Algunas personas
demuestran que es posible asumir el sufrimiento de nuestra vida, utilizarlo
como agua de molino y
transformarlo alquímicamente en combustible para el servicio desinteresado. Y,
además, sin darle demasiada importancia.
Frank Ostaseski es una de ellas. Lleva
cuarenta años dedicándose a la entrega compasiva de mujeres y hombres en proceso de morir, así como a la de
sus familiares. Asimismo, imparte clases magistrales de forma regular en
conferencias nacionales e internacionales de cuidados paliativos y enseña en
los centros espirituales más relevantes del mundo. Por eso sabe muy bien lo que
dice cuando afirma que la muerte no nos espera al final de un largo camino,
sino que está siempre con nosotros, en la médula de cada momento que pasa.
La muerte es la maestra
secreta que, oculta a la vista, nos ayuda a descubrir lo que más importa en la
vida. Y ello es así porque ambas forman un solo paquete, no es posible
separarlas. No obstante, lo mejor de todo es que no tenemos que esperar hasta la
llegada inevitable de nuestro final para hacer realidad la sabiduría que nos
ofrece. Basta con dejar que nos guíe para, desde el amor, llevar una existencia
con un mayor significado. Reflexionar sobre la muerte puede tener
una repercusión profunda y positiva, no sólo sobre la forma en la que vayamos
a morir, sino también sobre el modo en el que vayamos a vivir.
La vida nos expone a
diversas oportunidades de aprendizaje a las que, si somos afortunados, debemos
prestar atención. Cuando se vive una existencia iluminada por el hecho de la
despedida, dicha realidad orienta nuestras decisiones. En ese sentido, la
defunción es mucho más que un acontecimiento médico. Es un tiempo de
crecimiento, un proceso de transformación.
Así, tras una larguísima trayectoria
ayudando a innumerables seres humanos en ese tránsito, Ostaseski habla de
cinco orientaciones fiables para hacer frente a dicho momento con garantías. Pero lo
más gratificante es que se pueden aplicar con el mismo acierto en todo tipo de
transiciones y crisis, desde mudarse a una nueva ciudad, a iniciar o abandonar
una relación de pareja, pasando por acostumbrarse a vivir sin los hijos en casa o sufrir un revés laboral.
Cinco puertas a la vida. Cinco prácticas
insondables que se deben llevar a cabo a través de la acción, en las que se
puede profundizar constantemente y que rezan como sigue:
•
No esperes, porque estarás perdiendo el presente.
•
Da la bienvenida a todo, sin rechazar nada. Afronta.
• Pon todo tu ser en la experiencia.
• Encuentra un momento de reposo
en medio de los acontecimientos.
•
Cultiva una mente que no sabe, abierta, curiosa.
Tomemos buena nota en esta entrañable
Festividad de Todos los Santos.
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