sábado, 5 de octubre de 2013

¿LAS NOVATADAS UNIVERSITARIAS INTEGRAN O DESINTEGRAN?


Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 5 de octubre de 2013

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 14 de octubre de 2013





Han transcurrido ya dos años desde que publiqué en esta misma sección un artículo sobre el tema de referencia, en el que alertaba del grave problema que suponía la reprobable tradición de las novatadas universitarias. Desgraciadamente, esta cuasi delictiva costumbre sigue ejerciéndose sin tregua en la mayor parte de los campus de nuestro país, aprovechando los inicios del curso académico. Sin ir más lejos, la semana pasada escuché en un programa de radio a uno de los representantes de la Asociación No Más Novatadas  y me impactó tanto su discurso que no puedo por menos que insistir de nuevo sobre el mismo asunto y proceder a dar publicidad al grupo del que forma parte. Dicha asociación, sin ánimo de lucro y de implantación estatal, se creó en octubre de 2011 por una serie de personas, mayoritariamente vinculadas al mundo de la educación, que entraron en contacto tras haber tomado conciencia de estos hechos tan injustificables y decidieron abordarlos desde un colectivo no vinculado a ninguna ideología política y abierto al público en general.

Decía este especialista en la materia que las novatadas universitarias van mucho más allá de unas simples bromas para integrar (más bien, para desintegrar, diría yo) a los estudiantes recién llegados. Son comportamientos que implican humillación, acoso, relaciones de dominio-sumisión, abuso y falta de respeto. Por lo tanto, difícilmente pueden encajar en el concepto de “tradición”, siendo como son generadoras de un sufrimiento innecesario y, generalmente, silencioso y soterrado, en muchos de los llamados “novatos”. En todas ellas, con independencia de su grado, se establece el dominio de la voluntad de unas personas por parte de otras, lo que choca frontalmente con una idea sana de las relaciones interpersonales y de la diversión.

Me limitaré a señalar algunos ejemplos lo suficientemente ilustrativos: introducir un embudo por la boca y derramar bebidas alcohólicas a chorro; usar las manos o la lengua como cenicero de los veteranos que fuman; ingerir alpiste o comida para perros y gatos; soportar duchas de agua fría desnudos o vestidos, juntos o por separado, como antesala de una noche entera en el balcón;  lavarse los dientes con la escobilla del baño; lamer el suelo; ser dianas de cuasi agresiones de contenido sexual…, y todo ello con el trasfondo de un ambiente bullanguero y chulesco. No es un invento ni una exageración. Estamos hablando de jóvenes en permanente vigilia y a disposición de los bravucones de turno, apenas dos años mayores que ellos, que les requieren para servicios tales como compra de libros, encargos de fotocopias, toma de apuntes o, simplemente, suministro de bocadillos y hielo, aunque sean las tres de la mañana. Todo muy gracioso. Y, también, muy delictivo. Tanto que existen dos vías de denuncia a disposición de los afectados: la administrativa, ante el Vicerrectorado correspondiente, y la judicial, ante el Juzgado de Guardia o las dependencias de la Policía Nacional más próxima. En la página web “nomasnovatadas.org” encontrarán numerosa información, testimonios, grabaciones, videos y vías concretas de ayuda para las víctimas y sus familias.

El artículo 10 de la Constitución Española dice textualmente que “la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”. Por lo tanto, no cerremos los ojos ante situaciones de este tipo, aunque nuestros hijos tengan la suerte de no padecerlas. La construcción de una sociedad verdaderamente justa es tarea de todos.



http://www.laopinion.es/opinion/2011/11/15/novatadas-universitarias-broma-convierte-delito/380076.html

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