Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 19 de enero de 2013
Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 3 de febrero de 2013
Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 3 de febrero de 2013
De
todas las posibles manifestaciones del afecto, el abrazo es, sin duda, mi
favorita. Y lo es porque se puede aplicar perfectamente a cualquier persona,
con independencia del vínculo sentimental que te una a ella. Madre, padre, familiar,
cónyuge, hijo, amigo, vecino o simple conocido, todos son susceptibles de
resultar agraciados por esta maravillosa expresión afectiva.
Atendiendo
a su intensidad, duración, sinceridad y calidez, de nuestro modo de abrazar se
pueden extraer diversas conclusiones. Los hay suaves, firmes, breves, extensos,
profundos o leves. Sean como sean, están
llamados a reflejar el grado de cariño de quien los brinda, su capacidad de
entrega emocional y el lugar que el abrazado ocupa en su corazón.
No
hay duda de que el contacto físico constituye una necesidad básica para el
bienestar del ser humano. En ocasiones, una mera caricia, un apretón de manos o
un pellizco en la mejilla contienen un mensaje que, traducido en palabras,
superaría a las que conforman el capítulo de una novela. Sin embargo, nuestra
civilización se ha visto influenciada negativamente por una herencia cultural
poco partidaria de expresar las emociones abiertamente y tendente a asociar
dichos comportamientos a la debilidad y a la vulnerabilidad. Es una verdadera
lástima, sobre todo si se tiene en cuenta que nos hallamos ante una de las más
eficaces medicinas para el cuerpo y para el alma desde la infancia hasta la
ancianidad. Algunos experimentos llevados a cabo en el campo de la Psicología
confirman la teoría de que las personas que no mantienen ningún tipo de
contacto físico caminan por la vida con mayor infelicidad y peor estado de
ánimo.
Asimismo,
si se observa una foto fija de la sociedad actual, es fácil apreciar que los
supuestos avances tecnológicos nos alejan todavía más de las relaciones cuerpo
a cuerpo para terminar por convertirnos en seres más fríos e individualistas. Las
consultas de numerosos psiquiatras y psicólogos acogen a diario testimonios de
vidas enteras echadas a perder por culpa de la cobardía sentimental y la
mediocridad afectiva, marcadas por la incapacidad de bajar la guardia, de
rendirse a un largo abrazo, de decir un “te amo” o cien “te quiero”, de besar
con sinceridad sin que ese beso sea tan sólo la puerta de acceso a un desahogo
sexual.
Conozco
a más de un analfabeto sentimental, de esos que piensan que las demostraciones
de cariño están fuera de lugar, o que son innecesarias, o que se han de hacer
de puertas para adentro (que, luego, tampoco las hacen de puertas para adentro)
o que debilitan el ánimo. De esos que dan por supuesto que los suyos dan por supuesto
que les quieren. Demasiados por supuestos. Les compadezco, al tiempo que doy
mil gracias a mi familia por enseñarme desde la cuna a no dejar pasar la
ocasión de abrazar, de besar y de querer a los míos y a los que, sin ser míos, así
los siento en alguna medida, porque también ocupan un hueco en mi corazón. No
quiero que lo supongan, ni que lo imaginen, sino que lo sepan, por la sencilla
razón de que se lo digo abierta y frecuentemente, emulando a Stevie Wonder con
su canción.
Tal vez no sea un propósito convencional de Año Nuevo que pueda
competir con el de adelgazar o dejar de fumar pero a mí me parece infinitamente
necesario y, además, sin coste alguno.
Magnífico artículo, Myriam. He descubierto que soy un analfabeto sentimental. Prometo enmendarme.
ResponderEliminarGracias.
Juan
Muchas gracias por tus palabras, Juan. Me animan a seguir adelante con mis reflexiones.
ResponderEliminarLa buena noticia es que siempre estamos a tiempo de dar un giro a nuestra vida. Cada día que amanece es una oportunidad para hacer las cosas de otra manera. Ánimo, pues.
Un cordial saludo.
MYRIAM
Te mando desde la Comunidad Foral EL MAYOR DE LOS ACHUCHONES VIRTUALES, ya sé que no es lo mismo...el real te lo guardo para cuando vengas. Te quiero.Rose.
ResponderEliminarAmiga del alma:
ResponderEliminarOjalá regrese pronto a mi tierra preciosa para poder recibir tus abrazos en persona.
Yo también te quiero y te echo de menos.
Besos atlánticos.
MYRIAM