Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 25 de enero de 2019
Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 26 de enero de 2019
El pasado 21 de enero se celebró una vez más el Día Internacional de la
Mediación. Se trata de una jornada en la que se pretende dar a conocer de
primera mano en qué consiste esta vía alternativa de resolución de conflictos y
descubrir la posibilidad de alcanzar soluciones negociadas con la ayuda de un
mediador y sin tener que acudir inevitablemente a la vía judicial. Es un
procedimiento eficiente y susceptible de realizarse en poco tiempo de forma
positiva, distinguiéndose además por su vocación de perdurabilidad, pues los
pactos alcanzados entre las partes se mantienen a lo largo del tiempo. Supone
la apuesta por la unión frente a la confrontación con miras a evitar la judicialización
de las disputas y abre un nuevo horizonte a la Justicia, ya que promueve la “Cultura
de la Paz” al constituir un método complementario sumamente idóneo para obtener
la mejor tutela. De ahí el creciente afán de numerosas personas por acercarse a
ella y formarse en su disciplina.
Su espectro de aplicación es prácticamente ilimitado, extendiéndose a los
ámbitos mercantil, laboral, comunitario, penal, médico, escolar y, por
supuesto, familiar, entre otros. En este último, siempre está orientada a la
prevalencia del interés superior del menor y a la preservación de su bienestar
psicológico. Entre sus múltiples ventajas, destaca la no utilización de los
hijos como monedas de cambio, tentación muy recurrente en no pocos
procedimientos de separación y divorcio. Para llevar a cabo esta labor se deben
poseer amplios conocimientos en distintas disciplinas provenientes del Derecho
y la Psicología, además de una serie de cualidades tales como la flexibilidad,
la tolerancia y la imparcialidad, no debiendo existir preferencia por que cualquiera
de las partes resulte más favorecida que la otra en la negociación.
Características como la rapidez, la economía y la confidencialidad
convierten a la Mediación en una opción muy recomendable, siendo un hecho
contrastado que un elevado porcentaje de ciudadanos prefiere resolver sus
conflictos a través de un acuerdo -aunque este les suponga realizar alguna
concesión- y que sólo dos de cada diez son partidarios de trasladar sus
discrepancias ante los tribunales. Además, sustituir la filosofía del litigio
por la del acuerdo supone un notable ahorro de tiempo y de dinero e, incluso
desde un punto de vista emocional, el grado de estrés que lleva aparejado es
sustancialmente inferior al de cualquier proceso en sede judicial.
No obstante, y tras siete años de implantación de la Ley 5/2012 de
Mediación Civil y Mercantil, el reto continúa siendo transitar por este camino
abordándolo como un proyecto común y superando algunos recelos entre los
distintos sectores profesionales a quienes concierne -abogados, psicólogos,
pedagogos, trabajadores sociales o educadores sociales, entre otros-, dado que,
para alcanzar el objetivo, el trabajo en equipo es fundamental. A fin de neutralizar algunos argumentos que
surgen del escepticismo, cabe resaltar que esta actividad profesional no va en
detrimento del ejercicio de la Abogacía, puesto que los propios abogados pueden
acompañar a las partes en el proceso de mediación como figuras esenciales del
mismo.
Aun así, por desgracia todavía no resulta nada fácil acudir a la Mediación
para solventar conflictos en determinados ámbitos y la mera voluntariedad a la
hora de recurrir a ella tampoco ha ayudado a ni a la progresión ni al éxito que
se merece. Por ello, los mediadores hemos acogido con esperanza el reciente
Proyecto de Ley que va a introducir en nuestro país la mediación obligatoria
para determinados asuntos como paso previo a la vía judicial. Con dicha medida
se torna previsible un descenso en la saturación de trabajo de los juzgados,
además de un impulso a otra nueva y gratificante salida profesional para los
jóvenes que culminan sus estudios universitarios y a menudo se ven obligados a
emigrar en busca de salidas laborales. Ojalá este firme empeño de tantos
profesionales fructifique de verdad, porque se precisa de una Justicia más
humana, más cercana y más pacífica.
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