Consultando el diccionario como corresponde a quien
ignora el verdadero significado de los términos, observo que se describe el
resentimiento como desazón, desabrimiento o queja a resultas de un dicho o
acción ofensiva, que puede perdurar largo tiempo y reaparecer al ser recordado.
La sensación que causa puede variar desde una ligera molestia temporal a un
profundo malestar que dificulte y hasta imposibilite las relaciones con el
ofensor. Es un linaje de venganza atenuada que no es tanto enojo como tristeza
y aun amor disimulado. La definición se cierra con la afirmación de que el
resentimiento enquistado y agravado acaba transmutado en rencor, perversa
palabra.
Sigo buceando y me derivan a otros conceptos igualmente
rechazables, como amargar, despechar, envenenar, hiel, pique y, de nuevo,
rencor. Y ya me sobrepasa tanta negatividad. Confieso que, de todas ellas, la
que provoca mayor conmoción en mi ánimo es la que indica su vertiente de
hostilidad hacia algo o alguien, de ira no resuelta ante un acontecimiento, de enfurecimiento,
de incapacidad para perdonar. Debe ser
porque en esta acepción me resulta aterradoramente sencillo identificar a
quienes lo practican. Se trata de seres que no avanzan, rumiantes permanentes
de su desdicha, empeñados sin tregua en
asistir al castigo de quienes causaron su dolor, sea hogaño o antaño, fruto de acontecimientos
sucedidos hace meses, incluso años, pero que se convierten en unos nocivos compañeros
de viaje, de gran impacto en su vida y, por desgracia, en la de los suyos.
Ese componente de hondo sufrimiento está fuera de toda
duda, como bien refleja su aspecto exterior. Para estos militantes de la
inquina es una desgracia que la cara sea el espejo del alma. Su particular
retrato de Dorian Grey reposa sobre un atril invisible al tiempo que, una a
una, las hojas del calendario van cayendo irremisiblemente. Dicen que el
resentimiento es como tomar veneno esperando que la otra persona muera. Me
parece una visión bastante acertada del drama. Es lo que tienen los resentidos
crónicos, que su incapacidad para el perdón y para la autocrítica proviene de
su firme convicción de ser los inocentes de las historias. Y esa condición de
víctimas les incapacita para cualquier acción terapéutica dirigida a sanar su
desarbolado mundo interior, precisamente porque los culpables son siempre LOS
OTROS.
Decía Nietszche que “el resentimiento es la emoción del
esclavo, no porque el esclavo sea resentido, sino porque quien vive en el
resentimiento, vive en la esclavitud”. No puedo estar más de acuerdo. Como
tampoco puedo sentirme más aliviada por no haberlo practicado en mi vida. Tal
vez sea mi herencia genética, tal vez mi educación religiosa, pero lo más
probable es que, como en tantos otros aspectos de mi personalidad, sea cuestión
de voluntad. O de voluntariedad. O de voluntarismo. O, simple y llanamente, el
profundo convencimiento de que el tiempo es oro y no se puede malgastar
visitando a diario el lado oscuro de la fuerza.
CATÁLOGO HASTA LA FECHA
X. LOS SINDICALISTAS SAQUEADORES (noviembre 2013)
CATÁLOGO HASTA LA FECHA
I. LOS PROGRES (diciembre 2010)
II. LOS ECOLOGISTAS A DISCRECIÓN (febrero 2011)
III. LAS FEMINISTAS EXCLUYENTES (junio 2011)
IV. LOS CONCURSANTES DE REALITIES (julio 2011)
V. LOS POLÍTICOS EN CAMPAÑA (noviembre 2011)
VI. LOS FALSEADORES DE CURRICULUM (febrero 2012)
VII. LOS LIGONES DE TRES AL CUARTO (mayo 2012)
VIII. LOS "ANIMALES DE PESEBRE" (febrero 2013)
IX. LOS DESPRECIABLES ESPÍAS (junio 2013)
¡Madre mía! Y la lista sigue en aumento....Jajaja. Muy bueno, Myriam.
ResponderEliminarAbrazos mil.
Así es. Se trata de una lista tan extensa que a veces me asusta. La fauna humana (parece un contrasentido) da para mucho.
ResponderEliminarUn beso de naranjas dulces, para compensar tu limonada.
Y mucho ánimo SIEMPRE.
MYRIAM
Muchas, muchísimas gracias Myriam.
EliminarUn beso enorme.