Artículo publicado en la revista de habla hispana "La Ruptura" el 27 de marzo de 2013
La
actual crisis económica se manifiesta con dureza en la totalidad de los ámbitos
de nuestra sociedad pero se torna más intolerable, si cabe, cuando afecta a
determinadas prestaciones relacionadas con la sanidad y los servicios sociales.
En este sentido, los puntos de encuentro familiar tampoco se han podido librar
de los recortes impuestos por las diversas Administraciones, convirtiéndose en
otra de sus múltiples víctimas.
Se
trata de centros destinados a garantizar la seguridad de algunos menores
inmersos en los procesos de divorcio de sus padres y su finalidad principal no
es otra que lograr la normalización de los regímenes de visita hasta que
desparezcan determinadas circunstancias personales desfavorables que motivaron
la decisión de recurrir a esta alternativa de comunicación. Concebidos como
herramientas de normalización de núcleos familiares desestructurados, su funcionamiento corre a
cargo de determinados profesionales que garantizan el apoyo psicológico
necesario para el bienestar de los afectados mediante la puesta en práctica de
una serie de técnicas de resolución de conflictos.
Sus
destinatarios son miembros de familias con dificultades para relacionarse entre
sí y progenitores no custodios que requieren de supervisión especializada
durante los períodos de tiempo que comparten con sus hijos. También están dirigidos
a menores en situación de acogimiento familiar y a niños cuyo progenitor
custodio se niega a facilitarles la relación con su ex pareja. Antes de dar
cumplimiento al régimen de visitas, existe en todos los casos una resolución
judicial que avala la utilización de este servicio, de tal manera que se deben
conocer con antelación las peculiaridades de cada caso concreto antes de
decantarse por el protocolo de actuación que proceda.
La
Comunidad Autónoma de Canarias contaba hasta hace bien poco tiempo con cuatro
de estos centros pero, por desgracia, la tan traída y llevada crisis amenaza con hacer desaparecer esta opción que,
tan sólo en Tenerife, atiende a más de doscientas familias. Uno de ellos, el
punto de encuentro de La Orotava, ya echó el cierre el pasado mes de enero
porque la subvención necesaria para su sostenimiento no estaba contemplada en
los presupuestos de la Consejería de Políticas Sociales. Queda saber cuál será
el destino del Centro de la Familia de Santa Cruz, único superviviente de la
isla capitalina y que también sufre en primera persona la reducción de su financiación,
a pesar de haber gestionado numerosos expedientes desde 2005. Por lo pronto,
tendrá que asumir a todas las familias orotavenses perjudicadas por el cierre
de su centro y que ya engrosan unas listas de espera que probablemente se
alargue por un plazo superior a seis meses.
En
palabras de sus responsables, estamos asistiendo a la vulneración de derechos
esenciales recogidos tanto en nuestra Constitución como en la Convención de las
Naciones Unidas sobre Derechos del Niño, ya que, a la hora de relacionarse con
sus padres, algunos menores tan sólo disponen para verles de estos puntos de
encuentro, cuya regulación específica en Canarias, por cierto, brilla por su
ausencia, siendo una de las pocas Comunidades Autónomas que adolece de ella.
Se
impone una reflexión sobre dónde y cómo recortar determinados servicios
esenciales. No vale todo. Porque ¿qué puede haber más esencial que no perder
los vínculos paterno filiales?
http://www.feriadeldivorcio.com/2013/03/27/los-recortes-afectan-a-los-puntos-de-encuentro-familiar/
No hay comentarios:
Publicar un comentario