¡Qué tiempos aquellos en los que los
sindicalistas eran obreros que se jugaban el puesto de trabajo en defensa de
sus compañeros de reivindicación! Ni que decir tiene que realizaban tales funciones fuera del horario laboral y, por regla general, de forma desinteresada
y gratuita. Normalmente se trataba de
personas de mediana edad, pasado carcelario y aspecto humilde cuya
característica fundamental era contar con años, lustros y hasta décadas de
experiencia profesional. En otras palabras, que sabían demasiado bien lo que era
trabajar.
A día de hoy, ese modelo ha
desaparecido por completo, siendo sustituido por un formato de caraduras
diseñados para no dar palo al agua en esta vida y ganar una pasta gansa a costa
de los sufridos contribuyentes a los que dicen defender. Algunos de ellos
responden a la chocante, aunque sincera, denominación de “liberados” y suelen
pasearse por los recintos de turno ilustrando al resto de camaradas (o sea, a
los que curran) sobre lo que les conviene y lo que no. No es que les informen
sobre el convenio que les afecta ni les resuelvan ninguna duda de entidad,
menos aún si no están afiliados al engranaje. Se limitan a perpetrar su
particular campaña de reelección al comité de empresa y, una vez alcanzado tan
ocioso chollo, se van para no volver hasta la siguiente convocatoria. Hasta su
aspecto suele ser digno de estudio pormenorizado. Por parejas, sin
estridencias, con cierta nostalgia del pasado, luciendo atuendos "ad hoc" y
regalando frases del tipo "yo te lo consulto", dirigidas al desgraciado que madruga cada mañana mientras ellos
cobran por que secunde una huelga en contra su voluntad.
La patología llega a tal extremo que
funcionan como una clase aparte, otra casta añadida a la de los partidos
políticos y las organizaciones empresariales que, lo mismo que ellos, mama directamente de las ubres del Gobierno de turno (sean cuales sean sus siglas), que los subvenciona y los colma de bendiciones. En el caso de estos defensores de
los derechos del obrero, sus obscenos ingresos caídos de los celestiales
Presupuestos Generales del Estado les sirven para hacer de su capa un sayo, tal
y como se está deduciendo de la instrucción del caso de los ERE o del escándalo
de la financiación del Congreso de UGT-Andalucía del año 2009 con dinero destinado a cursos de formación y a atención de mujeres en peligro de exclusión. Los euros que
dilapidan a manos llenas, vía mariscadas o vía maletines falsos de Salvador
Bachiller, proceden del latrocinio al que nos vemos sometidos los sempiternos
pagadores de impuestos que, para más INRI, no hemos pertenecido jamás a un
sindicato.
Que el sindicalismo en España es una
trama de corrupción y trapicheo ofrece pocas dudas. Mientras no se financie
exclusivamente con las cuotas de sus afiliados, como en cualquier país moderno
y decente -práctica que debe extenderse además a los partidos políticos, a las
organizaciones empresariales y a otros organismos que también se benefician
inexplicablemente del dinero de todos los ciudadanos de bien-, esta pesadilla
no acabará. Urge una Ley de Huelga capaz de
regular tanto el derecho a no trabajar como al de sí hacerlo y que ponga freno
a los desmanes de los piquetes “informativos”, que no son más que una puerta
abierta a la intimidación y a las agresiones de toda índole. Necesitamos una segunda Transición que nos libre de sindicalistas saqueadores que se hinchan de
langostinos a la par que montan barricadas, de dirigentes
políticos de todo signo que se benefician de sobres con dinero negro y de
empresarios sin entrañas que se aprovechan de las necesidades vitales de sus
empleados para hacerles comulgar con ruedas de molino. Y la primera medida es retirarles de una vez para siempre las
subvenciones. Así comprobarán cómo vivimos los que les damos de comer.
CATÁLOGO HASTA LA FECHA
I. LOS PROGRES (diciembre 2010)
II. LOS ECOLOGISTAS A DISCRECIÓN (febrero 2011)
III. LAS FEMINISTAS EXCLUYENTES (junio 2011)
IV. LOS CONCURSANTES
DE REALITIES (julio 2011)
V. LOS POLÍTICOS EN CAMPAÑA (noviembre 2011)
VI. LOS FALSEADORES DE CURRICULUM (febrero 2012)
VII. LOS LIGONES DE TRES AL CUARTO (mayo 2012)
VIII. LOS "ANIMALES DE PESEBRE" (febrero 2013)
IX. LOS DESPRECIABLES ESPÍAS (junio 2013)
X. LOS SINDICALISTAS SAQUEADORES (noviembre 2013)
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