viernes, 26 de junio de 2020

BRONCEARSE EN EXCESO PUEDE COSTAR VIDAS



Artículo publicado en El Día el 26 de junio de 2020

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 27 de junio de 2020

Artículo publicado en Diario de Mallorca el 6 de julio de 2020




La Historia de la Humanidad es también la del afán de sus pueblos por seguir unos determinados arquetipos que han ido mudando con el transcurso de los siglos. Así, mientras antaño eran las señoras entradas en carnes y con la tez empolvada de talco las que se llevaban el gato al agua, en la actualidad el formato supuestamente en boga lo encarnan las jóvenes delgadas en extremo que lucen un tono marrónoscurocasinegro. Tampoco cabe duda de que cada ser humano es libre de desoír cuantos consejos beneficiosos para su salud se le intenten transmitir, amparado en el planteamiento de que, como de algo hay que morirse, al menos que sea disfrutando. Es una opción que respeto aunque, obviamente, no comparto. 

Con el fin de alertar de nuevo sobre las gravísimas consecuencias que la exposición solar incontrolada acarrea a un cada vez más elevado porcentaje de habitantes de nuestro planeta se celebra anualmente el Día Mundial del Melanoma. Dermatólogos del mundo entero llevan lustros consagrados a la ardua tarea de concienciar a la sociedad acerca de los riesgos de esta grave enfermedad, responsable del ochenta por ciento de las muertes por cáncer de piel. La incidencia de esta severa patología, cuyas principales causas residen en la radiación ultravioleta y en la predisposición genética, se ha multiplicado por dos en los últimos veinte años, inducida indiscutiblemente por determinadas modas funestas ligadas al culto a la belleza, que se erigen como responsables de tan espectacular aumento. 

El hecho cierto es que en estas fechas asociadas a la llegada del verano se abre la veda para conseguir a cualquier precio un cuerpo bronceado, objetivo absurdo donde los haya pero que lleva a infinidad de individuos a abusar de esta práctica, desoyendo las sencillas y asequibles recomendaciones de los expertos en la materia e injuriando su epidermis con quemaduras, manchas y arrugas de todos los tamaños y colores. Las continuas campañas informativas centran sus esfuerzos en tres pilares fundamentales, siendo el primero de ellos el uso imprescindible de cremas protectoras adaptadas a cada tipo de piel. El segundo, no por ello menos importante, consiste en evitar la absorción de los rayos en las horas centrales de la jornada, que se extienden entre las once de la mañana y las cuatro de la tarde. Y como tercer vértice de este triángulo figura el veto sin paliativos de la utilización de cabinas bronceadoras instaladas en centros de estética que, inexplicablemente, siguen funcionando sin restricción alguna. 

Por circunstancias personales, durante una etapa de mi vida tuve la oportunidad de compartir la experiencia hospitalaria de varios afectados de melanoma y confieso que me marcó hondamente, hasta el extremo de hacerme voluntaria de la Asociación Española contra el Cáncer. Recorrí por aquel entonces algunos centros escolares tinerfeños, impartiendo charlas a los adolescentes sobre hábitos de vida saludable, una de las experiencias más gratificantes que he realizado jamás. Y puedo afirmar con rotundidad que, así como nadie cuestionaba los perjuicios del tabaco, casi el cien por cien de los asistentes ponía reparos a la hora de admitir los peligros del astro rey. La práctica totalidad de los chavales rechazaba el uso de protectores y frecuentaba piscinas y playas en los tramos horarios más nocivos, desconocedores de que el clima del archipiélago canario explica los elevados índices de este mal sobre su población. 

Aun así, cabe resaltar que el índice de curación de un melanoma diagnosticado en sus primeras fases se eleva casi al cien por cien de los casos y que los avances en esta materia están siendo espectaculares. Por el contrario, cuando ya se ha extendido, el pronóstico es sumamente negativo y de ahí que la observancia de unas normas y el establecimiento de unas revisiones periódicas constituyan las medidas preventivas por excelencia. Broncearse en exceso puede costar vidas. Seamos, pues, inteligentes y no nos dejemos arrastrar por modas pasajeras que menoscaban nuestra calidad de vida y nos sitúan al borde de un precipicio.

martes, 23 de junio de 2020

ANNE CARSON, PREMIO PRINCESA DE ASTURIAS DE LAS LETRAS 2020




Desde la Asociación de Mujeres Charter100-BPWTenerife, a la que tengo el honor de pertenecer, felicitamos a la poeta canadiense Anne Carson, flamante ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2020 cuyo jurado, reunido en esta ocasión telemáticamente a consecuencia de la actual pandemia de Covid19, ha destacado las cotas de intensidad y solvencia intelectual de la autora en los distintos ámbitos de su escritura, lo que la sitúa entre los escritores más destacados de la actualidad. 

Considerada una "rara avis" por vocación propia, con el paso de los años ha desarrollado un estilo único donde los géneros se difuminan para atrapar lo esencial. Además de su dedicación a la poesía, es ensayista, traductora y profesora de Literatura Clásica en las Universidades de Princeton y Michigan, y sus obras componen un collage de dichas disciplinas, entre las que también la música juega un papel fundamental. 

Carson “mantiene un compromiso con la emoción y el pensamiento, con el estudio de la tradición y la presencia renovada de las Humanidades como una manera de alcanzar mejor conciencia de nuestro tiempo». El amor y todas sus tentaciones, satisfacciones, pruebas, complejidades y decepciones, así como sus relaciones con lo espiritual y lo divino, constituyen una constante temática en sus versos. Enhorabuena.


viernes, 19 de junio de 2020

LA CRECIENTE OBSESIÓN POR LA COMIDA SANA


Artículo publicado en El Día el 19 de junio de 2020

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 20 de junio de 2020

Artículo publicado en Diario de Mallorca el 20 de junio de 2020




Si tuviera que escoger entre comer para vivir o vivir para comer, confieso (no sin cierto rubor) que me decantaría por la segunda opción. Como buena pamplonesa, la gastronomía me atrae demasiado y por eso huyo entre comillas de las personas que llevan a cabo un apostolado permanente en lo tocante a la ingesta de comida sana. Y aclaro que no me refiero a quienes tratan de observar unos hábitos de vida saludables, cuidando lo que comen y beben y haciendo ejercicio dentro de unos parámetros razonables. De hecho, yo soy una de ellos. Tan sólo me limito a defender la conveniencia de extralimitarse puntualmente, siquiera para mejorar el estado de ánimo. 

En este contexto, y por ser los más conocidos, tendemos a pensar que la anorexia y la bulimia son los únicos trastornos alimentarios de referencia pero, por desgracia, el catálogo de modalidades no deja de ampliarse. Supongo que es otro de los peajes de esta moderna civilización que se cimienta absurdamente en nuestro aspecto exterior en detrimento del interior y que en los países del Tercer Mundo, por supuesto, ni siquiera se contempla. Bastante tienen ya sus habitantes con sobrevivir y, a veces, ni eso, si atendemos a las demoledoras estadísticas sobre el drama de la hambruna. Sin embargo, de unos años a esta parte prolifera en nuestro entorno un nuevo grupo al que, quizás injustamente, denomino “integristas de la alimentación saludable”. 

En mi humilde opinión, su problema no estriba únicamente en que hayan decidido prescindir del chorizo en pos del apio sino, sobre todo, en que se dediquen a castigar a sus interlocutores con discursos cansinos acerca de los perjuicios asociados a las ricas viandas y su preparación. Ese comportamiento obsesivo centrado en la búsqueda de un ideal de dieta que roza la patología se conoce por el nombre de ortorexia y sus defensores coinciden con anoréxicos y bulímicos en poseer una personalidad metódica, un deseo de perfección estética y un exagerado orden vital. La diferencia radica en que, mientras aquellos se preocupan por las cantidades que consumen, los ortoréxicos se obsesionan con su calidad y, en consecuencia, rechazan los que califican como “alimentos peligrosos”, bien porque los consideran insanos, bien porque son el resultado de procesos industriales artificiales. 

Incluyen en esta categoría cualquier producto que contenga colorantes, conservantes y saborizantes o que haya sido tratado con pesticidas y herbicidas. Ni que decir tiene que las opciones que se libran de su quema se reducen a menos de diez, por lo que, al eliminar familias enteras de alimentos, se exponen a padecer graves carencias nutricionales. Pero el asunto no acaba ahí. Además de en la compra, ponen también el foco en los utensilios de cocina con los que elaboran los platos, llámense ollas, sartenes, hornos o recipientes varios. Otra característica que les define es que dedican horas a planificar sus menús y a preparar las correspondientes recetas. 

Para colmo, su preocupación por la influencia de las comidas sobre determinadas enfermedades digestivas y respiratorias les condiciona hasta tal punto que son incapaces de comer fuera de casa, pues no pueden ejercer el control preciso sobre los contenidos y la elaboración de las cartas de los establecimientos donde se reúnen con familiares y amigos. A ese aislamiento social se añade, además, un gran malestar emocional y un enorme sentimiento de culpa por romper sus propias reglas, que tratan de paliar con suplementos a base de hierbas y remedios naturales (otra tendencia muy de moda). 

Cuando se llega a estos extremos, resulta esencial detectar a tiempo cualquier alteración para diagnosticarla adecuadamente y poder así restablecer de nuevo una conducta alimentaria apta. Los especialistas suelen recomendar una serie de tratamientos que combinan psicoterapia y farmacoterapia. A este respecto, convencer a los afectados de que comer de forma saludable no es incompatible con hacerlo de modo placentero parece un buen punto de partida. Probablemente el mejor.

https://www.eldia.es/opinion/2020/06/19/creciente-obsesion-comida-sana/1087777.html

lunes, 15 de junio de 2020

DÍA DE LA TOMA DE CONCIENCIA DEL ABUSO Y EL MALTRATO EN LA VEJEZ



Desde el año 2011, cada 15 de junio se celebra el Día de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez es una fecha emblemática y de gran relevancia, que invita a la sociedad en general, a respetar y hacer valer los derechos que tienen todas las personas mayores a gozar de una vida de calidad, donde el abuso, el maltrato y el abandono no sean permitidos ni aceptados en ningún país del planeta. 

Cada uno de nosotros estamos invitados a formar parte de esta celebración con algún aporte significativo. Podemos empezar desde el propio hogar, valorando y cuidando a los familiares que ya tienen una edad avanzada y donde para ellos, lo más importante en esta etapa de sus vidas es el amor, la comprensión y la tolerancia de sus seres queridos. 

Aprovechemos esta oportunidad de proteger a abuelos, padres, amigos, vecinos y cualquier otro adulto mayor, pues gracias a ellos contamos con el privilegio de vivir y disfrutar de las bondades que nos brinda este mundo.

viernes, 12 de junio de 2020

DE EMÉRITOS, MÉRITOS Y DEMÉRITOS



Artículo publicado en El Día el 12 de junio de 2020

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 13 de junio de 2020

Artículo publicado en Diario de Levante el 13 de junio de 2020

Artículo publicado en Diario de Mallorca el 17 de junio de 2020






En atención a su notable repercusión mediática, el concepto de presunción de inocencia se utiliza con frecuencia en la órbita de la opinión pública, pero no siempre de un modo preciso. Se trata de un principio jurídico penal que establece la inocencia de las personas no como excepción sino como regla. Solamente después de un proceso judicial donde quede demostrada su culpabilidad se les podrá aplicar la pena correspondiente. También la Constitución Española recoge esta figura en su artículo 24.2 y la consagra como un Derecho Fundamental. 

Su aplicación es de ámbito general. Sin embargo, cuando los imputados en un procedimiento penal ostentan algún cargo político, se suele llevar a cabo por parte de la sociedad un juicio paralelo en virtud de los hechos que se dan a conocer tras la apertura de los correspondientes sumarios. Como consecuencia, los ciudadanos que en su día depositaron la confianza sobre los acusados van sacando sus propias conclusiones acerca de la altura moral de los mismos, sin esperar a una resolución definitiva que, instancia tras instancia, tardará muchos años en dictarse, certificando así el drama de nuestra Justicia, cuya exasperante lentitud la convierte en injusta. 

Las ocasiones en las que el primer pronunciamiento resulta absolutorio, tanto los afectados como sus partidarios se apresuran a hablar de linchamientos inadmisibles perpetrados en portadas de periódicos y en titulares de telediarios, al tiempo que aprovechan, repudiando esa libertad de información que únicamente defienden si les beneficia, para matar al mensajero. Tampoco es descartable que determinados individuos de ejecutoria más que dudosa se libren de sus condenas por los pelos -a veces, por un simple defecto de forma- y, absolución en mano, proclamen a los cuatro vientos su condición de mártires que jamás cometieron pecado, por más que existan contundentes indicios que avalen unos comportamientos altamente rechazables. 

Cabría preguntarse entonces si los sufridos votantes debemos atenernos exclusivamente al resultado de un fallo judicial a veces recurrible y, en mi opinión, la respuesta es negativa. Tal vez los hechos nos sitúen frente a conductas que no puedan considerarse delictivas desde un punto de vista estrictamente legal. Sin embargo, atendiendo a los ámbitos de la ética y la responsabilidad política, para mí se tornan inaceptables. Y es en este terreno, en el de la estrecha obligación de dar el mejor de los ejemplos, donde los ciudadanos honrados han de responder a los inmorales con su menosprecio, pues cada quien es muy libre de pensar lo que estime más oportuno sobre la probada falta de decencia de unos representantes públicos a los que jamás compraría un coche de segunda mano. Claro que lo ideal sería que, acto seguido, obraran en consecuencia. 

A título particular, entiendo que un correctivo sumamente eficaz se traduce en no volver a votarles. Lástima que en España la corrupción apenas pase factura electoral. Yo misma, como ciudadana que acude siempre a la cita con las urnas, mantengo una opinión formada acerca de diversos escándalos -Filesa, GAL, Faisán, ERES, Gürtel, Púnica, Nóos o AVE a La Meca (que actualmente coloca el Rey Emérito en el punto de mira)-, con independencia de si sus protagonistas resultan absueltos o condenados, o si recalan o no en un centro penitenciario. 

Por fortuna, la Historia no se escribe exclusivamente en los tribunales, de tal manera que las sentencias, por mucho que deban respetarse (y yo, por supuesto, lo hago), no suponen necesariamente un certificado de inocencia verdadera, como tampoco acreditan una conducta ejemplar. De hecho, no deja de ser bastante frecuente que los encargados de investigar actuaciones de esta naturaleza reúnan numerosas pruebas que, por no considerarse lo suficientemente concluyentes, aboquen a jueces y magistrados a dictar fallos no condenatorios en el estricto cumplimiento de la máxima “in dubio pro reo”. Ahora bien, de ahí a colegir que constituyen un refrendo de la honorabilidad de los imputados o a afirmar que los hechos enjuiciados jamás sucedieron, va un abismo.  


martes, 9 de junio de 2020

YA FALTA MENOS





De la mano del periodista Eugenio González, he vuelto a intervenir una semana más por vía telefónica en el programa “Buenos días, Canarias”. 

Hoy, acompañados por el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, y el director gerente del tinerfeño Hospital Parque, David García, nos hemos centrado de nuevo en diversos aspectos relacionados con la pandemia de coronavirus y sus consecuencias sobre la salud y la economía de nuestro archipiélago. 

Asimismo, junto al profesor universitario Juan Carlos Sampedro, hemos profundizado sobre la incertidumbre asociada a la celebración de la inminente EBAU -prueba de acceso a la Universidad- (a partir del minuto 17 del enlace de audio adjunto). 

En el inicio de esta Fase 3, mi esperanza de poder retornar a los estudios de RTVC y reencontrarme con mis queridos compañeros de onda va en aumento. Ya falta menos.


viernes, 5 de junio de 2020

LA IMPORTANCIA DE LLAMAR A LAS PERSONAS POR SU NOMBRE



Artículo publicado en El Día el 5 de junio de 2020

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 6 de junio de 2020

Artículo publicado en Diario de Levante el 7 de junio de 2020






Siempre he creído que el hecho de llamar a las personas por su nombre es un gesto de respeto y empatía. Tal vez sea porque, a mi juicio, los interpelados se sienten reconocidos y hasta especiales, en el buen sentido de la palabra. Sin embargo, no son pocos quienes rechazan un detalle tan simple y, a la vez, tan rentable desde un punto de vista social. A menudo aluden a la falta de memoria, a la inconveniencia de no mantener las deseables distancias o, sencilla y llanamente, a una falta de interés verdadero por el prójimo. Tampoco es que les deseen ningún mal, pero un individualismo mal entendido les impide romper una lanza a favor del acercamiento y por propia experiencia garantizo que no saben las satisfacciones que se están perdiendo en el terreno de la comunicación. 

Infinitamente más importante que llamar a las cosas por su nombre es hacer lo propio con las personas. Y es que, si a nuestro tradicional empeño por recurrir a los eufemismos para trastocar el significado de los conceptos, añadimos la creencia de que conocer los apelativos de quienes forman parte de nuestro entorno es una ocurrencia peregrina, me temo que nos estamos autocondenando a un universo frío y despersonalizado en el que las máquinas y los robots vayan a convertirse en nuestros únicos compañeros de viaje. A este respecto, una amiga muy querida compartió hace algún tiempo conmigo una anécdota sumamente reveladora. En el transcurso de un examen, una docente universitaria indicó a sus alumnos que dejaran para el final de la prueba la primera pregunta del cuestionario, de contenido desconocido. Posteriormente supieron que consistía en anotar el nombre de algunos trabajadores de su Facultad, tales como conserjes, señoras de la limpieza o camareros del bar. 

La profesora llevó a cabo el sorprendente experimento con el fin de demostrarles la importancia de conocer a quienes pertenecen a nuestro entorno más directo, a veces incluso diario. Sin embargo, muchos de sus alumnos se decantaron por responder otra pregunta alternativa, pues aquella primera les generaba miedo y desconfianza. Creo que vale la pena recapacitar. Hombres, mujeres, niños y ancianos que se cruzan día a día en nuestro camino no son maniquíes que forman parte de una escenografía teatral y, a buen seguro, responderían encantados al ser llamados por su nombre de pila. Algunos, incluso, lo llevan prendido en un chapa identificativa, para facilitarnos todavía más la labor. Yo, desde luego, me emociono cuando me presento ante un desconocido y al poco tiempo ya se dirige así hacia mí. Me parece una de las vías más rápidas y efectivas de establecer un contacto fuerte y duradero y de fomentar vínculos de toda índole, además de una fórmula altamente eficaz para integrarse en un grupo, establecer lazos de amistad e influir positivamente en los demás. 

Abundando en esta idea, también el concepto de liderazgo descansa en gran medida sobre esta condición de dirigirse a todos y cada uno de los miembros de una colectividad por su nombre, en hacerles sentir relevantes y en tratarles con el debido respeto. Por ello, es lógico que empresas y organizaciones se apunten a esta corriente personalizadora, en la que no basta con conocer exclusivamente a los altos directivos, sino también a los mandos intermedios y a los empleados del resto de departamentos, imprescindibles también en el organigrama. Pocas siembras dan mejores frutos que la de trazar un camino de ida y vuelta en el que los demás nos traten como les tratemos nosotros. Si dispensamos educación y cercanía, pronto comprobaremos la cantidad de puertas que se abrirán a nuestro paso. Y, ya que por el momento no podemos abrazarnos, no renunciemos a la gran oportunidad de demostrarnos una proximidad humana para la que, a menudo, el mero hecho de llamar a una persona por su nombre lo cambia todo.





martes, 2 de junio de 2020

YO SOY MUJER CHARTER 100-BPW TENERIFE






La Asociación Charter 100-BPW Tenerife forma parte de la Federación de Empresarias y Profesionales BPW Spain, que trabaja para fomentar la sororidad, la solidaridad y el empoderamiento, capacitando el potencial profesional y el liderazgo, apoyando a las mujeres para alcanzar puestos de toma de decisiones, liderando un lobby que impulse la igualdad de oportunidades y desarrollando sus acciones bajo los Principios de ONU Mujeres. 

En la actual coyuntura social y económica, BPW Spain se une al movimiento EActíVate, que nace como punto de encuentro de empresas de todos los tamaños, trabajadores, empresarios, autónomos y profesionales para dar visibilidad a aquellas que se “activan con hechos” y demuestran que se puede generar empleo y clientes siendo creativas, así como para lanzar iniciativas e ideas que activen la economía y generen opinión y confianza como país. 

No se trata de NO PARAR sino de ACELERAR la actividad y para ello es preciso conseguir la agilidad y la flexibilidad de aquellos procesos administrativos necesarios para impulsar la digitalización, la empleabilidad, la productividad, la movilidad, las infraestructuras y la sostenibilidad de nuestra economía. 

Desde Charter100Tenerife-BPW Spain nos unimos a EActíVate porque creemos firmemente en sus cinco pilares: empleabilidad, infraestructuras, productividad, reinvención y sostenibilidad.