miércoles, 14 de julio de 2021

¿CUÁNDO TE VOLVERÉ A VER, PAMPLONA?


Este 14 de julio comparto de nuevo unas sentidas palabras de homenaje a mi adorada ciudad en la que hubiera sido su última jornada de fiestas patronales. 

Pamplona de mi querer: 

Aunque por segundo año consecutivo no volverás a convertirte en una de las capitales del mundo, en estos días de San Fermín pienso en ti más que nunca. Y es que cada vez que abandono tu dulce regazo para retornar a mi Tenerife de adopción, traigo la maleta llena de recuerdos y el corazón rebosante de sentimientos. 

Ciudad bella entre las bellas, una canción popular te define como la “Perla del Norte” y argumentos no le faltan. Sobrevolar un mar de verdes campos para reencontrarte justifica plenamente cruzar el inmenso océano azul que nos separa. Rodeada de suaves montañas, todo en ti es elegancia y hermosura. Tradición y modernidad se alían armoniosamente en tus calles y plazas, en tus palacios e iglesias, en tus parques y murallas. Y en esos escenarios tan idolatrados puedo revivir eternamente mi infancia y mi juventud. Significas familia y amigos, colegio y Universidad, amores y desamores. 

Paseando a las orillas del Arga, la atmósfera de quietud se quiebra por el leve murmullo del río abriéndose paso entre los árboles. Recorriendo los jardines de la Taconera y de la Media Luna no paro de descubrir entre tus flores y plantas colores nunca vistos. La historia, el arte y la cultura son compañía privilegiada para quienes, a lo largo de los siglos, hemos tenido la fortuna de nacer en la capital del Viejo Reyno de Navarra. 

Gracias infinitas por seguir permitiéndome regresar a las faldas del Teide con los cinco sentidos llenos de ti. Por ver al Santo Patrón con su manto rojo y su mitra brillante. Por oír el himno de Osasuna cuando el equipo salta al césped. Por degustar alcachofas con jamón en compañía de un buen rosado. Por respirar el olor a madera de los retablos de la Catedral. Pero, por encima de todo, por venerar a mis seres queridos, para que ni ellos ni tú olvidéis jamás cuantísimo os quiero. 

¡VIVA SAN FERMÍN!

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