Casi todo el mundo piensa que el Patrón de Pamplona,
la preciosa ciudad que me vio nacer, es San Fermín. Sin embargo, tan inmenso
honor recae en San Saturnino, llamado San Cernin por los naturales de la
capital de Navarra.
De hecho, fue Saturnino –cuya festividad se celebra
este 29 de noviembre- quien, en el siglo III, bautizó a los primeros cristianos
pamploneses, entre quienes se encontraba un joven Fermín que, años después, se
iba a convertir en el primer Obispo del territorio.
Este jueves, siguiendo una tradición inmemorial, la
Perla del Norte volverá a disfrutar de un intenso programa de celebraciones concebido
para todos los gustos y edades, desde la Misa solemne en la Iglesia del mismo
nombre y presidida por el Arzobispo de la Diócesis hasta la Procesión del
festejado por algunas calles del Casco Viejo, pasando por el desfile de los
populares Gigantes con los que –como también ocurre en los mundialmente famosos Sanfermines- tanto disfrutan los más pequeños de la casa.
Dando inicio a los actos, una engalanada Corporación
Municipal partirá de la sede del Ayuntamiento en compañía de la Banda de Música, que jalonará el trayecto con hermosas melodías.
Yo, un año más desde mi Tenerife de adopción, viviré esta jornada
con nostalgia, porque los recuerdos del “pocico”
o de la veleta en forma de gallo que preside una de las imponentes torres parroquiales golpearán mi mente con sus nudillos.
Y es que miente el bolero. La distancia no es el
olvido. Lo sé de buena tinta, porque el
amor por mi tierra y por sus gentes inunda mi corazón hoy y siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario