miércoles, 29 de junio de 2022

INFINITA GRATITUD



El 25 de junio de 1964 era un jueves de luna llena en el que Pamplona abría sus murallas al estío y mis paisanos comenzaban la cuenta atrás para cantar, bailar y correr delante de los toros, con el capote de San Fermín como testigo de excepción. Me enteré de aquel dato muchísimo tiempo después y de inmediato comprendí por qué el número 4 y el cuarto día de la semana habían sido mis favoritos desde siempre. Sin duda, ya estaba marcada desde la cuna. 

El 25 de junio de 2022, el jueves se ha convertido en sábado, la luna en sol y Pamplona en Santa Cruz de Tenerife, celebrando inusitadamente el Carnaval de Día. Cincuenta y ocho veranos de luces y sombras, de penas y alegrías, de amores y desamores, de ilusiones y decepciones, pero con la sonrisa por bandera. Porque así es la vida, así la acepto y así le doy gracias. 

Un año más le pido el mismo deseo al soplar las velas: continuar recorriendo mi camino con quienes son esenciales para mí, Gerardo, Miguel y David, sin cuya existencia mi existencia no sería como es, y arropada por el cariño de los que tengo cerca y de los que me acompañan en la distancia. Ese ha sido, es y será siempre mi mejor regalo. Un gran abrazo desde el corazón.

viernes, 24 de junio de 2022

VIVAMOS CON MAYÚSCULAS


Artículo publicado en El Día el 24 de junio de 2022

Artículo publicado en La Provincia Diario de Las Palmas el 25 junio de 2022




“Carpe diem” es una locución latina acuñada por el poeta Horacio que significa “aprovecha el día”. Otra forma de decir “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” o “vive cada momento como si fuese el último”. Esta expresión se hizo muy popular gracias a la extraordinaria película protagonizada por el actor Robin Williams El club de los poetas muertos. En ella, un profesor de literatura centraba sus esfuerzos en extraer de los alumnos las mejores cualidades que albergaban en su interior. Pretendía transmitirles, no sólo el temario correspondiente a su asignatura, sino también la seguridad necesaria para que se enfrentaran al futuro con confianza e ilusión, las pautas de un desarrollo personal pleno y una visión de la existencia dominada por el optimismo. Aquel peculiar docente no se cansaba de alertar a los adolescentes sobre la ineludible necesidad de que se quedaran con lo bueno, desecharan lo malo, jamás se rindieran y, sobre todo, lucharan por un ideal. Sólo así, al final de sus días, podrían volver la vista atrás y afirmar que su paso por el mundo había servido para dejar en él una huella positiva. 

Resultaba sumamente emocionante observarle, subido en lo alto de un pupitre, explicando a aquel auditorio de futuros hombres que, desde aquella perspectiva más elevada, la realidad se veía de otra manera. Entretanto, aquellos muchachos que empezaban a vivir apenas salían de su asombro ante un discurso tan innovador. La cinta recoge un conjunto de ideas tan atrayentes como que el hoy no se volverá a repetir o que resulta imprescindible afrontar cada instante, no alocada, pero sí intensamente, mimando cada situación, sabiendo escuchar y comprender a los demás y, finalmente, tratando de hacer realidad los sueños. Aquel hombre bueno, enamorado de la palabra, había conseguido llegar al corazón de sus discípulos gracias a dos cualidades infalibles para acceder al mundo infantil y juvenil: la sinceridad y la sencillez. Sin duda, les dejó una gigantesca herencia con su afirmación de que todos necesitamos ser aceptados por el grupo, pero sin dejar de defender nuestras propias convicciones, aunque el resto de la manada no las comparta. 

Me adhiero plenamente a esta filosofía pero, por desgracia, como si nada hubiéramos aprendido de la experiencia pandémica, continúo percibiendo a diario que el ritmo frenético que nos impone la sociedad actual nos impide apreciar en plenitud el principal don que poseemos: la vida misma. Somos víctimas de un modelo de desarrollo social que, aunque nos brinda los mayores avances científicos y tecnológicos, paradójicamente nos condena a no poder disfrutar en condiciones de uno de nuestros bienes más preciados: la propia familia. Mujeres y hombres nos vemos sometidos al yugo de los horarios laborales, persuadidos con la mejor fe de que, satisfaciendo las necesidades materiales de nuestros hijos -a menudo, en exceso-, transitamos por un camino que nos conducirá al éxito, sin reparar en que el éxito se halla mucho más relacionado de lo que pensamos con el equilibrio interior y el cultivo de los afectos. 

Las consecuencias prácticas saltan a la vista y nos alertan con tozudez de que estamos cometiendo un grave error. Numerosos psicólogos, pedagogos y expertos en educación afirman con rotundidad que la infancia y la adolescencia son las dos etapas clave en la formación de la personalidad del ser humano y que son los períodos óptimos para dedicar a los menores, en la medida de lo posible, todo nuestro tiempo (si es preciso, renunciando a otras ocupaciones o posponiéndolas para mejor ocasión). Parece que fue ayer cuando dormían en nuestro regazo y, casi sin darnos cuenta, más de uno ya nos saca la cabeza. No perdamos esta oportunidad única, que no volverá jamás. No nos resignemos a compartir techo y comida con hijas e hijos desconocidos. Ofrezcámosles horas y conversemos más con ellos, de modo que, coincidiendo con el final de curso y el inicio del verano, no perdamos esta oportunidad única de vivir. Pero con mayúsculas.

viernes, 17 de junio de 2022

SOBRE LA PROSTITUCIÓN Y SUS EFECTOS DEVASTADORES


Artículo publicado en El Día el 17 de junio de 2022

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 18 de junio de 2022

Artículo publicado en El Periódico de España el 21 de junio de 2022


No esperen hallar en estas líneas ni una sola crítica hacia las personas que ejercen la prostitución porque no soy yo quién para censurarlas. A lo sumo, constatarán mi frustración ante la existencia del “oficio más antiguo del mundo”, eufemística expresión que esconde una compraventa de carne humana que me provoca una sensación de vacío difícil de explicar. La pregunta a formular no es tanto por qué existen tantas mujeres que se prostituyen (los hombres lo hacen en menor medida) cuanto por qué tantos varones pagan por practicar sexo con ellas. De hecho, España es el país de Europa con mayor demanda de sexo de pago, muy por delante del resto. Según la Organización de las Naciones Unidas, el 39% de los varones españoles ha pagado en alguna ocasión por mantener relaciones sexuales. Pero nuestro país no sólo es una potencia mundial en el consumo de prostitución, sino que también se alza como uno de los principales puntos de tránsito y de destino del tráfico de mujeres. Lástima que perseguir en nuestro territorio a quienes se dedican a la trata con fines de explotación sexual siga constituyendo una tarea extremadamente compleja. 

No faltan quienes consideran que se trata de un trabajo como otro cualquiera, un intercambio de servicios por dinero, fruto de la libre elección. Por contra, otras y otros sostenemos que se trata de una forma de esclavitud, por ser llevada a cabo en condiciones de profunda desigualdad entre ambas partes y, salvo excepciones puntuales, debido a necesidades económicas insalvables, presiones ineludibles o lamentables circunstancias personales. Desde los sectores más tradicionales, este fenómeno siempre se ha considerado una realidad inevitable vinculada a la especie humana. Incluso valoran su vertiente de servicio social para ciertos individuos con dificultades de relación. Pero resulta más paradójico, si cabe, que desde entornos asociados a la progresía también se defienda su existencia, equiparándola a una opción como otra cualquiera de ejercer la sexualidad. Y es en este concreto punto donde yo discrepo abiertamente, porque transmite una idea falsa de lo que supone una elección consentida, al obviar el complejo proceso que conduce a alguien a prostituirse, sus condicionamientos individuales y sociales y las no siempre demostrables formas de coerción, más sutiles o más brutales, que le envuelven. 

No niego que existan excepciones, desde señoras refinadas que acompañan a ancianos millonarios hasta adolescentes que costean su carrera universitaria de modo alternativo aprovechando su afición al sexo. Pero me temo que, porcentualmente, son las menos y que no encajan en el perfil de las que se ofrecen en barriadas y arcenes bajo la férrea supervisión del proxeneta de turno, a menudo camello o mafioso. Conviene recordar que sus tragedias diarias son posibles porque existen tipos que compran sexo. Sabedores de numerosos estudios sobre los efectos devastadores que provoca la prostitución en quienes la ejercen, son ya bastantes los Gobiernos que la califican como "esclavitud moderna". Siguiendo el modelo implantado en Suecia, hace ya un lustro el Consejo Constitucional francés confirmó que era perfectamente acorde con su Carta Magna castigar a los consumidores de prostitución, tal y como estableció una ley aprobada en 2016 que había sido recurrida por algunas organizaciones galas. 

Me sumo a este criterio. A mi juicio, penalizar a los puteros contribuye a prevenir estos crímenes y a proteger la dignidad de las mujeres. Desconozco cuál será la suerte (es un decir) que correrá este asunto en nuestro país, donde la disparidad de criterios dentro de las distintas formaciones políticas se está tornando más patente que nunca en las últimas semanas. Lo que sé con seguridad es que, al margen de afanes moralizantes y con independencia de la intervención o no de las instituciones, todos los seres humanos debemos aspirar a construir un mundo alejado de la explotación sexual y ajeno por completo al abuso y al sometimiento del prójimo, máxime cuando se halla en situación de precariedad evidente.

martes, 14 de junio de 2022

PASIÓN POR EL SÉPTIMO ARTE




La pasión por el Séptimo Arte nos unió y aquí seguimos, media vida después, entre fotogramas y partituras para la gran pantalla. 

Gracias de corazón a los amigos del Aula de Cine de la Universidad de La Laguna por contar de nuevo con Gerardo y conmigo para intervenir, respectivamente, en los coloquios de dos títulos emblemáticos de su excelente ciclo "EL NUEVO HOLLYWOOD": "LA CONVERSACIÓN", de Francis Ford Coppola y "LA ÚLTIMA PELÍCULA", de Peter Bogdanovich. 

Todos los miércoles hasta final de junio prosiguen en Multicines Tenerife a las 19h estas proyecciones en versión original subtitulada en español. 

No se las pierdan.

viernes, 10 de junio de 2022

NO SE PUEDE CAER MÁS BAJO


Artículo publicado en El Día el 10 de junio de 2022

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 11 de junio de 2022


A instancias de la Organización de las Naciones Unidas, cada 15 de junio se celebra el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Y es que cada vez existen más indicios de que este fenómeno se está revelando como uno de los más impactantes desde el punto de vista social. Tratado hasta hace bien poco como un asunto de la esfera privada (similar, en cierta manera, a la lacra de la violencia de género), en la actualidad continúa considerándose un tema tabú, subestimado y alejado del foco mediático. También desde la Organización Mundial de la Salud se define como «un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza». 

Las formas que adoptan estas vejaciones son muy diversas y van desde la esfera física (que incluye el abuso de fármacos) a la psíquica, pasando por la emocional (con las humillaciones como protagonistas), la económica (destaca la utilización de las pensiones de los abuelos para ayudar a la economía familiar o la exigencia de donaciones en vida de dinero o propiedades) e incluso la institucional (sin ir más lejos, la reducción presupuestaria de las partidas dedicadas a la dependencia). Asimismo, pueden ser ejercidas de forma intencionada o por simple negligencia, y de un modo activo o pasivo. Bajo una envoltura de indolencia, exceso de familiaridad, desprecios recurrentes y al margen de cifras constatables sobre el número de afectados o en una coyuntura de peligro, la evolución al alza de estos contextos se está imponiendo. Y, aunque el maltrato corporal resulta más fácil de descubrir, el psicológico se halla más extendido. 

Su incidencia desde el punto de vista moral queda fuera de toda duda. Sin embargo, su magnitud real todavía es poco conocida, ya que en las áreas de Atención Primaria y Servicios Sociales carecen de la suficiente dotación para detectar una problemática que, en consecuencia, permanece oculta. Aun así, ya se están disparando las alarmas que alertan sobre la incidencia y la reincidencia de estas conductas. Paralelamente, se da la triste circunstancia de que, de unos años a esta parte, se ha incrementado asimismo en un grado notable el número de casos de agresiones a progenitores por parte de sus hijos. Sin embargo, no existe un recurso tan recomendable como el de un teléfono específico destinado a llamadas de emergencia similar al 016, pese a hallarnos ante un colectivo cada vez más numeroso y que, a menudo, padece una gran indefensión. Otro aspecto importante a considerar es que ni todas las victimas denuncian los hechos, ni la mayoría de los procesos judiciales en marcha llegan a resolverse. Apenas un diez por ciento se anima a dar el paso y las razones son múltiples. 

Si a la imperdonable lentitud de la justicia se añade el escenario de que los denunciantes suelen vivir bajo el mismo techo que los denunciados, retirarse antes de comenzar la batalla en los tribunales parece bastante lógico. Pero el motivo de mayor peso es, incuestionablemente, el relativo al vínculo afectivo existente entre las partes. Así, tres son los pilares que sostienen la negativa a continuar adelante: el miedo, la vergüenza y el sentimiento de culpa. Los afectados ceden por temor a las represalias y por la sensación de fracaso al haber alcanzado tal nivel de conflicto. Más legislación y mejor formación específica a quienes trabajan en el sistema penal (policía, abogados, fiscales, jueces…) también contribuiría a reducir estos abusos y a asistir adecuadamente a sus víctimas. Urge, pues, un posicionamiento firme por parte de las Administraciones, tendente a su protección efectiva. Y, en todo caso, ha de retornar el respeto y agradecimiento a estas personas de edad que integran uno de nuestros grupos más vulnerables. Porque lo contrario nos convierte directamente en cómplices.

martes, 7 de junio de 2022

I CONGRESO INTERNACIONAL "MUJER Y MONTAÑA"




También desde esta plataforma de mi blog deseo manifestar mi infinito agradecimiento a la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) y al equipo organizador del I Congreso Internacional "Mujer y Montaña", por hacerme partícipe de este increíble ascenso a la cumbre de la igualdad de género. 

Jamás olvidaré a las maravillosas personas que este encuentro pionero ha puesto en mi camino, ni tampoco los entrañables momentos vividos y compartidos a lo largo de sus dos jornadas. 

Mención especial merece mi "hermana" Reyes de Miguel, quien se ha entregado como siempre en cuerpo y alma para que este evento haya resultado un éxito sin paliativos, y que me ha regalado una conmovedora semblanza escrita con el corazón, que pueden leer en el siguiente enlace: 
https://xn--congresomujerymontaa-m7b.com/myriam-z-albeniz-maestra-de-ceremonia-en-el-i-congreso-internacional-de-mujer-y-montana/novedadescongreso/

Sin duda alguna, "también en la montaña, el lugar de la mujer está arriba". Mi más sincera enhorabuena.



viernes, 3 de junio de 2022

ACERCA DEL AMOR Y LAS SEGUNDAS OPORTUNIDADES



Artículo publicado en El Día el 3 de junio de 2022

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 4 de junio de 2022


Comparto plenamente el espíritu de ese refrán que reza que “el que acierta en el casar, no tiene más que acertar” ya que, como abogada y mediadora, he sido testigo de las suficientes desavenencias afectivas como para conocer de primera mano el dolor que llevan aparejado. Asimismo, estoy acostumbrada a escuchar que el amor no entiende de edades y creo firmemente que tal afirmación es muy cierta. Pero, por la misma regla de tres, tampoco el desamor se alza como un sentimiento exclusivo de la juventud, de tal manera que las personas maduras no están exentas de padecerlo. Abundando en esta cuestión, en los últimos años se ha puesto de manifiesto un fenómeno imparable, que no es otro que el del aumento de procesos de separación en parejas cuyos miembros superan los sesenta años. 

No son, ni de lejos, el grupo de mayor incidencia, pero sí el que más ha crecido. Los números ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística así lo avalan, indicando que, en un considerable porcentaje, las disoluciones en España se producen tras más de dos décadas de vida en común. En la actualidad, estas rupturas tardías se han multiplicado por cinco en nuestro país. Y no somos un caso único en el mundo. Se trata de una epidemia global. Detrás de tales cifras subyacen infinidad de fenómenos convergentes, desde el aumento de la longevidad hasta la anhelada liberación de la mujer, pasando por el ansia sobrevenida de la realización personal. A estas alturas del calendario, recuperar la libertad ya no se considera un fracaso, sino una atractiva alternativa vital. Así, numerosos expertos afirman que la frontera de los sesenta y cinco resulta letal para los cónyuges peor avenidos quienes, tras una existencia de ajetreo profesional, se ven condenados a pasar día y noche juntos por mor del cese de la actividad laboral. 

Como norma general, los motivos que les animan a tomar una decisión tan trascendental no difieren de los habituales, es decir, la monotonía, la falta de proyectos en común y las continuas discusiones. Y a ellos se añade de forma preeminente la ya citada jubilación, que suele incidir muy negativamente en el desarrollo de la relación, habida cuenta de que coincide con el momento en el que los hijos se independizan, circunstancia que les aboca a una convivencia doméstica mucho más intensa y, en consecuencia, altamente insatisfactoria. Hasta entonces, los problemas conyugales permanecían ocultos entre las rutinas diarias, pero el punto final del trabajo abre la veda a los roces y las tensiones entre dos seres acostumbrados a compartir únicamente, y en el mejor de los casos, las comidas y las cenas. Hoy en día, sin embargo, al colectivo que integra esta franja de edad le sobran fuerzas para reflexionar sobre el modo en el que quieren afrontar su destino y no pocos se deciden a probar. De hecho, en Estados Unidos se habla incluso de tres enlaces como tendencia de futuro: uno en la juventud, otro en la madurez y un tercero, en la senectud. 

Con independencia de que no existan despedidas fáciles, se torna cada vez más frecuente que los implicados se planteen la posibilidad de no seguir desperdiciando su tiempo y se decidan a emprender en solitario una nueva andadura. Siempre surgen dudas sobre cómo enfrentarse a la soledad, asumir la incomprensión ajena, abordar un cambio de residencia o ajustar los recursos económicos. Pero, ante una firme determinación, los citados condicionantes no tiene por qué suponer un freno para su puesta en marcha. Nada más lejos de mi intención que alentar a una separación o un divorcio. Ahora bien, a menudo insisto en mi convencimiento de que todos los seres humanos merecemos, como mínimo, una segunda oportunidad en el camino de nuestra existencia. Por lo tanto, resignarse a mantener una relación sentimental fallida no me parece la opción más deseable, máxime cuando aún queda tanto por vivir.