Artículo publicado en El Día el 4 de septiembre de 2020
Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 4 de septiembre de 2020
Artículo publicado en Diario de Levante el 5 de septiembre de 2020
Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 4 de septiembre de 2020
Artículo publicado en Diario de Levante el 5 de septiembre de 2020
Una de las noticias que más me irritó durante mi breve periodo de descanso vacacional es la que referiré a continuación. Tal y como informaron diversos medios de comunicación a nivel nacional, el Juzgado de lo Penal número 19 de Barcelona impuso a un bombero que escondió una cámara de grabación en el vestuario femenino de su centro de trabajo, el Parque de Sant Andreu, la mínima pena de cuatro meses de cárcel por un delito contra la intimidad. A lo largo de varios meses, el acusado grabó a sus compañeras de profesión mientras se hallaban en el citado espacio, pese a lo cual continuará ejerciendo su labor y mantendrá la condición de funcionario público.
Con el fin de intentar rebajar la condena, el hombre pretendió abonar a sus tres víctimas 3.000 euros, una indemnización que ellas rechazaron habida cuenta que su única pretensión se centraba en la imposibilidad de que él volviera a su puesto y así poder coincidir en cualquier otra actuación de emergencia.
No son pocas las personas que, ante una pena de tan escasa entidad, consideran este fallo humillante e injusto, preguntándose a renglón seguido cuál es el mensaje final que transmite a la sociedad en estos tiempos tan difíciles que atravesamos. Tristemente, la sentencia ha dado la espalda a estas mujeres, al argumentar el magistrado que cualquier individuo que pasara por allí hubiera podido instalar un sistema oculto de grabación sin necesidad de ser su compañero de trabajo y asegurando que no se aprovechó de su condición de bombero para verlas desnudas, blindando así su estatus de funcionario público.
Las afectadas, como es lógico, han realizado una interpretación bien distinta, al estimar que el condenado era pleno conocedor de sus horarios y rutinas, lo que influía a la hora de decidirse a colocar o retirar el artilugio en cuestión. Para mayor sorpresa si cabe, el juez no ha aplicado una pena superior porque, a su parecer, las grabaciones carecen de índole sexual, pues tan sólo muestran la desnudez de las tres perjudicadas y no otros aspectos íntimos que excedan a las meras imágenes de sus cuerpos.
Pero tal vez sea al llegar al siguiente punto donde, a mi juicio, esta sentencia resulte del todo inexplicable: su Señoría se muestra especialmente duro con las bomberas acusándolas de mantener una actitud obstruccionista por no aceptar el acuerdo de conformidad con su mirón.
De nuevo (y ya son demasiadas las veces), la Justicia insiste en poner el foco sobre las víctimas y no sobre el culpable. ¿Existe verdadera voluntad de cambiar las cosas o, por el contrario, en vez de avanzar, retrocedemos?
A resultas de este concreto caso se ha creado la plataforma “Bomberas para la dignidad de la mujer” con el objetivo de cambiar un sistema que perjudica, no sólo a las mujeres, sino a la sociedad en su conjunto, ya que no es de recibo que, ante unos hechos como los descritos, las denunciantes acaben sintiéndose desamparadas y menospreciadas. Por esa razón no quieren que la presente resolución siente precedente, evitando así que acciones semejantes se vuelvan a repetir, ya sea en un Parque de Bomberos o en cualquier otro lugar.
Las múltiples y desagradables sensaciones que han experimentado desde que supieron que habían sido grabadas desnudas por su compañero han ido desde la traición hasta la desconfianza y, si su recurso no logra variar el sentido de la sentencia, bien podría suceder que éste siga compartiendo con ellas funciones e instalaciones.
Sea como fuere, y con independencia de la resolución final, las tres han confirmado que continuarán realizando su trabajo con la misma profesionalidad y entrega. A través de estas líneas les manifiesto mi total apoyo y comprensión y abogo por una Justicia verdaderamente justa que no genere inseguridad ni desasosiego en amplios sectores de la sociedad.
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