viernes, 26 de febrero de 2021

¿USTED SABE CON QUIÉN ESTÁ HABLANDO?


Artículo publicado en El Día el 26 de febrero de 2021

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 27 de febrero de 2021

Artículo publicado en Diario de Levante el 28 de febrero de 2021



La bochornosa expresión “usted no sabe con quién está hablando” se ha hecho muy popular en España desde tiempos inmemoriales, cuando algunos ingenuos, generalmente en el estricto cumplimiento de sus tareas profesionales, pretendían que el correspondiente mandamás de turno cumpliera como todo hijo de vecino con la ley y las buenas costumbres. Desde el guardia urbano que multaba el coche de algún subsecretario ministerial al profesor que suspendía al hijo del Gobernador Civil, pasando por el camarero que rogaba al borracho de rigor que en su establecimiento se abstuviera de cantar jotas a voz en grito, ignorante de hallarse ante un concejal de Urbanismo, la historia se repite una y otra vez. Lo cierto es que pocas frases definen mejor al individuo que la pronuncia, pues quien recurre a ella suele estar revestido de una prepotencia basada en el convencimiento de sentirse un ser supremo, gracias normalmente a un puesto de privilegio que ocupa de manera temporal. 

Estos individuos, persuadidos de pertenecer a una raza superior, proliferan como las setas en otoño y no pocos de ellos integran las clases políticas del mundo entero. A algunos los podemos ver en los periódicos día sí, día también y nunca pierden por completo sus deplorables maneras de proceder. Muy al contrario, estos altos cargos se resisten a dejar de recurrir a la frase de marras, máxime si, cuando se encuentran con alguna copa de más, la autoridad competente, amén de sobria, les llama a capítulo en su afán de recordarles su condición de simples mortales, por más ceros que adornen sus cuentas corrientes y por más negras que luzcan las tarjetas de crédito con las que lleven a cabo sus transacciones. Por cierto, que a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado estas actitudes chulescas de quienes imparten clases de democracia y progresismo pero, apenas tocan poder, se arrogan una serie derechos más propios de la Edad Media, les cabrea hasta el extremo. 

A mi juicio, unos de los aspectos más incomprensibles asociados a estos escándalos es que, cuando saltan a la luz, no suelen faltar las declaraciones de apoyo de compañeros de partido que rebajan la gravedad de los hechos a meros sucesos acaecidos en el ámbito privado, que no se les está juzgando por quedarse con dinero público ni por delitos relacionados con su actividad, y que ya sólo faltaría que ni siquiera fuera posible emborracharse o echar una canita al aire porque, en ese caso, “casi nadie querría meterse en Política”. El ejemplo más reciente en cuanto a falta de ética y vergüenza se refiere lo están protagonizando una nutrida selección de mujeres y hombres que se han saltado el orden del protocolo nacional de vacunación establecido con ocasión de la pandemia de coronavirus. La lista de caraduras se ha extendido a las esferas más diversas, incluyendo (cómo no) a políticos, altos cargos, sindicalistas y miembros de las cúpulas militar y eclesiástica. Cuantificados en alrededor de unos setecientos, hasta la fecha han decidido dimitir nueve, y sólo uno ha sido cesado. 

Me pregunto cómo se puede hacer entender a mentes de esta traza que el reproche social que generan sus conductas no se debe a un exceso de rigor ni de escrúpulo ciudadano, sino a la perversión de sus modelos de comportamiento, habida cuenta que resultar elegido en las urnas u ostentar un puesto de relevancia no conlleva una patente de corso, sino que eleva la exigencia de una actuación ejemplar, derivada precisamente de ejercer un cargo de representación. Es más, aun cuando en ocasiones resulten absueltos en los correspondientes procesos judiciales, ello no resta un ápice de responsabilidad a esas manifestaciones verbales que abochornan a cualquier ciudadano que se precie. De todos modos, como no hay mal que por bien no venga, la parte positiva es que ahora sí sabemos con quiénes estamos hablando.

viernes, 19 de febrero de 2021

LA DEPRESIÓN, UNA ENFERMEDAD QUE MERECE MÁS RESPETO


Artículo publicado en El Día el 19 de febrero de 2021

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 19 de febrero de 2021



La depresión, que durante este año de pandemia está alcanzando cotas nunca vistas, es una de las enfermedades más comunes en nuestros días, convirtiéndose ya en la segunda causa de incapacidad a nivel mundial. Pero, desgraciadamente, el hecho de que constituya un problema tan común no significa que sea comprendida ni aceptada socialmente. ¿Quién no ha escuchado alguna vez expresiones tan completamente irrespetuosas del tipo “la depresión es propia de gente débil”, “el que está así es porque quiere” o “yo jamás podría estar deprimido”? Pues conviene no llamarse a engaño, porque si bien las personas resilientes, con vínculos afectivos sólidos y sensación de control sobre su propia vida son menos proclives a sufrirla, nadie está exento. Sentirse mal, cansado, sin ganas de vivir, triste o con dolores por todo el cuerpo es el terrible escenario de síntomas en el que se desarrolla, y de más está decir que no se trata de una elección personal. 

Hasta hace poco tiempo, determinados padecimientos tampoco existían, entre comillas. El estrés o el acoso laboral a buen seguro tenían lugar, pero no se incluían en el catálogo de causas para solicitar una baja. Por suerte, esta situación ha cambiado, no sólo gracias al mayor reconocimiento de derechos de los trabajadores, sino también a la aceptación social de patologías muy graves que presentan una relevante componente psicológica. No obstante, tampoco se debe perder de vista otro fenómeno paralelo protagonizado por personas sin escrúpulos que se aprovechan de modo fraudulento de estas dolorosas situaciones. Determinar la gravedad de un estado anímico se me antoja una tarea nada fácil, y más aún determinar cómo afecta a las facultades necesarias para ejercer un empleo. En otras palabras, dictaminar acertadamente una baja por depresión no debe ser ni mucho menos sencillo. A ello hay que añadir que la actual normativa prevé la posibilidad de alargar la contingencia hasta un máximo de dieciocho meses, en los que el empresario continúa pagando al enfermo mientras, simultáneamente, se ve obligado a contratar a un suplente. Aun así, parece comprensible que los facultativos, ante la duda, extiendan el parte y no se arriesguen a incurrir en un error que pueda conllevarles severas responsabilidades futuras. 

Coincide además que el tratamiento recomendado no suele ser el habitual de guardar reposo y permanecer en el domicilio, sino que incluye desarrollar actividades que supongan entretenimiento y huida de la rutina, indicaciones que favorecen que algunos desahogados hagan de su capa un sayo y, para colmo, por prescripción facultativa. Lo más lamentable es que la existencia de estos cuentistas implica que acaben pagando justos por pecadores. Los abogados laboralistas están al cabo de la calle en lo tocante a ejemplos de individuos que solicitan una baja con la finalidad de negociar su despido para dedicarse después a otra ocupación que, incluso, han estado llevando a cabo durante ese período de inactividad. Los hay que hasta amenazan a sus jefes con tomar dicha medida si no atienden a sus requerimientos. En coyunturas como la referida, la única vía por parte de las empresas para detectar el fraude es, con suerte, controlar los procesos a través de las Mutuas. 

Por lo tanto, en este punto procede hacer una reflexión. No parece lógico que un trabajador serio y formal decida pagar a un empresario cumplidor con la moneda del fraude más deshonesto, pero la cruda realidad es que, ni todos los empleadores son considerados y respetuosos ni todos los empleados son leales y responsables, y tan defendibles son los derechos de quien no recibe un trato digno en su puesto de trabajo como los de quien se topa con un caradura. En definitiva, nos enfrentamos a un fraude en toda regla que, como tal, merece ser perseguido y castigado. Se impone más que nunca la responsabilidad en unos tiempos en los que tener un trabajo equivale a tener un tesoro.

martes, 16 de febrero de 2021

EN CONSTANTE PROMOCIÓN




En el día de ayer conté con la oportunidad de intervenir en el espacio de Candelaria Radio “Cuéntame” para dar cumplida información sobre el desarrollo de las I Jornadas Online “Conéctate con la Igualdad” promovidas por Cruz Roja de Santa Cruz de Tenerife, que tengo el honor de presentar y moderar. 

Muchísimas gracias a la periodista Sofía Ramos por brindarme de nuevo sus micrófonos para llevar a cabo una labor de difusión tan necesaria desde el punto de vista social (adjunto a continuación el enlace de audio del programa).

https://www.ivoox.com/41-cuentame-myriam-albeniz-15-02-21-audios-mp3_rf_65444547_1.html?fbclid=IwAR3DeeeuAdVi5ZfgF3qTdFe-ctk2L3xGdO7fMhv-k1fT7K1_BTyIEJtzROk





viernes, 12 de febrero de 2021

LOS ROBOTS JAMÁS PODRÁN TENER CORAZÓN


Artículo publicado en El Día el 12 de febrero de 2021

Artículo publicado en La Provincia el 13 de febrero de 2021


El fundado temor ante la rápida progresión de la inteligencia artificial ocupa desde hace tiempo el estudio y la observación de expertos de todo el mundo. Desde el Foro Económico Mundial ya auguraban la destrucción en pocos años de siete millones de empleos en los quince países más desarrollados del planeta y desde algunas instituciones se trabaja a buen ritmo en los escenarios venideros que crearán los androides dentro de las sociedades avanzadas. No es ninguna película de ciencia ficción y, por eso mismo, los líderes en el campo de la innovación coinciden en asegurar que este debate no puede esperar más. Las autoridades políticas y científicas han de estar preparadas antes de que sean los propios robots quienes se conviertan en sus interlocutores al otro lado del tablero de juego. 

En esta carrera contra el auge de las máquinas se enfrentan dos contrincantes. Por un lado, las tecnologías inteligentes, es decir, esos autómatas de nueva generación que sustituyen a personas de carne y hueso y que vislumbran acabar con una infinidad de puestos de trabajo. Por otro, los programas informáticos con sus correspondientes asistentes virtuales, que llevan a cabo las tareas administrativas que hasta ahora desempeñaban hombres y mujeres. Menos mal que, como hay estadísticas para todo y para todos, parece que son muy pocas las ocupaciones que podrán ser totalmente automatizadas a corto y medio plazo, lo que, a la vista del actual panorama laboral, supone un alivio considerable. No obstante, la pregunta a plantear es si se crearán suficientes empleos capaces de absorber a esos colectivos de profesionales que se verán condenados a perder el suyo sustituidos por un ordenador o un humanoide. 

Todavía no se ha alcanzado ni por asomo la cota máxima de evolución tecnológica, pero desde luego se van apreciando fenómenos como el notable aumento de parados de larga duración, para quienes los sucesivos Gobiernos habrán de replantearse fórmulas e iniciativas como, por ejemplo, la tan traída y llevada renta básica. Otra de las sugerencias más polémicas consiste en la imposición de una tasa equivalente a una cotización, que nutra la Seguridad Social y garantice el mantenimiento del Estado del Bienestar. En otras palabras, que las empresas aporten una cantidad económica por robot destinada a pagar las pensiones. Algunos se apresuraron de inicio en tildar esta propuesta de disparate, pero auténticos visionarios como Bill Gates se han mostrado alineados con el razonamiento. Lejos de todo pesimismo, el fundador de Microsoft no cree que el pago de un impuesto de estas características desincentive las ansias de innovar. Por el contrario, cree que la automatización de muchas tareas arduas o que acarrean un elevado gasto a nivel sanitario servirá para impulsar otros ámbitos de servicios como, por ejemplo, el relativo al cuidado de las personas mayores, que requieren ineludiblemente de rasgos como la humanidad y la empatía. 

También resultaría deseable desarrollar programas de formación dirigidos a individuos con un reducido nivel de cualificación, a fin de insertarlos posteriormente en las modernizadas esferas productivas, dado que se trata de perfiles que carecen de habilidades digitales y cuyo desconocimiento en estas materias puede incrementar todavía más la desigualdad social. Se impone, asimismo, iniciar estos proyectos desde la infancia en los centros educativos y preparar a los niños en las competencias necesarias para habitar en este mundo cada vez más mutable, haciendo especial hincapié en su educación emocional y de valores. 

En este sentido, me entristece constatar que, a la opción existente de adquirir un amante sintético (algún que otro empresario ya se está forrando con el negocio), dentro de nada se añadirá la de la utilización de androides con idéntica finalidad. Desconozco si el alma vendrá incluida en el lote aunque, habida cuenta que veintiún gramos es un peso lo suficientemente escaso como para no incrementar los costes de distribución, no lo descartaría yo del todo. Lo que jamás podrán tener es corazón.

martes, 9 de febrero de 2021

I JORNADAS ONLINE SOBRE IGUALDAD DE GÉNERO



Me siento extremadamente agradecida a la Asamblea Local de Cruz Roja en Santa Cruz de Tenerife por haber contigo conmigo para organizar estas I Jornadas Online sobre Igualdad de Género, en las que presentaré y moderaré las intervenciones de unos ponentes que, a sus profundos conocimientos sobre la materia, unen unos perfiles personales plenos de entrega y compromiso social. 
 
ESTHER MEDINA: -Igualdad legal frente a igualdad real- 
Hablaremos de la brecha que existe entre la igualdad teórica expresada en las leyes y su reflejo práctico en la vida real. 

VICENTE ZAPATA: -Integración social e inserción laboral de la mujer en la sociedad- 
Hablaremos de la participación de la mujer dentro de las comunidades, y de sus dificultades y retos en el entorno laboral. 

BEATRIZ BARRERA: -La violencia de género, un fenómeno a erradicar- 
Hablaremos de la implicación institucional para abordar fenómenos como la violencia de género, la trata y la prostitución. 

PATRICIA OJEDA: -La importancia de educar en igualdad- 
Hablaremos de la necesidad de una educación en igualdad desde la infancia y la adolescencia, dentro de una sociedad cambiante y diversa. 

RAQUEL GUTIÉRREZ: -La igualdad en los ámbitos de la comunicación, la cultura y el deporte- 
Hablaremos del papel de la mujer en los medios de comunicación y en el mundo de la cultura y el deporte.

Para asistir a cada una de las jornadas pueden inscribirse en el siguiente enlace: https://forms.gle/KVvCusFhwZoUAHco7 
 

viernes, 5 de febrero de 2021

YOUTUBERS EN LA PICOTA


Artículo publicado en El Día el 5 de febrero de 2021

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 6 de octubre de 2021



Entre los infinitos palabros que tenemos que padecer de un tiempo a esta parte por mor de la globalización y el auge de las nuevas tecnologías, sobresale uno que ha entrado con fuerza en los sufridos hogares que gozan de la presencia de adolescentes en su seno. Me estoy refiriendo al término YouTuber, uno de cuyos exponentes más casposos apareció tiempo ha en todas las cadenas televisivas cuando la víctima de una de sus gracietas le propinó un pedagógico tortazo con la mano abierta, para regocijo (me incluyo) de la mayoría de los espectadores del experimento. Es lo que tiene llamarle “cara anchoa” a un sufrido repartidor autónomo. Que te deja los cinco dedos marcados en la cara y tienes que salir por piernas a dar de baja tus perfiles internáuticos. 

El fenómeno social que protagonizan estos nuevos reyes de las redes sociales a los que casi nadie recordará dentro de pocos años, no es especialmente novedoso en cuanto a su esencia, porque la difusión de contenidos triviales ha sido muy frecuente a lo largo de la Historia. La diferencia radica en su contemporánea vía de difusión, a un simple toque de ratón o de móvil en manos juveniles, desde cualquier lugar y a cualquier hora del día y de la noche. Inexplicablemente, estos nuevos ídolos de masas están siendo capaces de reemplazar en popularidad a las figuras más icónicas del deporte, la música o el cine dedicándose tan sólo a subir videos de su propia cosecha, emitir opiniones (normalmente a voz en grito) de contenido discutible, comentar videojuegos, publicar tutoriales o rodar filmaciones caseras. 

El caso es que la explicación fundamental de su existencia es la misma desde que el mundo es mundo, a saber, desarrollar una cultura alternativa no coincidente con la de los adultos, ya sea en cuanto a moda, hábitos o gustos artísticos de toda índole, y su auge coincide con esa concreta etapa evolutiva en la que priman la fuerza del grupo, la rebeldía, la necesidad de autoafirmación y la construcción de la identidad personal. La cuestión es que, hasta hace no mucho, la denominada “caja tonta” ostentaba el monopolio de encumbrar o derribar a una estrella, realidad que ya se ha ido al traste definitivamente con la irrupción de una caterva de dispositivos asociados a Internet a través de los cuales los chavales descubren a sus héroes sin intermediarios. El hecho de que un joven anónimo acumule millones de fieles seguidores sin necesidad de negociar con directores de cadenas y al margen de inversiones millonarias resulta, como mínimo, chocante, de modo que, para bien o para mal, resulta innegable que las reglas de juego han cambiado. Aun así, mucho me temo que los testimonios que comparten estos peculiares individuos, con ingresos a veces estratosféricos cuyo obligatorio pago de impuestos pretenden eludir trasladando sus residencias a vergonzosos paraísos fiscales, no se alejarán en exceso de las que compartirán nuestros propios hijos cuando se reúnen con sus amigos. 

En aras de mi proverbial serenidad, prefiero pensar que se trata de un sarampión pasajero. Sigo creyendo que la clave radica en educar en valores y en dialogar con los chicos dentro de un clima de normalidad, tranquilidad y respeto hacia sus gustos, aunque a veces nos parezcan una oda al despropósito. Apostar por el arte del discernimiento y por la transmisión del sentido crítico no es tarea fácil pero, sólo si disponen de esas herramientas, las nuevas generaciones serán capaces de distinguir entre lo imprescindible y lo prescindible, entre lo trascendente y lo intrascendente. En ese sentido, imponerles nuestra visión del mundo no parece el mejor camino, como tampoco lo es el de la descalificación gratuita de sus mitos ni el del cuestionamiento reiterado de algunas de sus actividades de ocio. Ojalá que cuando alcancen la edad adulta evidencien la evolución lógica de unos jóvenes a quienes se les ha enseñado a razonar y a debatir, a pesar del sobreesfuerzo que ello comporta.

martes, 2 de febrero de 2021