción bajo el permanente yugo de un minutero no parece la opción más deseable para nadie. Por el contrario, aspirar a un equilibrio lógico entre las obligaciones y las devociones no debería considerarse un milagro inalcanzable. Retomar el contacto con la naturaleza, recuperar el placer por la conversación o, sencillamente, permanecer unos minutos al día en soledad, con la única compañía del silencio, es la mejor medicina para seguir adelante y recuperar a esos desconocidos para nosotros mismos en los que el estrés nos ha convertido. 

Compadezco a quienes se empeñan en estar en permanente estado de actividad frenética, porque nunca hallan el hueco para disfrutar de su entorno y de sus gentes, incluidas las más allegadas. Admito que tal vez sea más complicado cumplir estos objetivos de lunes a viernes pero, al menos, centremos nuestros afanes en los fines de semana. Prescindamos de alarmas, respetemos los ritmos del sueño y rebajemos el grado de actividad. Puesto que es imposible llegar siempre a todo, seleccionemos con cabeza y con corazón. Dediquemos tiempo a los otros. O, simplemente, no hagamos nada. Limitémonos a vivir despacio para no morir deprisa, y no al revés.


martes, 19 de marzo de 2019

III EDICIÓN DE LOS PREMIOS "MÁS MUJER"




El pasado miércoles 13 de marzo, con ocasión de la gala de entrega de los Premios "Más Mujer" en el entrañable Teatro Guimerá, viví infinidad de momentos felices, emocionantes y reivindicativos junto a algunas de mis queridas compañeras de Charter 100 Tenerife. 

Formar parte del jurado de esta tercera edición ha supuesto para mí una experiencia inolvidable que nunca agradeceré bastante. Mientras contemplaba a las flamantes ganadoras sosteniendo entre sus manos esas bellísimas esculturas de Alejandro Tosco denominadas "Fuerza volcánica" no podía dejar de pensar en el acierto pleno de su elección, circunstancia que comprobé después cuando tuve el honor de conocerlas personalmente. 

Enhorabuena, Rita Calero, por esta iniciativa ya consolidada y a la que le deseo largos años de vida. Pero, más aún, gracias de corazón a cuantos conformáis el gran equipo de la revista Más Mujer por semejante despliegue de esfuerzo, entrega y compromiso. 

Como muy bien manifestaste en tu sentidísimo discurso, NO HAY MARCHA ATRÁS. Avanzamos jornada tras jornada con entusiasmo, firmeza e ilusión, unidas por un mismo objetivo que se percibe cada vez más cercano.

viernes, 15 de marzo de 2019

PLANTAR CARA A LA CRECIENTE INVASIÓN DE ANGLICISMOS



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 15 de marzo de 2019

Artículo publicado en El Día el 15 de marzo de 2019

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 16 de marzo de 2019




Llevo largo tiempo reparando en que los hispanohablantes planetarios no tenemos rival a la hora de adoptar términos originarios de la antaño Britania. Mientras la mayor parte de los países del mundo recurren al uso de anglicismos, bien porque sus idiomas son pobres, bien para suplir conceptos de reciente creación en disciplinas como la economía o la informática, nosotros hemos ido mucho más allá. En un alarde de generosidad, hemos optado por utilizar términos de los que ya disponemos en nuestro diccionario pero que, sacrosanta globalización mediante, nos aportan un perfil más moderno y aperturista, mientras arrinconamos a aquellos y los condenamos a una muerte segura. En esta loca carrera hacia ninguna parte hemos decidido ponernos al día para evitar ser tachados de retrógrados idiomáticos, al margen de que la Real Academia Española tome últimamente algunas decisiones que a los enamorados de la lengua de Cervantes nos inunden de razones para hacer las maletas.

Qué tiempos aquellos en los que los “pins” eran insignias, el “lunch”, una comida ligera, el “casting”, un reparto de actores y los “posters”, carteles que colocábamos en las paredes de nuestras habitaciones de adolescentes. Por aquel entonces, los empresarios hacían negocios en vez de “business” y los obreros se lanzaban en plancha a la fiambrera -nada de “tuppers”- para averiguar el menú de rigor. Y es que el universo gastronómico tampoco se libra de esta moda funesta y, así, los tradicionales tazones de leche que acompañaban a la típica porción de tarta o a la ancestral magdalena ahora se transforman, por obra y gracia del progreso intercultural, en un “bowl” con “cake” o “muffin”, a elegir. Y, por lo que respecta a realizar una breve parada para engullir una hamburguesa con tocino en una tasca,  ahora se trata de un “break” para tomar una “burger” con “bacon” en un local de “fast food”.

Por lo visto, no hay color. El nivel intelectual aumenta sin discusión y nos aporta un tono más “cool” (o sea, con más estilo) para poder ir de “shopping” (vulgo, de compras) y aprovisionarnos de “jeans”, “leggins”, “sweaters” y “boxers” (los vaqueros, mallas, sudaderas y calzoncillos de toda la vida). Actividades tan populares como hacer gimnasia o salir a correr mejoran de por sí su reputación si se definen con la mayor naturalidad del mundo como “aerobic”, “footing”, “jogging” o “running”, y no digamos nada si además se realizan bajo la supervisión de un “personal trainer”, o sea, el clásico entrenador. En definitiva, ahora somos mucho más "fashion" porque dejamos los coches en el “parking” (en vez de en el aparcamiento) para ir a la oficina a enviar unos “mailings” (correos suena equívoco) antes de la aconsejable terapia de grupo con el recién contratado “coach” que instruya y oriente sobre sus capacidades al personal. De hecho, los últimos en sumarse al carro han sido los representantes del sector empresarial, con sus inevitables “brainstorming”, “crowfunding” y “networking” (en cristiano, tormenta de ideas, micromecenazgo y red de contactos profesionales).

Por fin, llegada la jornada a su ocaso, encendemos un televisor que nos rebota imágenes de “magazines” y de “realities” en los que los protagonistas de las noticias son víctimas de alguna “interview”. Entre declaración y declaración, nos dan paso a la publicidad, una serie de “spots” que antes se llamaban anuncios y que ya no estamos por la labor de soportar gracias a las ventajas del “zapping” (lo que en román paladino se conoce como cambiar de canal). Es para volverse loco. Menos mal que siempre nos quedará el consuelo de alardear de ciertas prácticas imposibles de traducir a otras lenguas, como nuestra tradicional y genuina siesta. Y es que, entre las importaciones sajonas y los eufemismos autóctonos, va a llegar un momento en el que no vamos a saber ni hablar. Por lo que se refiere a leer y escribir, hace ya varios lustros que perdí la esperanza...