viernes, 30 de diciembre de 2011

JURAR, PROMETER O DAR LA NOTA "POR IMPERATIVO LEGAL"

Articulo publicado en La Opinión de Tenerife el 30 de diciembre de 2011

La pasada semana se constituyó el nuevo gobierno de España y, tanto su presidente -Mariano Rajoy- como sus trece ministros, utilizaron la fórmula del juramento para tomar posesión de sus cargos. Por el contrario, todos y cada uno de los miembros de los anteriores ejecutivos, presididos por José Luis Rodríguez Zapatero, optaron en idénticas ceremonias celebradas en su momento por prometer en vez de jurar.

Hace apenas unos días, los flamantes diputados de las formaciones políticas nacionales también tuvieron que decidir la vía que les convertiría en Señorías durante los próximos cuatro años y la sesión que tuvo lugar en el hemiciclo del Congreso se transformó en un espectáculo, como mínimo, chocante. Vaya por delante que los términos que se emplean para acatar la Constitución y obtener plenamente la condición de diputado son sencillísimos - "Sí, juro" o "Sí, prometo"- pero no se sabe por qué extraño capricho del destino, en esta Décima Legislatura algunos de los representantes del pueblo se han propuesto dar la nota y no cabe duda de que lo han conseguido.

Históricamente, los dos partidos mayoritarios, prietas las filas, suelen repetir modelo cuatrienio a cuatrienio, de tal manera que, salvo contadas excepciones, los populares juran y los socialistas prometen. Y, en esta ocasión además, influenciados con toda seguridad por la recuperación del antiguo invento del imperativo legal de la ya extinta Herri Batasuna -que, pese a un recurso interpuesto por el Partido Socialista Obrero Español, fue avalado por el Tribunal Constitucional en 1993-, una veintena de electos de las minorías han introducido añadidos ante el Pleno para, de este modo, manifestar sus discrepancias con la Carta Magna, pero sin dejar de cumplir con ese imprescindible requisito para asumir la condición de parlamentario que es el juramento o la promesa.

Buceando en los diccionarios, se concluye que el juramento es una afirmación o una negación en la que, generalmente, se pone a Dios por testigo. Por eso, se suele realizar colocando la mano sobre la Biblia, simbolizando con ello el papel que se asigna a ese Ser Supremo. En cuanto a la promesa, la Real Academia la define como un ofrecimiento solemne y sin fórmula religiosa de cumplir bien los deberes del cargo o función que va a ejercerse. Se trata, entonces, de un compromiso eminentemente personal que no se apoya en el testimonio de ninguna potencia ni divina ni humana. Ambas posturas son pues sumamente defendibles, respetables y
democráticas.

Las que, en mi opinión, no son de recibo son esas coletillas empleadas por algunos parlamentarios, fruto de sus improcedentes y cansinas reivindicaciones. Buena muestra de ello es la opción de Izquierda Unida-ICV: "Por imperativo legal, sin renunciar a mis aspiraciones republicanas". Los miembros de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se han decidido por una doble versión castellano-catalana aún más libre: "Por imperativo legal, para alcanzar nuestra propia Constitución, lo prometo". Los cargos recién estrenados de Amaiur, acogiéndose igualmente a ambas lenguas, castellano y euskera, se han decantado por el siguiente formato: "Por imperativo legal, acato la Constitución", la misma utilizada por los electos del Partido Nacionalista Vasco (PNV) Y, así, hasta completar dos decenas de partidarios de este, en palabras del comunista Gaspar Llamazares “jolgorio de creatividad.

Es una forma de verlo pero yo, particularmente, tengo otra que coincide con la de la líder de UPyD Rosa Díez, cuando afirma que “el Congreso se ha convertido en un circo”. A su juicio, “si los políticos no quieren acatar la Constitución que les permite ser elegidos diputados, que no se presenten a las elecciones y yo, sinceramente, no puedo estar más de acuerdo con esta idea. Me agotan quienes, desperdiciando unas energías que les serían muy necesarias para desempeñar su tarea política con más criterio, viven en un permanente y cansino estado de reivindicación de cara a la galería. Ojalá el nuevo año les aporte la cordura y la responsabilidad de las que demasiados adolecen.

5 comentarios:

  1. Con todo respeto, los representantes de los ciudadanos deben comprometerse frente a ellos y por tanto si hay alguna fórmula que chirría y que, desde luego, no tiene nada de democrática, es la del juramento.
    Porque ese juramento es frente a un Dios que no es el de todos y que además no garantiza el compromiso hacia los ciudadanos, porque es aquél en última instancia el que pedirá cuentas "en el juicio final". Y no, a quienes tienen que rendir cuentas es a los ciudadanos, y un juramento ante Dios no nos garantiza esa responsabilidad.
    La otra fórmula que Vd. critica no es sino la consecuencia precisamente de aceptar estos anacronismos.
    Nadie tiene por qué prometer defender la Constitución porque entre sus objetivos políticos legítimos puede estar la intención de cambiarla por los cauces legales, o cambiar estos si se entiende que son injustos; si no, restringiríamos la participación democrática de forma interesada a determinados grupos. Las instituciones deben poder cambiarse desde dentro y por tanto a ellas deberían poder tener acceso personas que incluso no estuvieran de acuerdo con ellas, en caso contrario no serían democráticas.
    Considero que la fórmula debería variarse para que todos se comprometieran de verdad a cumplir y hacer cumplir las leyes sin perder la libertad de cambiarlas según el mandato de los ciudadanos en función de la representatividad.
    Me temo que lo contrario demuestra que nuestros mecanismos democráticos no deberían llamarse así en puridad, porque no garantizan la traslación de la voluntad ciudadana a la representatividad política.
    Como dice Vd., ojalá nuestras instituciones algún día sean de verdad democráticas "a pleno rendimiento", y no este remedo que sí adolece de falta de auténtica voluntad de representación universal.
    Gracias.

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  2. Felicidades por tu artículo. Tienes toda la razón. Todo es un circo, y si quieren ser diputados, que acaten la constitución de forma imperativa. SOn ellos, quiénes deben de dar ejemplo

    Te dejo link de mi blog en estos premios, por si le quieres echar un vistazo.
    http://lablogoteca.20minutos.es/reflexiones-e-inquietudes-sobre-temas-de-marketing-24910

    Saludos Myriam y un placer poder haberla conocida a través de este blog

    :)

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  3. Uff, no sé si en esta víspera del fin del mundo 2011 podré razonar como Dios manda, o como la ley obliga. Pienso, estimada Myriam, que aunque las formas son muy importantes, en el Derecho y en el revés, tampoco es cuestión de rasgarse las mangas del chaleco por este asunto. O sí; cada cual es cada cual y cada un@ es cada un@ (qué lío, la @). Lo que sí parece de sentido común es que la fórmula de todo ritual, del Paleolítico y de ahora, se unifique como tal ritual; así haya que estar veinticuatro horas antes discutiéndola para consensuarla.

    Porque si uno aprovecha el protocolo para añadir su espiche o panfleto sintético como quien no quiere la cosa, la jura de bandera, digo… de ministro… podría ser lo mismo a favor de España como de Honduras, “a sigún” su conciencia, que diría el mago; y más que jura sería un programa político en código Twitter, insertado de rondón.

    La cuestión es qué criterio emplear para unificar el rito.Y como siempre lo más fácil es descartar lo que no debe ser, antes de llegar a saber, fitetú, el cómo debe ser la cosa. Parece elemental que en un Estado laico, al César lo que es del César y a Dios...El “juramento” lleva en su espalda una mochila religiosa, como bien has especificado; luego dejemos los juramentos para las comunidades religiosas, regulares o seculares, o para las sectas o logias masónicas. Porque en el fondo del fondo se trata de comprometerse a cumplir la ley, ese pacto social ineludible, guste o no. Y más la madre de las leyes, que es La Constitución, que por cierto dice que España es un Estado aconfesional; luego…

    Pero, ojo, que los extremos se tocan; tampoco es cuestión de maniqueísmos simplones: ¿laicos progres (¿?) versus integristas católicos? No , gracias. Hay laicos célebres que juraron por la Patria o por la Historia. “La Historia me absolverá” (Fidel, Chávez) es una creencia laica que no se diferencia de la religiosa. Y lo de jurar `por imperativo legal´ me parece una estupidez; pero por la redundancia, no por otra cosa: por supuesto que tendrás que obedecer la ley, muchacho; la chica y la Grande, y si lo explicas es peor. Y si no, esto se parece a lo de “excusatio non petita, accusatio manifesta, o casi. Si quieres cambiar Monarquía por República (yo también), o nación “general” por Tu nación particular, catalana, barcelonesa, o bilbáina, poss vale; pero déjalo para después de las uvas.

    Mi particular conclusión: “jurar” cumplir La Constitución y tal, no procede porque paradójicamente es anticonstitucional. ¿Cómo es que nadie ha denunciado esto? Y prometer que obedecerás La Ley a regañadientes (ese “imperativo legal”) es una simplonada para un diputado electo; porque es una redundancia evidente. Otra cosa es luchar –luego- por cambiar la ley que no te gusta.

    O sea; “prometo cumplir y tal …” me parece lo más sensato.Se trata de que la persona se comprometa, ella misma, ¡mismísima!, con valor, sin delegar o descargar responsabilidades, ya sea en Dios o en otros dioses (Patria, Historia). Me fío de la gente que jura por sí misma (En mi barrio hay un “ruina” que siempre jura por su viejita; y no me fío de él, no por “ruina” sino por no jurar por sí mismo…) Eso es así.
    Y en cuanto a Rosa Díez, perdona, pero no creo que sea el ejemplo más apropiado; esta persona, de poco par acá, sí que es capaz de dar la nota, por juana o por la hermana.

    Feliz año 2012 (Ah, y quiero un ejemplar de la Nueva Memoria Histórica que se publicitó en este blog el día 28, Dios mediante)

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  4. Anónimo:
    Le agradezco de veras su comentario, tanto por el tono empleado como por la argumentación, a pesar de no compartirla al cien por cien. En estos momentos tan conflictivos, da gusto tener interlocutores válidos.
    Aprovecho la ocasión para desearle un feliz 2012.
    MYRIAM

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  5. Estimado nómada:

    Una vez más, gracias por tus comentarios que, en esta ocasión, comparto en gran medida. Tan sólo matizar que no siempre coincido con los planteamientos ni con las actuaciones de Rosa Díez pero en este tema creo que da en el clavo. En fin, cruzo dedos para que España salga a flote, que buena falta nos hace.

    Aprovecho igualmente para desearte un feliz año 2012, en el que seguiré leyendo también tu blog de Editorial Prensa Ibérica.

    MYRIAM

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