viernes, 28 de septiembre de 2018

EL INFIERNO DE LOS ABUSOS SEXUALES EN LA INFANCIA



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 28 de septiembre de 2018

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 1 de octubre de 2018

Artículo publicado en el Diario de Levante el 3 de octubre de 2018




Desde el principio de los tiempos el abuso sexual constituye uno de los tabúes más profundos que afecta a todas las culturas y civilizaciones y, tristemente, ya viene siendo habitual desayunarnos casi a diario con noticias de este tenor. Aunque no existe un perfil único de las víctimas, los expertos coinciden en que los abusadores las suelen buscar entre los seres más vulnerables, indefensos y desprotegidos. Por ello, los niños encabezan el grupo de riesgo más elevado y las consecuencias físicas y psicológicas que les acarrea son funestas. 

Estas prácticas repugnantes se producen en los más diversos ámbitos, incluido el doméstico, y no conviene caer en el error de pensar que son las familias desestructuradas o de bajo nivel económico las más proclives a estas prácticas. La triste realidad es que tienen lugar de forma transversal en cada una de las clases sociales. Además, al llevarse a cabo en un entorno supuestamente afectivo, los niños dependen todavía más de esos adultos llamados a protegerles y de los que no pueden escapar. Por desgracia, al agravante sentimental se añade la circunstancia de que la comisión de los hechos suele ser más frecuente e impune. En consecuencia, tanto el Estado como los propios ciudadanos estamos llamados a tomar medidas para superar esta lacra que nos denigra como especie. 

En el año 2015 se aprobaron una Ley y un Real Decreto cuya relevancia práctica está fuera de toda duda. La primera desarrolla el Estatuto de la Víctima del Delito y regula las Oficinas de Asistencia a las Víctimas, y su objetivo es asegurar su protección y garantizar sus derechos en plenitud. El segundo crea y regula la organización y funcionamiento del Registro Central de Delincuentes Sexuales, para facilitar la prevención de este tipo de delincuencia cuando las víctimas sean menores de edad. El fin último no es otro que establecer un sistema eficaz para impedir que los autores de delitos sexuales tengan acceso o ejerzan profesiones, oficios u actividades que impliquen contactos habituales con menores. 

En el citado Registro se incluyen los datos de los condenados por sentencia firme por delitos contra la libertad sexual y por trata de seres humanos con fines de explotación sexual (incluida la pornografía). Se incorpora asimismo el código genético (ADN), siempre que se establezca por resolución judicial, para posibilitar su seguimiento y control dentro y fuera de nuestras fronteras, a través de mecanismos de cooperación con autoridades policiales y judiciales de otros países, particularmente del entorno de la Unión Europea (lamentablemente, se han producido en el pasado diversos casos de descoordinación entre las autoridades del Viejo Continente que ahora se pueden ya articular gracias a este instrumento). 

La información sobre los inscritos no es pública, accediendo tan sólo a ella jueces, Tribunales, Ministerio Fiscal y Policía Judicial y quedando siempre constancia de la gestión realizada. Además, dichos certificados pueden extenderse sin consentimiento de los interesados, siempre que exista una petición expresa de las entidades públicas de protección de menores (para valorar la situación de desprotección de un menor respecto de sus progenitores, tutores, guardadores o acogedores) y de las autoridades judiciales o policiales extranjeras inmersas en una investigación. Los propios interesados pueden igualmente solicitar la certificación, así como aquellos órganos de la Administración que lo precisen preceptivamente para un trámite, previo consentimiento de la persona afectada. En cualquier caso, se garantiza la gratuidad de la expedición del documento. 

En la actualidad existen decenas de miles de condenados por agresión, abuso sexual, acoso, prostitución, maltrato, exhibicionismo y corrupción de menores afectados por este Registro Central de Delincuentes Sexuales. Por este motivo, quienes pretendan trabajar con pequeños deben acreditar esa ausencia registral, desde trabajadores de guardería a Boy Scouts o desde catequistas a entrenadores deportivos, sin olvidar a los profesionales de la docencia. Confío en que, a través de medidas educativas, políticas y judiciales, este escenario tan demoledor mejore y que la inocencia y la felicidad infantiles no continúen siendo asesinadas ni abriendo las portadas de los informativos.


martes, 25 de septiembre de 2018

SECCIÓN DE LITERATURA EN "A LAS 8 EN LA DIEZ"







El pasado jueves 20 de septiembre inauguramos en "A LAS 8 EN LA DIEZ" la nueva sección "Anímate a leer", decididos a que la cultura en sus más diversas manifestaciones ocupe en el programa un lugar de privilegio. 

Cada semana, a partir de la tercera hora, hablaremos de literatura y recomendaremos la lectura de una obra:

https://www.ivoox.com/a-8-10-ana-audios-mp3_rf_28742763_1.html

En esta ocasión hemos elegido la novela de mi querido y admirado escritor grancanario Alexis Ravelo "EL PEOR DE LOS TIEMPOS". 

Gracias sin fin a Ana Mendoza por confiarme esta hermosa tarea.





viernes, 21 de septiembre de 2018

UNA "TORTA A TIEMPO" NO ES UNA VICTORIA



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 21 de septiembre de 2018

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 22 de septiembre de 2018



Más de una vez he presenciado a padres y madres pegando a sus hijos. No estoy hablando de una paliza en sentido estricto, sino de la tradicional aunque, en mi opinión, antipedagógica “torta a tiempo”. Nunca he sido partidaria de justificar la violencia, con independencia de su grado. Considero que hiere de muerte a la racionalidad que se le presupone al ser humano y que le debe distinguir de los demás animales. 

Distinto es que, en función de las circunstancias que la originen, pueda sentir una mayor o menor comprensión con quienes la ejercen, pero siempre rechazando de plano que sea contemplada como una opción educativa. Es una alternativa que deploro y a la que no otorgo efectividad alguna ni a medio ni a largo plazo. Sin embargo, son legión las personas que opinan que un azote, una nalgada o un zarandeo resultan de gran utilidad y persisten en acudir a ellos en la esfera familiar. 

Convendría tener en cuenta que lo que para algunos es un límite aceptable de violencia, otros pueden considerarlo excesivo, habida cuenta que es más que probable que esa intensidad aumente a medida que otras acciones previas carezcan de efectividad. No niego que la mayoría de los progenitores, cuando una situación les supera, recurran muy a su pesar al cachete, perdida por completo la paciencia y sin saber cómo actuar. Pero si a nadie le gusta que le aticen, menos todavía a los chiquillos que, ante la manifiesta pérdida de papeles de sus cuidadores, se sienten profundamente humillados y dolidos. 

Estas reacciones tan disculpadas socialmente no son más que la constatación de un irresponsable impulso humano susceptible de ser controlado. Se trata de un recurso rechazable y constituye un modelo pésimo para la corrección del comportamiento y la resolución de conflictos, además de resultar doloroso para ambas partes, tanto física como emocionalmente. Bajo mi punto de vista, no existe mejor camino hacia una educación eficaz que el de los buenos ejemplos. En las etapas iniciales del desarrollo, como de verdad se aprende no es escuchando lo que se debe hacer sino viendo cómo lo hace el responsable de quien se depende. Por lo tanto la torta, por suave que sea, transmite el mensaje erróneo de que los más fuertes imponen sus criterios y que, en consecuencia, perder el control está justificado en ocasiones. 

Educar a un hijo no tiene fecha de caducidad. No concluye cuando cumple los tres años, ni los seis ni los catorce, pero inexorablemente llega un día en el que ya no puede ser controlado a base de levantarle la mano. Debemos entonces reconocer con absoluta sinceridad que los más pequeños son los destinatarios de este tipo de medidas por la sencilla razón de que están en inferioridad de condiciones. La prueba más evidente es que a nadie en su sano juicio se le ocurriría hacer lo mismo con un vecino molesto, un conductor agresivo o un jefe despótico, en previsión de que le partan la cara. Y jamás hay que olvidar que los menores merecen el mismo trato que dispensamos a quienes ya no lo son. 

Ser sus padres no equivale a ser sus dueños, ni tampoco otorga carta blanca para descargar sobre ellos unas tensiones del día a día que, probablemente, ni siquiera han provocado. Todo aquel niño que, en mayor o menor medida, sufre reacciones violentas, interioriza la idea perversa de que dichas conductas pueden resultar aceptables si se ejercen contra alguien más débil o si se emplean aduciendo una causa justa, luego no es descartable que las reproduzca en la madurez. Tampoco es infrecuente que el adulto, para autojustificarse, pronuncie la consabida coletilla “es por su bien”. De modo que, ya en este punto, yo me conformaría con que, si no puede evitar la pérdida de control, al menos reconozca el error y no trate de adornarse en vano.


martes, 18 de septiembre de 2018

MIRANDO A TRAVÉS DE "LA LUPA"







En la mañana de ayer visité los estudios de Canarias Radio La Autonómica para, como todos los lunes, participar en el espacio LA LUPA, dentro del programa "Buenos días, Canarias". 

A continuación facilito el enlace de audio (día 17 a partir del minuto 50): 

http://www.rtvc.es/canariasradio/multimedia/buenos-dias-canarias-2a-parte-7800.aspx#.W5_HahQha4c

En mi opinión, existen pocos temas tan hermosos como el tratado en mi último artículo -LA SOLIDARIDAD COMO ANTÍDOTO DEL INDIVIDUALISMO- para ser analizados en profundidad.

Seguimos adelante.




viernes, 14 de septiembre de 2018

LA SOLIDARIDAD COMO ANTÍDOTO DEL INDIVIDUALISMO



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 14 de septiembre de 2018

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 15 de septiembre de 2018

Artículo publicado en el Diario de Levante el 22 de septiembre de 2018

Artículo publicado en el Diario de Mallorca el 22 de septiembre de 2018

Artículo publicado en el Diario de Ibiza el 3 de octubre de 2018




Determinadas tragedias asociadas a la inmigración, los conflictos bélicos, la pobreza o la enfermedad nos sacuden a menudo las entrañas y nos colocan ante la máxima verdad de la vida, que no es otra que la absoluta certeza de la muerte -a veces, cuando menos se la espera-. Por ello, a la vista de situaciones de este tenor que, día sí, día también, abren los telediarios e ilustran las portadas de los periódicos, me resulta preocupante constatar que la insolidaridad todavía tiñe nuestra moderna existencia, esa de cuyo progreso y desarrollo presumimos a voz en grito, esa en la que los seres humanos demostramos nuestra verdadera talla o la ausencia de ella.  

Lo cierto es que el individualismo sigue abriéndose paso con fuerza y siempre encontramos alguna excusa para no colaborar con los más necesitados, aludiendo a que sus problemas no nos competen y derivando la solución de los mismos a un Estado del Bienestar que, tristemente, hace aguas. Descargamos nuestra conciencia con una facilidad pasmosa y a velocidad de crucero. Sin embargo, el egoísmo no debería convertirse jamás en nuestro patrón de conducta, precisamente porque es la antítesis de la humanidad y lo contrario a la esencia que nos diferencia del mundo animal, por más que sean los propios animales quienes con frecuencia nos den grandes lecciones de buen comportamiento. 

En este sentido, me repugna la reacción incalificable de algunos energúmenos en las redes sociales -en ocasiones, escombrera de insensateces-, que muestran la bajeza moral de quejarse por el retraso en las emisiones de sus programas favoritos a consecuencia de las coberturas informativas de determinados sucesos luctuosos de interés general. Por no hablar del propio tratamiento que de dichas noticias se lleva a cabo en ciertos medios de comunicación que prefieren decantarse por el sensacionalismo carroñero en detrimento del respeto y la intimidad de las víctimas de los dramas. No obstante, y a pesar de todo, existen sobradas razones para la esperanza. 

Contrarrestando el fenómeno anterior y devolviéndonos la fe en la raza humana, se alzan multitud de hombres y mujeres solidarios y acogedores que abren sus mentes y sus corazones sin exclusión, que detectan el tipo de atención que requieren las circunstancias extremas, que manifiestan su disponibilidad para la escucha y que hacen de la ayuda al prójimo un modo de vida. Suelen presentar un perfil creativo y proclive a la organización, que les permite planificar sus actuaciones de auxilio al margen del paternalismo. Están acostumbrados a trabajar en equipo y capacitados para formar a otros compañeros en las tareas que acometen. 

Conocen de primera mano la realidad que les rodea, ya sea social, política o económica, y su compromiso por construir una sociedad más generosa les moviliza con rapidez ante cualquier eventualidad inesperada, máxime si adopta la forma de una catástrofe (baste recordar la emocionante respuesta de cientos de personas ante el reciente incendio del tinerfeño Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria). Destinan esa faceta de su personalidad a mitigar en la medida de sus posibilidades el dolor ajeno, compartiendo con los afectados unas penas tan intensas que ni siquiera se pueden expresar con palabras. 

Pertenecientes a sectores profesionales de lo más diverso, desde bomberos a policías, pasando por miembros de organizaciones no gubernamentales, sanitarios o religiosos, dan lo mejor de sí mismos regalando a los demás parte de su tiempo y de sus conocimientos. Son esos conciudadanos que, sin saberlo, nos cruzamos a diario y de los que debemos sentirnos orgullosos y agradecidos. Yo, que tengo la inmensa suerte de conocer a muchos, me quito el sombrero ante ellos. Porque, siendo verdad que el destino juega sus cartas y que no sabemos qué nos depara, no es menos cierto que la unión hace la fuerza y que ingredientes como la compasión, la empatía y el mutuo apoyo nos sirven para elaborar la mejor medicina para el cuerpo y para el alma.


martes, 11 de septiembre de 2018

NUEVO PROGRAMA EN RADIO TELEVISIÓN CANARIA








Ayer retorné a los estudios de RTVC para participar una temporada más en el programa "Buenos días, Canarias". 

Agradezco de corazón al periodista Eugenio González esta nueva oportunidad de formar parte cada lunes de su equipo de colaboradores dentro del espacio LA LUPA, cuyo enlace de audio adjunto a continuación (a partir del minuto 23): 

http://www.rtvc.es/canariasradio/multimedia/buenos-dias-canarias-2a-parte-7800/10-09-2018-274.aspx#.W5aCjRQvy4c

La posibilidad de analizar en profundidad mis artículos -que se publican los fines de semana en La Opinión de Tenerife y La Provincia (Diario de Las Palmas)- es uno de esos regalos que no tienen precio. 

Espero estar a la altura.