martes, 28 de junio de 2016

PARA ROCÍO, DESDE EL CORAZÓN






Hoy, coincidiendo con la celebración del final de curso 2015/2016, es un día muy especial para todos nosotros, pero muy particularmente para quienes llegan a una fecha marcada en su calendario personal con letras de oro. Es el caso de nuestra queridísima compañera Rocío Imaz, que cumple 25 años de ejercicio profesional “oficial” (entre comillas) como docente del colegio Ursulinas de Jesús- Liceo Monjardín. 

Y digo “entre comillas” porque, en realidad, son ya tres décadas completas las que llevamos disfrutando de su buen hacer como profesora, y una vida entera la que se encuentra vinculada a este universo tan querido por todos los que lo habitamos. No en vano nació prácticamente en sus aulas, puesto que su madre también prestaba sus servicios en el centro. 

De modo que, si hubiera que pintar un retrato que reflejara la imagen exterior e interior de Rocío y recurriéramos para ello a la participación de varios artistas que la conocieran de primera mano, el resultado sería parecido a este: 

Sus pequeños pupilos, desde la inocencia, la pintarían con los colores del arco iris como un hada buena, guapa, lista, alegre, graciosa, espontánea, natural y tranquila. 

Sus compañeros de trabajo trazaríamos con admiración las líneas de su personalidad, que la convierte en la compañía deseada por todos en cualquier ambiente. Su sola presencia “hace grupo” y, cuando ella no está, se le echa muchísimo de menos. Demuestra a cada paso tener una mente sana, capaz de otorgar a cada asunto la importancia precisa, sin darle más vueltas de las necesarias. Y, gracias a esa enorme virtud, elabora continuamente un tejido social que le aleja de la tristeza y que, sin duda, se convertirá en el salvavidas emocional de su futuro. 

Los incontables padres de alumnos que se han cruzado en su camino la perfilarían como esa mezcla perfecta entre “seño” y madraza, dispuesta a cuidar de los niños ajenos como si fueran propios, pendiente tanto de su evolución académica como de su estado de ánimo y de su impecable aspecto, asesorándoles para ello sobre el uniforme que mejor les encaja. Y es que esta trabajadora infatigable vendería sin dificultad arena en el Sahara y hielo en el Polo Norte, precisamente por poseer unas virtudes que no están en venta: sinceridad, honestidad y fiabilidad. 

Los miembros de su adorada familia, con quienes comparte el amor y los anhelos, rematarían este particular lienzo afirmando que no existe mejor hija, nieta, sobrina, nuera, esposa y madre. Cuatro joyas así lo atestiguan: BEATRIZ, PABLO, MIGUEL y JAVIER. Guapos por fuera, pero más aún por dentro. No podía ser de otra manera, viniendo de donde vienen. Jamás una mezcla de pueblos de raza -Larraga y Gemenuño- alcanzó cotas más altas. Profundos sentimientos castellanos y firmes convicciones navarras transmitidos en herencia al calor del hogar. 

Y, como broche final, dos ángeles que brillan como estrellas serían los focos que iluminarían el cuadro definitivo con sus testimonios de fe inquebrantable y entrega permanente. Desde el cielo, la abuela Dolores. La tía Mariluz, desde la tierra. 

Rocío, la niña que quiso hacer la Primera Comunión vestida de princesa pero tuvo que conformarse con una sencilla túnica. 

Rocío, la estudiante que aspiraba a tocar los crótalos en clase de Música pero hubo de resignarse a aceptar siempre otro instrumento.  

Rocío, la mujer de sonrisa permanente que irradia luz a su paso y provoca la carcajada con sus imitaciones y su humor refranero y chispeante. 

Rocío, la maestra en el arte de enseñar pero, sobre todo, en el arte de vivir con generosidad, de situar a las personas por delante de todo y de dar sin esperar nada a cambio. 

Querida amiga, cierra ahora tus ojos e imagínate vestida de princesa de cuento con unos crótalos en las manos para, así, recoger entre aplausos esta obra de arte que entre todos hemos pintado para ti. Hoy no vas a necesitar la “recortada”, porque nadie de los aquí presentes osaría criticar ni un ápice este entorno humano y educativo en el que convergen nuestras existencias desde hace tanto tiempo. 

Comienzas una nueva etapa llena de proyectos por realizar y de sueños por cumplir. Quién sabe si todavía puedes convertirte en aquella extraordinaria profesional de la Medicina que un día, antes de que la pasión por la docencia invadiera tu alma, te planteaste llegar a ser. Ninguno de nosotros lo descartamos, sabedores de que tu poder curativo es inmenso y obra sobre ese músculo que bombea mucho más que sangre: el corazón. Desde ese mismo corazón te damos gracias infinitas y te deseamos la mayor de las suertes.

viernes, 24 de junio de 2016

EN DEFENSA DE UN OCIO ALEJADO DEL ALCOHOL Y LAS DROGAS



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 24 de junio de 2016

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 7 de julio de 2016




Es tiempo de verano y, por ende, de fiestas populares, romerías y demás celebraciones festivas. En este tipo de escenarios la utilización de las bebidas alcohólicas y de otra clase de drogas es tan antigua como el mundo. Resulta difícil imaginar un evento de estas características cuyo desarrollo no se vea afectado en mayor o menor medida por el consumo de alcohol y de otras sustancias, conformando un estilo de vida ampliamente extendido y hasta aceptado de buen grado en la mayoría de los países de nuestro entorno. Por tanto, trasciende a la consideración de comportamiento meramente individual para convertirse en un hábito de enraizado componente colectivo. 

En honor a la verdad, es preciso reconocer que de unos años a esta parte se ha instalado en nuestra sociedad un modelo de ingesta alcohólica asociada al ocio que nada tiene que ver con el formato tradicional al que antaño estábamos acostumbrados. La incorporación generalizada y cada vez más temprana de los adolescentes a este modo de diversión ha marcado un antes y un después en comparación con el de generaciones precedentes. Se ha ido consolidando progresivamente un patrón juvenil de consumo caracterizado por llevarse a cabo, sobre todo, durante los fines de semana y las vacaciones, y cuya particularidad estriba, no tanto en el hecho de que se beba –quien más, quien menos, ha bebido o bebe, antes y ahora-, sino en la forma compulsiva de beber -que contempla la borrachera como punto de partida ineludible para disfrutar-. 

Pocas experiencias resultan más descorazonadoras que la de presenciar los comas etílicos de niños de apenas catorce años o asistir al momento en el que sus padres acuden a recogerles tras la llamada de aviso de los servicios de urgencia. Ya va siendo hora de preguntarse qué está fallando en nuestra colectividad para que los menores que forman parte de su estructura se expongan a perder el conocimiento con una litrona en la mano sobre un charco de vómitos y orín. Porque, aunque en un primer momento, la desinhibición que provoca la bebida facilite a los chavales la apertura de canales de comunicación, el peaje que tienen que pagar para perder sus miedos es altísimo, puesto que les enfrenta al abuso de determinadas drogas (legales e ilegales) que les crean dependencia física y psíquica. 

Es obvio que una aspiración fundamental para cualquier joven es desarrollar sus actividades de ocio fuera del control paterno, máxime en esas horas que se reserva para sí y que considera ajenas a la supervisión adulta. Pero no es menos cierto que, si antes, lo habitual para un quinceañero era salir de casa a las cinco de la tarde y regresar a las once de la noche, ahora se intercambian ambos dígitos de las agujas del reloj, para desesperación de unos progenitores sometidos al tradicional “a todos mis amigos les dejan” e incapaces de poner límite a unos horarios que no tienen ni pies ni cabeza. La noche brinda a sus hijos el ambiente perfecto para identificarse con sus iguales, para ejercer de rebeldes, para imaginarse dueños de sus actos. 

En el lenguaje juvenil, beber es sinónimo de disidencia, de emancipación, de afirmación de la identidad, pero cuesta admitir que, si se hace incontroladamente, acarrea gravísimas consecuencias que van desde la alteración de la vida familiar al bajo rendimiento escolar, pasando por el riesgo de embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual o accidentes de tráfico. Esta vertiente del ocio asociado inevitablemente al alcohol y las drogas es uno de los principales fracasos a los que la ciudadanía se ve abocada a diario y requiere ser abordado seriamente y con la máxima prioridad por parte de todos los agentes sociales implicados, empezando por las propias familias y siguiendo por los centros educativos, los medios de comunicación y las Administraciones Públicas. Como en tantos otros asuntos, también en este la unión hace la fuerza.



viernes, 17 de junio de 2016

TERROR PLAYERO



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 17 de junio de 2016





A medida que se acerca el ansiado fin de semana, los residentes en Santa Cruz de Tenerife sueñan con escaparse unas horas a alguna de las playas del municipio, preferiblemente la de Las Teresitas, a pesar de que la nefasta gestión de los políticos isleños ha condenado a este maravilloso enclave natural a la penosa situación en la que se encuentra y que, salvo milagro, tiene visos de eternizarse. Con la inminente llegada del verano, y ante los monumentales atascos que aumentan año tras año, la Policía Municipal capitalina suele advertir a los futuros bañistas de que tendrá que tomar las medidas necesarias y oportunas para garantizar la fluidez de la circulación de los vehículos que acceden al recinto playero, entre las que a veces se halla el cierre de la entrada al mismo en cuanto se completan sus plazas de aparcamiento. 

En su momento, la alternativa ofrecida por la autoridad competente pasaba por utilizar la guagua y aplicar descuentos a aquellos usuarios que dejaran sus coches en el intercambiador, de tal manera que quienes optasen por la solución consistorial podrían arrastrar tras de sí a abuelos, hijos, sombrilla, nevera, mesa, sillas, cubo, pala, rastrillo, baraja de cartas y aparato de radio sin necesidad de madrugar. Además, evitarían una más que probable lipotimia colectiva, resultante de pasar una hora larga atascados a más de treinta grados en un horno de cuatro ruedas, que es el tiempo estimado que lleva recorrer la distancia existente entre Valleseco y San Andrés en tales circunstancias. Hasta aquí, el plan para el sábado. 

Pero, como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, al sábado le sigue el domingo y, con él, una nueva posibilidad de meter la pata hasta el fondo. Así que el sufrido contribuyente de turno se levantará a la misma hora que si fuera a trabajar -suponiendo que no sea uno de los cuatro millones largos de parados que pueblan la geografía hispana-, repudiará cualquier otro medio de locomoción y (esta vez sí) dejará a los abuelos en casa, prescindirá incluso de la mesa y las sillas, si me apuran hasta de la baraja de cartas y la radio -la nevera azul y blanca, el cubo, la pala y el rastrillo, obviamente, son innegociables- y emprenderá volante en mano la paradisíaca ruta que atraviesa el Parque Rural de Anaga, Reserva Mundial de la Biosfera. 

Cambiará la arena blanca por la negra y el palmeral por los roques para, decenas de curvas después, vislumbrar en lontananza la espectacular belleza de Almáciga, persuadido de que la jornada dominical resultará inolvidable. Y seguramente acertará porque, hasta hace no mucho (lo sé por experiencia), a ambos lados de la carretera se alineaban decenas de utilitarios y camionetas obstaculizando el tránsito, formando una especie de campamento espontáneo colonizado por decenas de individuos incapaces de adaptarse a unas mínimas normas de convivencia que se dedicaban a atemorizar a cualquier vecino o forastero que osase censurar su permanente burla a la legalidad, amparados en que no existía ninguna señal que les impidiera montar sus chiringuitos en los arcenes. 

La espeluznante visión incluía a un fulano gritón de aspecto disuasorio, poseedor de una furgoneta con toldo multiusos -bajo cuyo amparo se amontonaban la colchoneta para siestas diurnas y sueños nocturnos, un infiernillo donde calentar los ranchos correspondientes, una cuerda atada a dos varillas para colgar bañadores y vestimentas varias, un reproductor de música estridente y un barreño para poner la vajilla en remojo-. Ni el mismísimo Dante hubiera imaginado un averno más estremecedor, a no ser que, huyendo de los perros peligrosos sin bozal, cuyos dueños presumen de ser los amos de la naturaleza, se hubiera aventurado también a bajar a la playa sorteando los excrementos humanos que adornaban el sendero. Si este escenario ha variado sustancialmente, que algún alma caritativa me informe. Volveré y, además, se lo agradeceré toda la vida.


martes, 14 de junio de 2016

PROMOVIENDO SIN DESCANSO LA "CULTURA DE LA PAZ"





Los próximos días 17 y 18 de junio se celebrarán unas Jornadas sobre Mediación organizadas por el Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife en colaboración con MEDIASCAN (Mediadores de Canarias), asociación de la que me honro en ser miembro fundador. 

En la propia sede del ITCAF, sita en el Edificio El Cabo de la capital tinerfeña, dos de los expertos más reconocidos nacional e internacionalmente en el ámbito de la Mediación (el argentino ANTONIO TULA y ANNA VALL, pionera en España y con un amplio currículum en el campo de la docencia y del ejercicio profesional) serán los encargados de impartir este taller práctico de 20 horas, destinado a la acreditación de la formación continua que se exige a los mediadores en nuestro país. 

Se trata, por tanto, de otra magnífica oportunidad para seguir promoviendo la figura de la Mediación como vía alternativa de resolución de conflictos en las más diversas esferas de aplicación (civil, familiar, laboral, mercantil, penal y comunitario, entre otros).

En otras palabras, de abogar por la CULTURA DE LA PAZ.   

viernes, 10 de junio de 2016

GRADUACIONES ACADÉMICAS CON LA MIRADA PUESTA EN EL FUTURO



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 10 de junio de 2016 

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 17 de junio de 2016





Decía el filósofo y sociólogo Jaime Balmes que “la educación es al hombre lo que el molde al barro: le da forma”. Ante la graduación académica de un hijo que ha superado con éxito los estudios de Bachillerato queda, en efecto, la sensación de que esa estructura del joven que pronto se convertirá en adulto va tomando ya su forma definitiva. Los valores, las vivencias, los conocimientos, las experiencias y la formación atesorados a través del tiempo serán los cimientos sobre los que construya su personalidad y su futuro. 

Personalmente, creo que una persona con sueños e inquietudes no deja jamás de aprender. Sin embargo, por muchos años que dure dicho aprendizaje, ninguna época es comparable a la que transcurre desde la niñez hasta la juventud, en la que los recién graduados han sido auténticas esponjas de cultura y ciencia, se han rodeado de amigos y compañeros y han compartido horas de juegos y estudios para convertirse en lo que son hoy: el punto de partida de lo que serán mañana. 

En estas fechas de entregas de orlas se cierra un ciclo en el que los padres miran hacia atrás con añoranza, con la duda de si habrán acertado con las decisiones tomadas, pero también con el orgullo de comprobar que la difícil tarea de educar va dando sus frutos. Ese momento de recoger el diploma entre aplausos y de contemplar las fotos del niño y del adolescente en una pantalla gigante condensa en pocos segundos un torbellino de emociones muy dispares, desde la nostalgia por el pequeño que fue al orgullo por el joven que es y a la esperanza por el hombre o la mujer que será. Es entonces cuando quienes les han dado la vida desean con todas sus fuerzas tener la certeza de haberles transmitido multitud de enseñanzas útiles para transitar por este mundo tan complicado y para ser felices a lo largo de una existencia, en ocasiones, tan incomprensible. 

Algunas de ellas nada tienen que ver con teoremas matemáticos ni con reglas gramaticales, pero son igualmente valiosas (incluso más) para que se conduzcan por la vida con garantías. Y es en este punto donde quiero hacer una defensa ferviente de la sensibilidad, en su acepción de capacidad natural del ser humano para emocionarse ante la belleza y los valores estéticos, y ante sentimientos como el amor, la ternura y la compasión. Una cualidad imprescindible, pues, para disfrutar de las artes (apreciar un buen libro, valorar una película meritoria, emocionarse con una composición musical, conmoverse frente a un cuadro, deslumbrarse con una pieza de baile…) o, simplemente, de una puesta de sol, del canto de un pájaro o del aroma de una flor. 

Ahora toca mirar hacia adelante. En palabras del político británico Harold MacMillan “hay que usar el pasado como trampolín y no como sofá”, de tal manera que el período escolar que concluye impulse a esta joven generación hacia un porvenir lleno de retos. Ojalá integren un grupo de mujeres y hombres con grandes sueños que puedan hacerse realidad. Con los pies en el suelo, pero también osados. Capaces de razonar pero, al mismo tiempo, críticos. 

Enhorabuena a todos y cada uno de ellos. Su Graduación es el final pero, simultáneamente, el principio. Les quedan por delante miles de hojas en blanco sobre las que escribir su historia personal e intransferible. Ojalá quienes después las lean se asombren de sus logros y admiren su honestidad, máxime en estos tiempos en los que se echan en falta más referencias sociales de decencia, excelencia y generosidad. Confío en que dentro de muchos años, cuando vuelvan la vista atrás, el destino les haya permitido vivir la vida que querían y sean capaces de reconocer en las enseñanzas de sus padres y de sus profesores esos cimientos sobre los que van a construir desde ahora su propia obra maestra.



lunes, 6 de junio de 2016

"LA SONRISA DUCHENNE", EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID 2016







El próximo viernes 10 de junio, Gerardo Pérez firmará ejemplares de su tercera novela “LA SONRISA DUCHENNE” a partir de las 17h en la caseta 255 de la Editorial Verbum, en la Feria del Libro de Madrid (Parque del Retiro). 



RESEÑA LITERARIA DE IZASKUN ALBÉNIZ, 

CUYA SANGRE CORRE POR MIS VENAS 

Y CON QUIEN COMPARTO EL AMOR POR LA LITERATURA. 

MIL GRACIAS. 

DE CORAZÓN. 


A mi madre continuamente le dicen algo que, a lo largo de los años, siempre me ha sorprendido. Dicen que ella sonríe con los ojos. Por eso, cuando investigué acerca del título de esta novela, no pude evitar acordarme. 

¿Qué es la sonrisa Duchenne? Es un tipo de sonrisa que definió allá por 1862 Duchenne de Boulogne y que implica espontaneidad. Según este neurólogo, la sonrisa Duchenne es sincera, genuina y atractiva y se diferencia de otro tipo de sonrisas (las falsas) porque activa los músculos que rodean a los ojos. Como cuando mi madre sonríe. Igual. 

Un agente secreto español ya retirado recibe la inesperada visita de un antiguo compañero de los Servicios de Inteligencia italianos, que le comunica que Francesca, una mujer con la que ambos mantuvieron una relación en el pasado, permanece en coma tras ser atacada por miembros de una poderosa organización internacional a la que estaba investigando. Después de solicitar su ayuda para vengar la agresión, y prescindiendo del apoyo de sus anteriores mandos operativos, los dos agentes se embarcarán en una especie de cruzada entre la venganza y la justicia que resultará mucho más peligrosa de lo previsto y durante la que se restablecerá de nuevo aquel triángulo sentimental que consideraban roto desde hacía mucho tiempo. 

Esta es la tercera novela de Gerardo Pérez y no puedo sino corroborar lo que ya afirmé en su segundo libro. Es un autor que crece con cada obra y que va definiendo sus características propias con valentía, ya que explora los géneros desde prismas diferentes a los habituales. En "La sonrisa Duchenne" se aleja del enfoque clásico de los thrillers, donde la acción, el ritmo vertiginoso y los diálogos son el puntal de la historia. El autor de "El amor y otras vias de escape" y "El peso del tiempo" es audaz y, por ello, a pesar de los requerimientos clásicos del género, vira en esta ocasión hacia una estructura mucho más reflexiva, más introspectiva. 

Gerardo nos muestra desde la primera persona del narrador los acontecimientos propios de este estilo de novela, pero tamizados por la propia vivencia del protagonista. Por eso, esta novela es una vuelta de tuerca más sobre el género y por eso me ha gustado tanto. Porque, además de presentar un gancho potente al principio, poco a poco te va introduciendo en la psique del protagonista, de tal modo que el componente de acción y violencia pasan a un segundo plano y lo que cobra importancia en la novela es realmente el tema que interesa al autor (y a la mayor parte del planeta) y sobre el que ha escrito en sus anteriores obras. Sí. Lo has acertado. El amor. 

Pero, si en sus otras obras se centró en el amor desde el prisma del reencuentro o del desamor, en esta ocasión surge la emoción como finalidad válida que justifica las acciones que debe realizar el protagonista. Junto al agente secreto (del que curiosamente no conoceremos su nombre verdadero hasta pasadas bastantes páginas), Paolo y Francesca son los principales actores de la trama. Aunque el calado psicológico no es demasiado profundo en ellos -porque el ejercicio de psicología más amplio pertenece al protagonista- cumplen su función de acompañamiento al personaje principal correctamente. Y creo que ahí el autor lo ha hecho francamente bien, porque su esfuerzo da como resultado un protagonista empático. Es un personaje en el que se pueden apreciar las emociones más humanas: las dudas, necesidades, deseos, ambiciones, sueños y temores están presentes en su día a día y lo podemos apreciar en cada página. 

Creo que es importante destacar algo, puesto que, lejos de lo que pudiera parecer a primera vista, este enfoque introspectivo no resta ritmo a la historia, ya que Gerardo también le ha sabido imprimir un compás muy interesante utilizando un recurso cinematográfico tan efectivo como son los flashbacks. De esta manera, al introducirnos en los pensamientos del protagonista, también vamos saltando del presente al pasado, vamos entendiendo y descubriendo poco a poco los porqués de la situación actual y las acciones que va a desarrollar el personaje principal. 

Pero el Séptimo Arte no está presente tan solo en estos saltos en el tiempo, sino que este amor que profesa el autor por el cine se demuestra también al inicio de cada capítulo, donde una pequeña frase sirve como ambientación para el desarrollo de las escenas que están por llegar. En mi opinión, esta novela es una lectura sencilla, cómoda para el lector, valiente ( por el enfoque que he comentado anteriormente) y merecida finalista del Premio Iberoamericano de Novela Verbum 2015.


http://misfiliasyfobias.blogspot.com.es

viernes, 3 de junio de 2016

LOS JÓVENES SE LA JUEGAN CON EL JUEGO



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 3 de junio de 2016

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 6 de junio de 2016





Lo habitual en estos tiempos que corren es prevenir a los jóvenes sobre los riesgos del alcohol, las drogas, la conducción temeraria o el sexo sin protección. Sin embargo, nada se les dice sobre los peligros del juego. Aunque las máquinas tragaperras constituyen la principal fuente de ludopatía entre los españoles, existen también los bingos, los casinos, los casinos on-line (mucho más baratos que construir un edificio), las webs de póker o las casas de apuestas deportivas, entre otras opciones. La oferta es mareante. Jamás habían existido de forma simultánea tantos estímulos y oportunidades para arruinarse en vida. 

En concreto, el fenómeno de la ludopatía juvenil en edades cada vez más tempranas está alcanzando cotas de una gravedad extraordinaria. El problema deriva del abuso de Internet y de las nuevas tecnologías y se agrava por la falta de control paterno sobre dicho consumo. Además, los dos únicos requisitos exigidos en España para acceder a una página de juego en línea son una tarjeta de crédito y el DNI de un adulto, lo que significa que los menores utilizan identidades falsas para llevar a cabo estas actividades. Como consecuencia, nos hallamos ante la segunda causa de ludopatía en nuestro país. Ello es así porque, al eliminarse las restricciones físicas y horarias, es posible apostar desde una habitación, un móvil o una tableta las 24 horas del día y los siete días de la semana sin que nadie se entere. Y, cuando el hábito ya degenera en adicción, se transforma en una puerta abierta al descontrol, traducido en robos de tarjetas a los progenitores, venta de objetos de valor, hechos delictivos de todo tipo y hasta suicidios. 

El hecho cierto es que la proliferación de estas plataformas en las redes ha acelerado el instante de la primera apuesta. Hasta hace bien poco, se comenzaba a jugar con una media de 28 años, pero hoy en día la edad se ha rebajado a los 18 e incluso a los 13, de tal manera que los expertos nos están advirtiendo de que una generación entera está siendo empujada a la ludopatía y de que su infierno comienza con un simple clic. Aceptan un señuelo en la pantalla en forma de regalo de cien euros y comienzan a ganar hasta que, de pronto, lo pierden todo. Pero ya es tarde para volver a ser los mismos chavales, porque la patología se ha abierto paso en su seno. 

Internet lo está cambiando todo a una velocidad de vértigo. El ludópata tipo siempre encajaba en el perfil de un jugador de tragaperras que, como máximo, poseía estudios secundarios. Ahora, por el contrario, se trata de jóvenes universitarios con mayores recursos. Las chicas tampoco se quedan atrás. Existen pacientes de apenas veinte años, circunstancia sumamente infrecuente hasta la fecha, dado que las mujeres no solían dar este paso hasta la edad madura, más proclive a la depresión y a la insatisfacción vital. Incluso algunos jubilados con problemas de salud, de movilidad o de soledad han empezado igualmente a jugar desde la intimidad de sus domicilios. 

Por lo tanto, nos enfrentamos a una enfermedad que precisa de un tratamiento específico y muchos de cuyos afectados están pidiendo ayuda a gritos. La propia Psiquiatría modificó en 2013 su percepción sobre la ludopatía, considerada hasta entonces un trastorno del control del impulso -equiparable a la cleptomanía o a la piromanía- y que desde ahora figura entre las adicciones de tipo comportamental. Niños y adolescentes, pues, utilizan a diario juegos que se parecen mucho a los de los adultos, pero no hay que olvidar que quienes los diseñan buscan que sus usuarios se sometan al azar de un modo compulsivo, habida cuenta que es así como ganan dinero: una industria multimillonaria que, a través de aplicaciones tecnológicas centradas en el patrón altamente adictivo de pasar de nivel, está modelando en el presente a los jugadores del futuro. Un auténtico drama.