Los amantes de la literatura estamos hoy de celebración. Hace exactamente
70 años se publicó LE PETIT PRINCE, el
relato más conocido del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry y que se ha
convertido desde su publicación en un auténtico fenómeno editorial, con 265
traducciones, 1.300 ediciones y 145 millones de ejemplares vendidos. Se trata de una de las obras literarias más reconocidas universalmente y,
si bien se considera un libro infantil por la forma que adopta y por la
sencillez de la historia que narra, en realidad es una imprescindible metáfora
que abarca temas tan profundos como el amor, la amistad y el sentido de la
existencia.
A través de sus páginas se plasman las conversaciones entre un aviador que
ha sufrido un accidente en pleno desierto del Sáhara y un pequeño príncipe que
habita en un asteroide lejano. Durante esas charlas, se pone de manifiesto la visión
sobre la estupidez humana y, paralelamente, la sabiduría de los niños que,
tristemente, suele quedar por el camino cuando crecen y se convierten en
hombres.
Citas tales como "todas las personas mayores fueron al principio
niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan" o "las personas mayores
nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para
los niños tener que darles una y otra vez explicaciones", alentaron a muchos
lectores a recuperar al chiquillo que encarnaron (que encarnamos) en el pasado.
"El Principito" encierra un firme mensaje humanista y se ha
convertido en una apología sobre la importancia del cuestionar, el rechazo a la
injusticia, la aceptación del otro por ser quien es y no por aquello que
representa o la búsqueda continua del contacto con la naturaleza. En ese
sentido, algunas de las afirmaciones de su joven protagonista son dignas de
enmarcar:
"A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo
amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre
preguntar: '¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar
mariposas?' Pero en cambio preguntan: '¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos?
¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?' Solamente con estos detalles creen
conocerle…".
El texto, además, se acompaña de unas encantadoras ilustraciones del mismo
autor, plenas de inocencia y de dulzura. Yo me quedo con una de las más célebres enseñanzas morales de este muchachito
viajero y curioso que observa con perplejidad el mundo de los adultos:
"NO SE VE BIEN SINO CON EL CORAZÓN. LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS".
Creo que no existe mayor verdad.
Gracias por este regalo, Myr, tuve ocasión de celebrar este aniversario con Gerardo en Facebook. Besos. Rose.
ResponderEliminarGracias a ti por tu presencia permanente en este blog. Me consta que "El Principito" es tu libro favorito y, por ello, te agradará saber que se lo estoy leyendo a David en voz alta. Tendrías que verle con la cabeza apoyada sobre mi hombro sin perder detalle. Para mí, la felicidad es eso...
ResponderEliminarUn beso de primavera tinerfeña, directo hacia mi hermosa tierra navarra.