Comienzo a leer "LA CEGUERA DEL CANGREJO" deseando retornar a mi adorada Lanzarote de la mano de Alexis Ravelo, escritor grande entre los grandes y, además, buen amigo.
Confío en que me permita continuar siendo por muchos años su "agente en la isla picuda", un nombramiento envuelto en ese humor tan negro como sus obras maestras. Y es que por una dedicatoria suya hasta soy capaz de convertir mi melena en su tupé...
Ya están tardando en comprar su última novela y, de paso, homenajear así al genio César Manrique en el centenario de su nacimiento.
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