Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 9 de mayo de 2014
Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 9 de mayo de 2014
Quien más, quien menos, habrá escuchado esta reflexión pretendidamente jocosa en virtud de la cual, cuando una mujer dice “no”, en realidad quiere decir “sí”, todo ello en el ámbito de una discutible seducción femenina. Es otra de las innumerables patochadas a las que se ha visto expuesto el mal llamado sexo débil desde el principio de los tiempos. Lástima que, en algunas ocasiones, la gravedad de los efectos que acarrea la mala interpretación del mensaje por parte del receptor sea capaz de trocar una existencia hasta entonces apacible en un infierno sin fecha de caducidad.
Tres lustros después del comienzo del siglo XXI, al mundo en que vivimos le queda un largo trecho que recorrer para erradicar el incalificable fenómeno de la violencia de género. Muy conscientes de los dramas personales que acarrean estas devastadoras experiencias, a partir del presente mes de mayo se emitirá en las salas de cine estadounidenses un anuncio protagonizado, entre otros, por los actores Benicio del Toro, Daniel Craig y Steve Carell, dentro de una campaña de concienciación contra los abusos sexuales denominada “1 is 2 many” (“Una víctima son demasiadas”). Desde la Casa Blanca, el Presidente Obama y su segundo de a bordo, Joe Biden, están apelando con firmeza a que los propios hombres sean parte de la solución y cambien la forma en que se afronta en su país esta lacra tan denigrante que, por otra parte, no conoce fronteras ni entiende de razas, religiones o clases sociales.
Las proclamas que se están transmitiendo son sumamente claras y van destinadas a alentar a la población masculina a comunicar de palabra y de obra las circunstancias de cualquier persona en peligro de ser atacada sexualmente. Frases tan contundentes como “si ella no consiente, es una violación”, “es un crimen y está mal” o “depende de todos nosotros poner fin a la agresión y eso empieza con usted” suenan sobre el fondo de unas imágenes que ya pueden visionarse a través de algunos canales de Internet.
Las cifras hablan por sí solas. Una de cada cinco universitarias sufre abusos sexuales a lo largo de su etapa estudiantil y una de cada nueve adolescentes norteamericanas es violada a lo largo de su vida. Ante esta espeluznante realidad, se ha creado recientemente un grupo de trabajo con el fin de proteger a los alumnos de estas agresiones a su intimidad, presentando una serie de recomendaciones destinadas a combatir dichas conductas delictivas. El Vicepresidente de los EEUU ha sentenciado que las Universidades no pueden seguir cerrando los ojos y fingir que las violaciones no existen en sus campus. En este sentido, se ha comprometido a la reducción de estos ataques, específicamente en edades comprendidas entre los dieciséis y los veinticuatro años, y se ha centrado en el apoyo incondicional a todas y cada una de las víctimas de los mismos.
Aplaudo con entusiasmo cualquier iniciativa tendente a la erradicación de una tragedia que nos denigra socialmente y creo firmemente que la clave de un hipotético triunfo estriba en la educación escolar y familiar y en el cambio de actitudes generadoras de sometimiento y humillación. Hemos de trasladar a los niños un modelo de relaciones sanas, basadas en el respeto y la igualdad. Debemos ser conscientes de la importancia del lenguaje utilizado, a menudo degradante y ofensivo, que promueve el sexismo y reduce a la mujer a la mera animalidad. Es preciso evitar el silencio cómplice y, asimismo, resulta imprescindible denunciar a los agresores para que sean condenados por sus actos.
No caben excepciones. No hay excusas. Millones de mujeres de los cinco continentes continúan siendo violentadas cada día, sometidas a las mayores aberraciones y vejaciones, dentro y fuera de sus hogares, por conocidos y desconocidos. Esas mismas mujeres que, cuando quieren decir “no”, dicen “no”.
A ver si aqui que somos tan proclives a encumbrar cuanto acontece tras nuestras fronteras seguimos este ejemplo firme contra la violencia de genero. Que no quede tan solo en unas cuantas campañas publicitarias, sino que se ataje de raiz de manera integral comenzando por la educación. Estoy contigo Myriam. Enhorabuena por tan buen artículo.
ResponderEliminarBesos mil.
Muchas gracias, ESCRITORA. Tus palabras me animan más que cualesquiera otras a seguir en la brecha. Las luchas colectivas son las que obtienen mejores resultados. La pasividad no es una opción. En realidad, nunca lo ha sido...
ResponderEliminarBesos desde el Atlántico
MYRIAM
Enhorabuena otra vez Myr, no sólo por lo bien que te expresas (ya sabes que eso es una de las virtudes que más envidio), sino también por la inestimable labor social que siempre realizas. En este caso, para colaborar a la erradicaión de una de las lacras más vergonzantes de nuestra sociedad. Este granito de arena unido a los millones y millones que aportan otras personas en todo el mundo, acabarán con la violencia hacia las mujeres; eso deseo y eso espero.
ResponderEliminarBesicos forales.
Rose
Gracias, "casihermana".
ResponderEliminarMe uno a tus deseos y esperanzas en el convencimiento de que los progresos sociales son tarea de todos y a todos nos conciernen moralmente.
Más besos.