martes, 27 de febrero de 2018

DE VUELTA A LAS AULAS UNIVERSITARIAS






El pasado viernes tuve el privilegio de hablar de Mediación a más de doscientos alumnos de Primer Curso del Grado de Derecho en el Aula Magna de la Universidad de La Laguna.

Parte del equipo de MEDIASCAN -Mediadores de Canarias- participamos en una actividad formativa de la asignatura de Derecho Civil (en concreto, sobre la parte de Obligaciones), enmarcada en el seminario de un proyecto de Innovación Educativa.

Como miembro fundadora de nuestra Asociación, agradezco la generosa invitación extendida por la profesora Arancha Calzadilla y confirmo nuestra satisfacción por los resultados obtenidos.


El próximo mes de marzo volveremos a celebrar otra sesión práctica a alumnos de Cuarto Curso en idéntico enclave. Seguimos sembrando para promover la Cultura de la Paz.



viernes, 23 de febrero de 2018

LA CUSTODIA COMPARTIDA, EN EL PUNTO DE MIRA




Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 23 de febrero de 2018

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 24 de febrero de 2018

Artículo publicado en el Diario de Levante el 16 de marzo de 2018

Artículo publicado en La Nueva España de Oviedo el 21 de marzo de 2018






Los profesionales del Derecho detectamos a menudo que los conceptos de patria potestad y guarda y custodia, pese a sus notables diferencias, mueven a confusión a muchas personas ajenas al ámbito jurídico. La primera se define como la relación existente entre padres e hijos menores, materializada en una serie de derechos y deberes centrados en su protección, desarrollo y educación integral. La segunda, en cambio, consiste en cuidar, asistir y vivir con ellos en su día a día.

Por regla general, la patria potestad se ejerce por ambos cónyuges tras los procesos de divorcio y separación, excepción hecha de las situaciones de malos tratos o asimiladas. Sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo, la guarda y custodia se venía atribuyendo habitualmente a la madre, mientras que era el padre quien debía abandonar el hogar conyugal, estaba obligado a abonar las pensiones alimenticias correspondientes y gozaba de un régimen de visitas más o menos amplio establecido por sentencia judicial.

En la actualidad se está abogando por que la custodia compartida ya no sea la excepción sino la regla, con independencia de que los padres mantengan o no una buena relación personal tras su ruptura. De hecho, algunos jueces incluso han dictado sentencias puntuales en las que establecen que sean ellos y no sus hijos quienes se turnen en el uso y disfrute de la vivienda familiar para evitar la sensación de desarraigo de los menores, obligados a hacer la maleta y trasladarse de una casa a otra. Se pretende de ese modo que permanezcan en el mismo entorno y que sean los progenitores quienes cambien de domicilio durante el período estipulado -semanas, quincenas, meses…-. Desde luego no es tarea fácil, pero toda medida tendente a preservar el mantenimiento de las relaciones paterno filiales debe ser defendida si se trata de una vía adecuada para que los miembros de la familia resulten beneficiados.

Es en este contexto donde se sitúa la reciente sentencia de la Audiencia de Córdoba que impone la custodia compartida a un padre que nunca estuvo dispuesto a asumirla. Este fallo judicial -denotando la especial sensibilidad y el grado de sentido común que requiere el Derecho de Familia para obtener una solución adecuada a cada caso concreto- tiene en cuenta la enfermedad de uno de sus dos hijos, así como la imposibilidad de la madre para cuidarlos en solitario. En el presente ejemplo no se trata de aumentar la aportación económica paterna para evitar su compromiso, sino de exigirle una mayor implicación personal.

Hasta ahora, los tribunales entendían que si un progenitor se negaba a cuidar de sus vástagos, difícilmente podía ser obligado a ello. Así sucedió en la Audiencia de Valencia, donde una mujer solicitó colaboración paterna para el cuidado de un hijo enfermo, o en un juzgado de Madrid, para el de un menor autista. Se argumentó en idéntico sentido que no se podían imponer a un padre unas estancias no solicitadas por él mismo. Ahora parece que, por fin, ha primado el interés de estos dos hermanos de 14 y 16 años, uno de ellos discapacitado, cuya madre se encuentra desbordada por unas penosas circunstancias que asimismo les afectan a ellos enormemente.

Los detractores de esta polémica sentencia manifiestan que no se puede obligar a un padre (ni a una madre, que alguna habrá) a querer a sus hijos. Y no les falta razón. Pero a lo que sí se les debe obligar es a cuidarles. A los partidarios de considerar la guarda y custodia solo como un derecho, este fallo les ha de servir para provocar una profunda reflexión acerca también de los deberes y las obligaciones inherentes a la condición de padres. ¿O, acaso, todos los actos de la vida diaria se ajustan plenamente a los deseos y preferencias individuales? Es preciso, pues, apelar a la responsabilidad parental, máxime cuando el bienestar de los hijos está en juego.

martes, 20 de febrero de 2018

ACTRIZ POR UN DÍA









Hace apenas tres semanas tuve la oportunidad de vivir una experiencia absolutamente fascinante: la de convertirme en actriz por un día. 

Ahora, gracias a su "alma mater" María Hierro, al director Cándido Pérez de Armas y a su extraordinario equipo, cualquier persona puede disfrutar también de una inolvidable FILM EXPERIENCE EXPRESS. 

No lo duden y atrévanse a romper con la rutina. La magia del Séptimo Arte hará el resto.

Les dejo con esta imagen como aperitivo del divertidísimo rodaje. Dentro de poco, el cortometraje estará ya listo para su estreno. Hasta entonces, besos cinematográficos a todos y cada uno de mis adorables compañeros de aventura.



viernes, 16 de febrero de 2018

DONAR ÓRGANOS ES UN REGALO DE (LA) VIDA



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 16 de febrero de 2018

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 17 de febrero de 2018




Un tema tan trascendental como el de la donación de órganos vuelve a saltar a la palestra merced al visto bueno que acaba de otorgar el Senado holandés a una polémica ley que convertirá automáticamente a todos los ciudadanos del citado país en donantes, a menos que afirmen en vida y de manera explícita que no desean serlo. En el caso de ausencia de respuesta tras del envío de dos cartas de aviso para que aclaren su postura al respecto, quedarán registrados bajo la etiqueta de “no objeción”.

Al hilo de esta controvertida noticia, recuerdo un suceso que tuvo lugar hace más de un lustro en una pedanía manchega, donde un individuo asesinó a dos personas, entre ellas una niña de trece años con la que, supuestamente, mantenía una inexplicable relación sentimental. El posterior suicidio del criminal lo convirtió automáticamente en posible candidato para donar sus órganos vitales pero, al final, dicha intervención no se llevó a cabo por razones  insuficientemente aclaradas. Lo único que, por desgracia, sí trascendió en relación al hecho fueron las impresentables declaraciones de una popular presentadora de televisión, en las que trasladaba a su audiencia matinal sus inquietudes acerca de la transustanciación del alma de los malvados sobre sus vísceras (insensatez que, unida a otras como que el zumo de limón cura el cáncer o la ingesta de papas fritas frena la alopecia, encajaría como anillo al dedo en el espíritu de la reciente y plausible plataforma Salud Sin Bulos, que apoyo sin fisuras). Pues bien, para que mi posición no deje lugar a dudas, yo siempre prefiero salvar vidas, aunque para ello haya que recurrir a los despojos de un asesino en serie o de un atracador a mano armada. 

Apenas unos días más tarde, los luctuosos acontecimientos del Madrid Arena se saldaron con la muerte por aplastamiento de tres jóvenes, a quienes se unió posteriormente una cuarta que había quedado muy malherida. Esta última víctima ya había manifestado su deseo de ser donante en caso de fallecimiento y, de hecho, el protocolo de extracción se puso en marcha con celeridad (no hay que olvidar que en nuestro país la demanda de órganos supera con creces a la oferta, y que las listas de espera son interminables). Sin embargo, desde un juzgado madrileño aseguraron que no existía autorización verbal ni de ningún otro tipo antes de que el Hospital Universitario 12 de Octubre se pusiera en contacto con el juez titular. En consecuencia, el proceso se paralizó de inmediato.

Aquella criticada prohibición, además de frustrar los deseos de la menor fallecida, dejó en la estacada a numerosos receptores que podrían haberse beneficiado de aquel gesto. Según la versión de los facultativos, la difunta adolescente permaneció sometida durante cuatro días a diversas pruebas que aportaron numerosas conclusiones clínicas, pero todo apunta a que se podrían haber extraído las necesarias muestras biológicas para una posterior investigación sin obviar el trasplante. Por lo tanto, no parece descabellado concluir que aquella muestra de enorme solidaridad fue obstaculizada por un criterio, quizá legítimo, pero no demasiado acertado y en absoluto fundamentado ni motivado.

En todo caso, se impone una reflexión a la hora de abordar este delicado asunto. España es un país puntero en términos de solidaridad y, como sociedad, no debemos olvidar que la supervivencia de muchos de nuestros conciudadanos depende de actuaciones tan simples como la de manifestar abiertamente nuestra voluntad de ser donantes. Sin ser concebido como un acto obligatorio, al menos tendría que invitarnos a a reflexionar. Es preciso pararnos a pensar, llevar a cabo un ejercicio de empatía y ponernos en la piel de aquellos que, cada día que amanece, aguardan una llamada que les franquee la puerta de la supervivencia. Para esos posibles receptores, una donación es un regalo de vida. Y para los donantes, en mi humilde opinión, es un regalo de la vida.

miércoles, 14 de febrero de 2018

MI "NOCHE EN VELA"







La noche del pasado domingo tuve el privilegio de participar brevemente en el programa de Radio Nacional de España "La noche en vela" (a partir del minuto 15 en el enlace de audio adjunto). 

La periodista Pilar Tabares me llamó para invitarme a su tertulia, tras haber leído mi reciente artículo VIVIR EN SOLEDAD, MORIR DE SOLEDAD. 

Quiero compartir mi emoción por este nuevo e inesperado regalo del destino, convencida de que la Comunicación es clave para construir un mundo más humano y solidario. 

Mi más profundo agradecimiento también a Javier Urra, querido y admirado paisano que me honra a diario con su amistad. 








viernes, 9 de febrero de 2018

REQUISITOS PARA SER POLÍTICO EN ESPAÑA



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 9 de febrero de 2018

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 10 de febrero de 2018






Tal y como anunció hace escasos días su Ministro Portavoz, el Gobierno de España va a proponer que el Pacto Nacional por la Educación que se debate actualmente en el Congreso de los Diputados incluya un nuevo modelo de acceso a la docencia que incorpore una especie de MIR con una duración de dos años. A mí, dadas las circunstancias y teniendo en cuenta que soy una gran defensora de la excelencia, se me plantea de nuevo la misma duda que llevo arrastrando cuatro décadas. ¿Qué se exige en nuestro país para dedicarse a la “profesión” de político? Y me lo pregunto porque seguro que nadie pone en duda que, por ejemplo, para curar enfermos, diseñar edificios e impartir justicia se requiera estudiar las carreras de Medicina, Arquitectura y Derecho. 

Paradójicamente, no sucede lo mismo en el caso de la Política, para cuyo desempeño no se requiere titulación alguna. No resulta difícil imaginar la alegría de los virtuales aspirantes al saber que, para ocupar un escaño en un Parlamento, desempeñar el cargo de alcalde de una ciudad o asumir el puesto de Director General no es necesario disponer de formación específica. El propio artículo 11 de la Ley del Gobierno establece que, para ser miembro del Ejecutivo, basta con «ser español, mayor de edad, disfrutar de los derechos de sufragio activo y pasivo, así como no estar inhabilitado para ejercer empleo o cargo público por sentencia judicial firme».

Llegada a este punto, recuerdo cuantísimo me llamó la atención un estudio correspondiente a las Elecciones Locales de 2007, donde se evidenciaba que el perfil del concejal español adoptaba la figura de un varón de entre 26 y 45 años con conocimientos elementales. Pues bien, a un año vista de los próximos comicios municipales continúa siendo muy frecuente acceder a los Ayuntamientos con una escasa preparación, sobre todo en los pueblos pequeños. Incluso existen ejemplos de dirigentes situados al frente de un Ministerio sin haber pisado jamás una facultad. Curiosamente, esta opción cuenta con bastantes defensores, que denuncian el afán de algunos por la “titulitis”, argumentando que en la “Universidad de la Vida” también se licencian hombres y mujeres capaces de hacerse a sí mismos y aspirar a las más altas cotas. 

Ahora bien, planteada directamente la cuestión de qué habría que estudiar para ser político en nuestro país, es más que probable que la mayoría de los consultados se decantaran por el Grado de Ciencias Políticas.  Sin embargo, nada apunta a que esa sea la más transitada vía de entrada al selecto grupo de los representantes populares. Desde luego, no parece la más indicada para ostentar carteras como las de Fomento, Sanidad o Agricultura, ni tampoco para asumir la Presidencia de una Comunidad Autónoma. Por más que el dominio de determinadas materias del citado Grado sea muy necesario, es preciso igualmente el conocimiento de otros contenidos académicos que se van implementando con formaciones específicas y, sobre todo, con la imprescindible práctica posterior. Mención aparte merece la ética, en mi opinión la condición principal que, por cierto, no se adquiere en ningún aula. 

Por consiguiente, me sumo a la coherente petición que formulaba una escritora y filósofa esta misma semana en un periódico, tendente a instituir para la clase política los mismos criterios que ésta solicita ahora a los docentes -a saber, poseer titulación universitaria, Máster en Gestión, Inglés, oposiciones, prácticas y, además, ser reevaluados en una segunda convocatoria antes de su inclusión definitiva en las listas electorales-. Supongo que, a estas alturas del artículo, varios futuribles candidatos se habrán echado las manos a la cabeza pero, en todo caso, les invito a que realicen la siguiente reflexión: si, como dicen, la Educación marcha tan mal por una carencia de profesores cualificados, ¿no le estará sucediendo lo mismo a la Democracia por culpa de la escasa preparación de no pocos  políticos a quienes no se les demanda ni por asomo este nivel sobrevenido para ejercer la docencia? Pues eso.