Este viernes 26 de octubre tiene lugar en el Teatro Campoamor de Oviedo la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2012.
En la presente edición el galardón correspondiente a
la categoría de Ciencias Sociales ha recaído en la filósofa norteamericana
Martha Nussbaum. Esta profesora de la Universidad de Chicago es conocida sobre
todo por sus ensayos sobre la filosofía antigua y el estudio de las emociones
pero la faceta que a mí me resulta más atrayente es la que le alza como
defensora a ultranza de la educación y las letras como baluartes de la
existencia.
En unos momentos en los que el ejercicio de la
política está a años luz de la ejemplaridad y los ciudadanos se debaten entre
la pasividad y la protesta callejera, Nussbaum afirma con rotundidad que el
ingrediente más importante para la salud de la democracia es una educación
ciudadana impregnada de fuerte contenido humanístico y dirigida a inculcar a
niños y adolescentes el pensamiento crítico de Sócrates, a fin de enseñarles a articular
un discurso racional con el que debatir y defender sus ideas. Para ello, resulta
fundamental que posean un conocimiento profundo de la Historia y que entiendan
las claves de la economía global, para alcanzar a ver el mundo desde puntos de
vista distintos al suyo propio.
Fomentar el espíritu crítico en edades tempranas,
cuando las Humanidades casi han desaparecido del currículo educativo, no es
tarea fácil. Por ello, esta reconocida seguidora de la doctrina aristotélica
(fue justamente el conocimiento profundo de Aristóteles acerca de la
vulnerabilidad humana lo que sedujo a su discípula desde el principio) alerta
de la imperiosa necesidad de incluir la herramienta del pensamiento crítico dentro
del horario escolar, como el mejor sistema para aprender a argumentar las
posturas que toda persona mantiene tanto ideológica como afectivamente.
Como quiera que abundan en dos de los ejes centrales
de la filosofía de Martha Nussbaum - la
educación de los adolescentes y el estudio de las emociones-, quiero citar dos ensayos que han
llegado recientemente a las librerías y cuya
lectura acabo de concluir. Se trata de “Ética de urgencia” de Fernando Savater
y “Mapa sentimental” de Javier Urra. Ambas obras son absolutamente
recomendables –casi terapéuticas- y confirman, como en toda su producción
anterior, la extraordinaria valía profesional y personal de sus autores. Un
auténtico placer.
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