A punto de finalizar el Curso de Oratoria y Locución
Audiovisual al que he tenido el privilegio de asistir a lo largo de los últimos
diez meses, comparto una de las más hermosas lecturas que nuestro maestro,
Manuel Herrador, escogió para enseñarnos a comunicar desde el corazón. Se trata
del poema de la escritora dominicana Martha Rivera-Garrido titulado NO TE ENAMORES DE
UNA MUJER QUE LEE.
No te enamores de una mujer que lee,
de una mujer que siente demasiado,
de una mujer que escribe…
No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca.
No te enamores de una mujer que piensa,
que sabe lo que sabe y además sabe volar,
una mujer segura de sí misma.
No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor,
que sabe convertir en espíritu su carne
y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas),
o que se quede media hora contemplando una pintura
y no sepa vivir sin la música.
No te enamores de una mujer a la que le interese la política
y que sea rebelde
y sienta un inmenso horror por las injusticias.
Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota
y no le guste para nada ver televisión.
Ni de una mujer que es bella
sin importar las características de su cara y de su cuerpo.
No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente.
No quieras enamorarte de una mujer así.
Porque cuando te enamoras de una mujer como esa,
se quede ella contigo o no,
te ame ella o no,
de ella, de una mujer así, jamás se regresa.
de ella, de una mujer así, jamás se regresa.
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