viernes, 25 de noviembre de 2022

"TE HARÉ LA VIDA IMPOSIBLE"




Artículo publicado en El Día el 25 de noviembre de 2022

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 26 de noviembre de 2022


Coincidiendo con la conmemoración del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, mi artículo semanal tiene un rostro concreto, el de la periodista y docente universitaria Nanda Santana, pero un alma colectiva, pues va dedicado a mis millones de congéneres que han padecido, padecen y padecerán un fenómeno desgarrador al que hasta hace bien poco ni siquiera se había puesto nombre pero que, por fortuna, comienza a conocerse y reconocerse: la violencia de género psicológica. Estos días, ella protagoniza junto a otras compañeras la campaña de Radio Televisión Canaria “Somos fuerza”, destinada a visibilizar las diversas caras de la violencia contra las mujeres para, de ese modo, contribuir a erradicar esta lacra que afecta a tantas personas en nuestro archipiélago, nuestro país y el mundo entero. Simultáneamente, continúa haciendo pedagogía social a través de su libro “Te haré la vida imposible: cómo sobreviví a la violencia machista psicológica y vicaria”, de cuyo prólogo jurídico he sido testigo de excepción. 

Hace ya algunos años el destino quiso que me cruzara con ella que, por aquel entonces, atravesaba una situación extremadamente delicada. Inmersa en un duro y conflictivo proceso de divorcio y madre de tres niños, trataba de encontrar la salida a una situación que les estaba causando un gran dolor. A pesar de las circunstancias tan demoledoras que me refirió en nuestra primera conversación, lo que más me sorprendió fue su incapacidad para el rencor y su determinación para ayudar a otras víctimas que compartían su misma circunstancia, plagada de injurias, insultos, amenazas y humillaciones. Así que, decidida a plasmar negro sobre blanco su testimonio personal de supervivencia, se dispuso a contar su experiencia, marcada por una larga travesía por las consultas de infinitos especialistas (abogados, mediadores, médicos, pediatras, psicólogos, trabajadores sociales…) y por un calvario institucional en el que sólo halló sufrimiento, incomprensión y silencio. 

Y es que esta clase de violencia tan específica entraña una enorme dificultad para su detección, dado que no deja huellas a simple vista y, por tanto, resulta casi imposible de probar ni de demostrar por medio de un parte de lesiones, por más que conlleva una impotencia brutal que genera enfermedades de todo tipo, tanto físicas como emocionales y causa un daño devastador que se va acentuando y consolidando en el tiempo. A menudo, no se tiene conciencia de lo que está ocurriendo ni se es capaz de verbalizarlo, máxime cuando una de las estrategias más recurrentes de los acosadores, tan sutil como perversa, estriba en trasladar a la otra parte el sentimiento de culpabilidad y extender idéntica idea a los testigos de la relación de pareja (familia, amistades, vecindario…). Es por ello que su identificación resulta primordial, ya que va haciendo mella en las afectadas poco a poco, sin ser distinguida ni por ellas ni por su entorno, y mucho menos señalada en el ámbito legal. Ni que decir tiene que otra de las vías más eficaces para destruir a las madres es ejercer la denominada violencia vicaria, en la que los agresores perjudican directamente a sus vástagos con el objetivo final de destrozar anímicamente a sus progenitoras. 

Abundando en este aspecto, siempre he denunciado la normalización del maltrato infantil que se ejerce a través de gestos tan aparentemente inocuos como la famosa “cachetada a tiempo”. Estas reacciones tan disculpadas socialmente no son más que la constatación de un irresponsable impulso humano susceptible de ser controlado. Se trata de un recurso formativo rechazable y constituye un modelo pésimo para la corrección del comportamiento y la resolución de conflictos, además de resultar hiriente para ambas partes, tanto física como emocionalmente. A mi juicio, no existe mejor camino para una educación eficaz que el de los buenos ejemplos y, como de verdad se aprende, no es escuchando lo que se debe hacer sino viendo cómo lo hacen los responsables de quienes se depende. No lo olvidemos.

viernes, 18 de noviembre de 2022

FAMILIAS DISTINTAS PARA UN MISMO OBJETIVO



Artículo publicado en El Día el 18 de noviembre de 2022

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 19 de noviembre de 2022


En pocos ámbitos como en el familiar se aprecia de modo más patente el gran cambio experimentado en las últimas décadas. El modelo denominado tradicional, compuesto por el padre, la madre y los hijos, presenta a día de hoy una notable evolución que ha dado lugar a familias reconstituidas, ensambladas, monoparentales, homoparentales y, más recientemente, creadas a través de la maternidad subrogada. Este fenómeno, al alza en los últimos años, no implica que deje de ser el núcleo central de las relaciones afectivas. Significa tan sólo que ya no se asienta únicamente sobre lazos biológicos, sino también de otra índole. Se trata, pues, de un universo interpersonal sometido a múltiples influencias y que reclama una legitimación social y una regulación legislativa apropiada. 

Ser conocedores de esta diversidad y de los problemas que genera supone un primer paso imprescindible para acelerar las necesarias reformas legislativas llamadas a rellenar esas lagunas existentes que operan en detrimento de los menores que forman parte de estos nuevos patrones sobrevenidos. En ese sentido, considero que es deber de los juristas ejercer su profesión en pro de la ciudadanía y vivir la justicia de un modo cercano, sobre todo cuando se trata de velar por el bienestar de los más pequeños de nuestra sociedad. Abundando en la misma idea, las instituciones también han de responder con celeridad a estos imparables cambios sociales que nos afectan, ofreciendo respuestas tendentes a normalizar las diferencias en vez de crear grupos excluidos. 

Al exponer el marco teórico sobre la concepción de la familia en la Constitución y en la jurisprudencia constitucional, no pocos profesionales han descrito a la actual familia española como “pequeña, cambiante y diversa, cuya regulación posee un carácter ético, puesto que atiende a la protección de los más vulnerables, primando el interés comunitario sobre el personal, pero con un sentido personal frente a lo patrimonial”. Es un orden jurídico que ha pasado de jerárquico a horizontal y que supone nuevos retos sobre otras problemáticas sociales, como la dependencia, la igualdad de la mujer, la discapacidad o la violencia sobre la infancia. El hecho cierto es que muchas personas acuden a los juzgados para solucionar varios conflictos que, todavía con la actual jurisprudencia, no son sencillos de resolver, aunque prevalece en todo caso el interés de los menores y la voluntad de mantenerles a salvo de las discrepancias. 

En mi opinión, una de las asignaturas pendientes más prioritaria es la de atribuir una posición adecuada a las nuevas parejas de los progenitores, así como a las figuras del padre y la madre no biológicos, en aras a abordar asuntos tan esenciales como el ejercicio de la autoridad parental, la delegación de funciones, la guarda en caso de enfermedad o el derecho de visitas, entre otras. No obstante, esta coyuntura no requiere solamente de la intervención de profesionales del Derecho sino, en gran medida, de la participación y el buen criterio de otros especialistas que desarrollan su labor en campos relacionados con la infancia. 

Exigir una formación especializada en estas nuevas clases de vínculos y fomentar la figura de la Mediación Familiar para alcanzar soluciones más creativas, flexibles y tolerantes con las que convertir el entorno familiar en un universo enriquecedor y al margen del enquistamiento de roles, se alza como una vía muy aconsejable para restablecer la cordialidad y la convivencia. Asimismo, resulta básico escuchar a todos los implicados en estos nuevos escenarios y, muy particularmente, a los propios niños y niñas, porque con sus testimonios pueden iluminar el camino hacia la mejor solución. Las familias cambian, pero los afectos deben permanecer. Por ello, resulta fundamental tener presente uno de sus primordiales objetivos comunes: constituir un espacio relacional que favorezca la capacidad de madurar hasta conseguir la máxima autonomía posible en el marco de un proceso que dura toda la vida.

martes, 15 de noviembre de 2022

CADA PERSONA ES UN CISNE





El próximo jueves 17 de noviembre en la Casa Verde de Nuevo Futuro Tenerife, contaré con el privilegio de presentar el primer libro de Clara Benítez Caballero, “El cisne que hay en ti”, cuyo título evoca a la Asociación de Ballet Inclusivo de la que ella es alma mater y cuyo prólogo he tenido el honor de escribir. 

El azar me unió hace años a Clara en un espacio de sororidad y luz, cuando un grupo de mujeres diversas, de todas las condiciones, edades, profesiones, creencias, ideologías y circunstancias, nos reunimos en la emblemática Ciudad de los Adelantados para asistir a una jornada de hermandad y enriquecimiento mutuos. 

Desde aquel día, compartí a su sueño sin dudar, dejándome llevar por su invitación de hacer de cada vida una obra de arte personal e intransferible. En definitiva, de construir un mundo mejor en el que la oscuridad y el miedo no hallen cabida, porque ese arte que nace del corazón lo ocupe todo. 

Yo también les invito a que nos acompañen en este acto literario con personalidad propia. Les garantizo que les emocionará y no les dejará indiferentes. 

 https://asociacionelcisnequehayenti.wordpress.com/



viernes, 11 de noviembre de 2022

EMBARAZOS EMBARAZOSOS


Artículo publicado en El Día el 11 de noviembre de 2022

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 12 de noviembre de 2022


Leo día sí, día también, que la natalidad en España continúa en mínimos históricos jamás registrados. Además, las actuales condiciones socioeconómicas producen un círculo vicioso que lleva la media de la maternidad a edades avanzadas en las que la fertilidad es menor y, por tanto, entraña más problemas para concebir. Al mismo tiempo, pasan los años, los lustros y las décadas, pero las condiciones laborales de las mujeres todavía suponen un canto a la desigualdad. Y no me refiero sólo a la diferencia de salarios ni a la brecha dineraria a la hora de percibir la pensión de jubilación. A ambas discriminaciones les precede la del trato que aún hoy se nos suele dispensar en las entrevistas de trabajo. Más pronto o más tarde se nos coloca en la tesitura de responder a determinadas cuestiones que conciernen exclusivamente a la esfera privada y sobre las que un hombre raramente se ve interpelado. 

Menos mal que ya se han ido introduciendo cambios en este terreno. De hecho, por fin se considera ilegal indagar sobre aspectos íntimos de una persona y no puede solicitarse fotografía en una oferta de empleo. Quiero clarificar estos aspectos porque, hasta no hace tanto tiempo, la escena solía desarrollarse más o menos así. Los entrevistadores habían efectuado una criba inicial en virtud de la foto que se adjuntaba obligatoriamente al CV y, acto seguido, iniciaban con calma su encomienda centrándose en asuntos tales como la formación académica, el conocimiento de idiomas, la experiencia previa, el grado de motivación o las pretensiones económicas de la candidata. Pero de repente, sin venir a cuento, procedían a recabar aquellos datos “adicionales” que, a la postre, marcarían la diferencia entre unas y otras. 

Desde el presuntamente inofensivo ¿tienes pareja? al más contundente ¿estás casada?, se abría un abanico de posibilidades que, en función de las respuestas, situaba directamente a las más infelices en la casilla de salida. Superada con mayor o menor fortuna la contrariedad del vínculo sentimental, se hacía preciso abordar el espinoso asunto de la descendencia que, con toda probabilidad, arruinaría la rentabilidad empresarial de las futuras parturientas. ¿Está dentro de sus planes más inmediatos tener hijos? “Hombre, pues ahora mismo no sabría decirle. Solamente si tengo posibilidades de darles de comer con cierta asiduidad (por aquel entonces ya se encadenaban los contratos temporales como si fueran los pasos de un viacrucis). Lo que no me gustaría es dar a luz con cuarenta y cinco años y condenarles a tener una abuela en vez de una madre”, estábamos tentadas de confesar las aspirantes al puesto antes de, obviamente, cerrar el pico y someternos a los caprichos del destino. 

Aquella especie de interrogatorio policial parecía no tener fin, siendo la disponibilidad para viajar y la movilidad geográfica los siguientes puntos objeto de la curiosidad de los reclutadores. ¿Cuenta usted con vehículo propio? “Por supuesto, señor. Y aprobé el examen de conducir a la primera”. ¿Y supondría para usted algún problema que le enviáramos a nuestra delegación de Pernambuco en caso de necesidad? “En absoluto. Por el contrario, mi intrépido espíritu aventurero me define casi tanto como mi imperiosa necesidad de pagar las facturas a primeros de mes” (nueva reflexión que quedaba aprisionada entre los dientes y la punta de la lengua de las solicitantes, sin ningún riesgo de que llegara a oídos de su implacable interlocutor).  

Pues bien, a estas alturas del siglo se sigue aún asumiendo la idea de que la responsabilidad de la crianza y el cuidado de los menores recae principalmente sobre sus progenitoras, por más que hayamos avanzando notablemente en el equilibrio de roles. Ello explicaría, entre otros motivos, esa bajísima tasa de natalidad que aqueja a nuestro país. Sea como fuere, me reconforta como jurista que ese requerimiento de mostrar cuerpos y almas en los procesos de selección, tanteando acerca de sus inclinaciones sexuales, preferencias políticas, tratamientos médicos, creencias religiosas u orígenes raciales, además de considerarse vergonzoso, se halle fuera de la ley.

lunes, 7 de noviembre de 2022

PALABRAS DE ORO Y MAGIA






El pasado 28 de octubre asistimos emocionados a la extraordinaria función “La palabra de oro”. 

Siete días después acudimos a la presentación del libro “La palabra mágica”. 

Y ayer pudimos por fin reunirnos para, valiéndonos de esas palabras que tanto nos apasionan a los cuatro, “contar” y “contarnos” con calma. 

Ana Martín-Coello y Pedro Mari Sánchez: amistades que confortan y reconfortan. 


viernes, 4 de noviembre de 2022

ELOGIO DE LA VIDA SENCILLA



Artículo publicado en El Día el 4 de noviembre de 2022

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 5 de noviembre de 2022


Los hombres y mujeres cuya edad actual supera los setenta años conforman una generación que padeció el peor de los escenarios posible. Primero trabajaron para sus progenitores y, posteriormente, lo hicieron para sus hijos e hijas. Personas como mis padres, que han sido ejemplo vivo de integridad, honradez, generosidad, austeridad y previsión. Para ellos, el trabajo era una oportunidad para progresar, una puerta abierta a un mañana mejor. Se conformaban con comprar los bienes que entraban dentro de sus posibilidades y, salvo en casos de extrema necesidad, jamás pedían dinero prestado. Pagaban sus facturas puntualmente y siempre ahorraban una parte de sus ingresos por si las circunstancias resultaban poco propicias. Su ocio consistía en pasar los domingos en el campo, bañarse en el río más cercano y comer una tortilla de papas en compañía de la familia y las amistades. Fueron tan prudentes y sensatos que crearon la mayor parte de las empresas que sacaron a España de un oscuro pasado de penurias para lanzarla a un luminoso futuro de oportunidades. 

Sin embargo, cometieron el grave error de desear que sus herederos, actualmente entre la cuarentena y la cincuentena, no tuviéramos que trabajar tanto. Animados por su mejor voluntad, consintieron que sus proles arriesgaran más de lo debido, ya que siempre podrían echar mano de los ahorros que, fruto de sus renuncias, habían conseguido reunir. Y en ese momento se abrió la veda al gasto continuo, a la especulación y a la ingeniería financiera, cuya manifestación más conocida fue la tristemente famosa “cultura del pelotazo”. Hasta hace no demasiados años, para presumir de fortuna lo procedente estribaba en endeudarse hasta las cejas. Así se pasó sin solución de continuidad del vino de mesa al Cabernet Sauvignon, y del bocadillo de chorizo a la Nouvelle Cuisine. Europa irrumpió en nuestra patria en forma de subvenciones y la Banca se empleó a fondo en hacer nuestros sueños realidad. Y, si algún agorero osaba poner de relieve los fallos del sistema, se le tachaba automáticamente de aguafiestas, mientras la filosofía del “a vivir que son dos días” seguía su racha triunfal. 

Como era de esperar, aquel gigante con los pies de barro se vino abajo aplastándonos a todos. Desde entonces, se sigue hablando del fin de una era, de que nada volverá a ser como antes, de que nunca más tendremos casas en propiedad ni empleos fijos, de que la provisionalidad formará parte de nuestra existencia y, peor aún, de la de nuestros descendientes, que harán bueno ese aforismo que defiende que los pobres son los nietos de los ricos. En el caso de que exista, parece muy difícil aventurar cuál será la solución al inmenso problema que nos acucia, aunque se me ocurre que recuperar algunos de los principios y valores que hemos dejado por el camino podría ser un primer paso. Desde luego, nada se pierde por probar. Hace apenas unas décadas, numerosos hogares se erigieron como modelo de esfuerzo y de cordura, y no tengo la sensación de que sus moradores fueran menos dichosos que nosotros, confirmando la teoría de que no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita. 

Por lo visto, la sencilla paella, la sandía fresca, el armario de segunda mano o la ropa cosida en casa no eran tan malas opciones después de todo. Pero a ver quién es el valiente que les explica este cuento a los chavales que necesitan tener un móvil de última generación o unas zapatillas de marca tanto como el aire que respiran. Más nos valdría dar eternamente las gracias a aquellos seres que nos dejaron en herencia un país próspero y reproducir su modelo para que nuestros descendientes, que se han convertido a estas alturas en unos esclavos endeudados y vislumbran un panorama bastante sombrío, no se limiten a heredar algunos relatos legendarios sobre la riqueza que sus antepasados fueron capaces de generar a base de ética y sacrificio.