La Biblia se refiere habitualmente al Apóstol Santiago con el nombre de Jacobo, procedente del hebreo Ya’akov, que pasó al latín como Iacobus, derivando en una gran diversidad de nombres propios en las distintas lenguas europeas gracias a la extensión del Cristianismo. Jacobo, Iago, Yago, Tiago, Diego, Santiago, Xacobe, Jaime, Jaume, Jacob, Jakob, Jacques, Giacomo y James son sólo algunos de ellos.
Era hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano del Apóstol Juan. Algunas interpretaciones señalan que su madre era hermana de la Virgen María, lo que le convertiría en primo de Jesús. Según cuenta la tradición, cuando los Apóstoles marcharon a predicar las enseñanzas de Cristo por el mundo, Santiago encaminó sus pasos a Hispania. Por ello se le sitúa como evangelizador en distintos puntos de la Península Ibérica.
El descubrimiento de su tumba fue rápidamente comunicado por el obispo Teodomiro de Iria Flavia al rey astur Alfonso II, para quien supuso un gran hallazgo, pues daría origen a una Ciudad Santa independiente de Roma y del Imperio Carolingio, capaz de atraer peregrinos, población, conocimiento y comercio, y supondría también un factor de aglutinación de los territorios cristianos contra la invasión del Islam.
La figura de Santiago Matamoros, el Apóstol guerrero, se convirtió en verdadero estandarte de la Reconquista desde que el 23 de mayo del año 844 se apareció ante el rey Ramiro I y otros monarcas cristianos montando un caballo blanco y blandiendo una espada para ayudarlos a vencer a las tropas de Abderramán II en la Batalla de Clavijo. Los milagros atribuidos a él se repitieron y sus apariciones se multiplicaron, infundiendo valor a los soldados que, en su nombre, reconquistaron España, propiciando más y mayores peregrinaciones de toda Europa hacia la milagrosa Compostela a través de las Rutas Jacobeas.
Desde el s. IX los reyes de la Reconquista le reconocieron como patrón de España y establecieron el Voto de Santiago, que consistía en que las tierras conquistadas debían realizar todos los años una ofrenda obligatoria de bienes a su Catedral, en agradecimiento por su intercesión. Las Cortes Españolas establecieron en 1646 que ese voto fuese ofrenda de los reyes, los príncipes y el arzobispo compostelano a la Iglesia del Apóstol y así continúa haciéndose simbólicamente durante la misa solemne de cada 25 de julio, fecha que coincide con la celebración del Día de Galicia.
La figura de Santiago Apóstol jugó igualmente un papel inspirador en la Conquista de América, durante la que se aparecía como un trueno, transfigurándose sobre su corcel para ayudar a la victoria cristiana. Así se explica que sea el patrón de numerosas ciudades latinoamericanas fundadas bajo su advocación.
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