viernes, 28 de abril de 2017

LA CORRUPCIÓN PROSPERA PORQUE SOMOS UNA SOCIEDAD INDULGENTE



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 28 de abril de 2017

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 28 de abril de 2017





En la escena final de “Quiz Show”, excelente película dirigida por Robert Redford, su protagonista confiesa ante una comisión parlamentaria haber participado en el amaño de un concurso televisivo. Una vez reconocida su complicidad en los hechos, varios integrantes de la citada comisión le felicitan por haber tenido la valentía de confesar públicamente su mentira y el coraje de admitir su trampa. Sin embargo, uno de los miembros del Congreso toma la palabra para expresar la siguiente idea: “No estoy de acuerdo con mis colegas. No creo que un adulto de su inteligencia deba ser elogiado simplemente por decir la verdad”. En aquel momento, tras esa única reprimenda dirigida al confeso y, simultáneamente, al resto de los compañeros congresistas que pretendían ensalzar lo que, en el fondo, deberían haber reprobado, el público presente en la sala irrumpe en un estruendoso aplauso. 

Dicha escena me viene a menudo a la mente, así como unas palabras que en su momento escuché al filósofo José Antonio Marina, afirmando que “lo que caracteriza a una sociedad justa es que en ella se puede ser decente sin necesidad de ser heroico”. Sin embargo, nuestro sistema de valores ha quedado oxidado, la ética se ha podrido y, a día de hoy, cumplir con el deber (por ejemplo, cuando alguien encuentra una cartera y la devuelve a su dueño con el contenido intacto) pasa a convertirse en una conducta sorprendente que genera ovaciones y reconocimientos, Abundando en esta cuestión, y a tenor de las informaciones relacionadas con los casos de corrupción que en estas últimas semanas copan los titulares de los medios de comunicación, no es infrecuente escuchar comentarios del tipo “hay que ser muy íntegro para no aceptar un sobre con dinero” o “¿quién no actuaría así en una situación similar?”. 

Parece, pues, evidente que los españoles aceptamos esta clase de latrocinios con cierta laxitud. No hay más que ver la nula factura que pasan desde el punto de vista electoral. A veces les colocamos un disfraz o los denominamos “picaresca” para suavizar el oído y acomodar la conciencia, pero la triste realidad es que somos una nación que cuenta entre sus máximas más celebradas esa que reza “hecha la ley, hecha la trampa” y que gustamos de aupar a personajes tan chuscos como El Dioni -cuya aportación social consistió en robar un furgón lleno de dinero y fugarse después a Brasil para dilapidarlo a base de juergas- al estrellato mediático. 

Continuando con las referencias cinematográficas, el actor Liam Neeson manifestaba en la sobresaliente cinta “Batman Begins” que “el crimen prospera porque la sociedad es indulgente” y, desde luego, la española es una sociedad indulgente con la corrupción. Ahora que las redes sociales invitan al desahogo y funcionan como altavoz de la indignación ciudadana, cabría preguntarse cuáles son nuestros modelos éticos y nuestros parámetros del bien y del mal. Si de verdad queremos que este deplorable escenario de saqueo institucionalizado cambie, deberemos empezar por dejar de justificar actuaciones injustificables y de comprender actitudes incomprensibles. En definitiva, de ser indulgentes con la corrupción política y de demostrarlo en las urnas. De no ser así, se cumplirán los pronósticos de aquel poeta ruso cuando auguraba que "llegará un día en el que nuestros hijos recordarán con vergüenza aquellos tiempos en los que la honestidad era calificada de coraje". 

Los dos principales partidos que han gobernado este país y que aspiran elección tras elección a mantenerse en el poder, cuentan con miles de afiliados y con millones de votantes que, tristemente, miran hacia otro lado ante los innumerables casos de corrupción que tienen lugar bajo sus siglas. Paradójicamente, no dejan pasar la oportunidad de airear los trapos sucios de los adversarios mientras exigen para sus afines el derecho a la presunción de inocencia. Y toleran las faltas de los suyos para, simultáneamente, ser implacables con las de los ajenos. Así pasa lo que pasa. Que ve una las noticias y le entran unas irreprimibles ganas de emigrar.


martes, 25 de abril de 2017

DECÁLOGO PARA FORMAR UN DELINCUENTE






No es la primera que aludo al  juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, en las entradas de este blog. A buen seguro, tampoco será la última. Tal es mi admiración hacia su persona.

Él siempre hace mención en sus ponencias al “Decálogo para formar un delincuente” y lo explica de una manera sencilla y contundente, enumerando uno por uno todos los errores que los padres suelen cometer y deberían evitar para no convertir a sus hijos en futuros infractores de las normas de convivencia. 

No obstante, el peculiar magistrado aclara que no puede atribuirse la autoría de  dicho decálogo en su totalidad, sino que es fruto de numerosas experiencias que le trasladan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

Por ello insiste en la labor pedagógica y en la defensa de los derechos fundamentales de los menores, aunque sin olvidar que estos también han de cumplir con las obligaciones propias de sus respectivas edades.

Comparto su valoración al cien por cien.



DECÁLOGO PARA FORMAR UN DELINCUENTE

1.  Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2.  No le dé ninguna educación espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

3.  Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer más cosas graciosas.

4.  No le regañe nunca ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.

5.  Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes… Hágaselo todo. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

6.  Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.

7.  Discuta y riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño. Así no le sorprenderá ni le dolerá demasiado el día en que la familia quede destrozada para siempre.

8.  Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de dinero es necesario trabajar.

9.  Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

10.  Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que, de verdad, lo que quieren es fastidiarlo.


Conclusión final:

Siga estos consejos y formará en casa un pequeño tirano que, con el tiempo, podrá convertirse en un auténtico chorizo.


viernes, 21 de abril de 2017

CATÁLOGO DE ESPECIES A EXTINGUIR: XII. LOS VEJADORES DE MENDIGOS




Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 21 de abril de 2017



VEJAR A MENDIGOS COMO ENTRETENIMIENTO ALTERNATIVO


Repugnancia. Vergüenza. Desolación. Asco. Esa es la mezcla de sentimientos que me provocan las imágenes de hordas de aficionados que, aprovechando la celebración de los partidos de fútbol europeo de sus respectivos equipos, se dedican a vejar a cuantos mendigos se cruzan en su camino de etilismo y excesos. Al parecer, humillar a indigentes en las distintas ciudades donde se disputan las eliminatorias del deporte rey se ha convertido en los últimos tiempos en otra disciplina de competición. 

La escena suele desarrollarse más o menos así. Los infelices se acercan a algunos grupos de hinchas que beben a discreción en las terrazas más céntricas de las capitales. Les piden alguna moneda, como acostumbran a hacer con otros turistas y visitantes, pero aquellos optan por lanzárselas al suelo. Conforme se van agachando para recogerlas, las mofas, los cánticos y las burlas arrecian. Incluso les ofrecen limosnas más jugosas si están dispuestos a bailar, a hacer flexiones o a prescindir de la autoestima en cualquiera de sus formas, siempre que, por descontado, provoque la carcajada. Hay quien ha llegado a tirarles trozos de pan y a orinarles encima. 

Los opinadores más indulgentes acostumbran a sugerir que el gran culpable de estos desmanes es el alcohol (ya se sabe, las copas son el diablo), pero a mí ese argumento tan elástico no me convence. Por el contrario, me produce, si cabe, mayor rechazo. Desde luego, no me quiero ni imaginar el escándalo que se hubiera organizado si, en vez de maltratar a unos desdichados, las dianas de sus tropelías hubieran sido un toro, un perro o un caballo. Más de uno, a golpe de tuit, habría pedido la ejecución de los agresores en plaza pública. Pero, como sólo se trata de menesterosos anónimos, el escarnio se reduce a mera anécdota mediática. 

Por si no fuera suficiente, los mandamases de la UEFA, agitando la bandera de su falaz lucha contra el racismo, se limitan a proponer la asunción de medidas urgentes, todas ellas -cómo no- de carácter estrictamente económico. De ellos tampoco cabe esperar ninguna reacción más contundente ni, por supuesto, más efectiva. Apartar a los clubes cuyas aficiones se comportan como bestias salvajes sería un buen comienzo (aunque momentáneamente tuvieran que pagar justos por pecadores), ya que sólo así se evitarían unas acciones tan impropias de la raza humana. Pero no parecen estar por la labor. 

Lo que resulta más que evidente es que la sola aplicación de las leyes resulta ineficaz para resolver este problema. Como ocurre con tantas otras cuestiones, no basta con legislar, sino que urge educar en valores. Es obvio que a los seres humanos no nos define nuestro nivel económico. Sin embargo, esta sociedad en la que vivimos se dedica a ensalzar la hermosura y la riqueza y a denostar la fealdad y la pobreza. No nos importa que los refugiados huyan de la barbarie, a condición de que no ensucien nuestras calles y, sobre todo, no alteren nuestras conciencias. Lo que no se ve no existe. Así es la avanzada Europa de la que formamos parte, la misma en la que no estamos dando la talla como especie. 

Para colmo, este denigrante fenómeno no es exclusivo del ámbito deportivo. Recientemente un joven youtuber de apenas 19 años dio veinte euros a un sintecho en riesgo de exclusión social con el fin de poder grabarle mientras comía unas galletas rellenas de dentífrico para, posteriormente, colgar su lucrativo video en las redes sociales. El caso se puso en conocimiento de la autoridad judicial por si pudiera ser constitutivo de un delito contra la integridad moral. 

Personalmente, no albergo dudas de que estas actuaciones de desprecio hacia los más necesitados deben acabar ante los Tribunales. Hechos como los expuestos anteriormente resultan altamente preocupantes, porque ni son aislados ni cotizan a la baja. Es preciso, pues, que la ciudadanía se muestre firme frente a estas exhibiciones de falta de humanidad. Desde ahora mismo.

http://www.laopinion.es/opinion/2017/04/21/vejar-mendigos-entretenimiento-alternativo/768567.html



CATÁLOGO HASTA LA FECHA


I. LOS PROGRES (diciembre 2010)

II. LOS ECOLOGISTAS A DISCRECIÓN (febrero 2011)

III. LAS FEMINISTAS EXCLUYENTES (junio 2011)

IV.  LOS CONCURSANTES DE REALITIES (julio 2011)

V. LOS POLÍTICOS EN CAMPAÑA (noviembre 2011)

VI. LOS FALSEADORES DE CURRICULUM (febrero 2012)

VII. LOS LIGONES DE TRES AL CUARTO (mayo 2012)

VIII. LOS "ANIMALES DE PESEBRE" (febrero 2013)

IX. LOS DESPRECIABLES ESPÍAS (junio 2013)

X. LOS SINDICALISTAS SAQUEADORES (noviembre 2013)

XI. LOS RESENTIDOS CRÓNICOS (marzo 2014)





martes, 18 de abril de 2017

ES CUESTIÓN DE JUSTICIA, NO DE VENGANZA





Un centenar de intelectuales y víctimas del terrorismo han suscrito el manifiesto “Por un fin de ETA sin impunidad”, impulsado por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco y liderado por Fernando Savater y Maite Pagazaurtundua, entre otros. El escrito cuenta con el respaldo de nombres destacados del arte y la cultura, como los del escritor Fernando Aramburu -autor de ‘Patria’, novela que comencé a leer ayer mismo-, el escultor Agustín Ibarrola y el director de cine Iñaki Arteta, entre otros muchos. 

Está inspirado en otro, suscrito en 2010 por todas las asociaciones de víctimas del terrorismo, en el que abogaban por un final de ETA sin impunidad. Alertan del riesgo de que el final de ETA se lleve a cabo sin la necesaria fijación de principios como la verdad, la memoria, la justicia y la dignidad de las víctimas. Llaman a reconocer, no sólo la dignidad de las víctimas de ETA, sino también de quienes resultaron heridos a consecuencia de sus acciones, de sus familiares, de los extorsionados, de los secuestrados y de los amenazados por la banda terrorista. 

El manifiesto reivindica que el derecho a la justicia real no es negociable ni relativo y, por tanto, el final de ETA debe ser manejado desde los principios que inspiran un Estado de Derecho. Los firmantes temen que el desarme propagandístico que ha anunciado la banda recientemente se convierta en realidad en un intento de autoblanqueo. Recuerdan a la ciudadanía y a los Gobiernos que no se puede perder la brújula moral ni política sobre ETA ni sobre el Estado de Derecho en este punto del proceso de final del terrorismo. Por último, urgen a defender dicho Estado de Derecho, sin trampas ni atajos para una organización culpable de la mayor conculcación de derechos humanos habida en la historia reciente de España. 

Respecto a la política penitenciaria, rechazan la excarcelación anticipada de presos juzgados y sentenciados enmascarándola en una aplicación laxa de la progresión de grados u otras medidas similares, ya que supondría una forma de impunidad. Llaman, por último, a la colaboración con las autoridades en el esclarecimiento de cientos de crímenes sin resolver. Tal y como indica la ley, “el requisito de la colaboración es el único que beneficia a las víctimas y que prueba el arrepentimiento real de los criminales”. 

El pasado sábado 8 de abril, coincidiendo muy a propósito con la fecha elegida por ETA para escenificar su mediática entrega de armas, me adherí con emoción a este manifiesto “Por un fin de ETA sin impunidad” y desde aquí quiero animar a que muchas otras personas también den el paso: 



Aquella mañana de sábado acudieron a mi mente recuerdos profundamente dolorosos de mi pasado y pensé en seres muy queridos por mí a quienes la sinrazón arrebató lo que más querían. 

Todos ellos saben que pueden contar conmigo. 

Como siempre. 

Para siempre.