sábado, 19 de enero de 2013

SÓLO LLAMO PARA DECIRTE QUE TE QUIERO


Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 19 de enero de 2013

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 3 de febrero de 2013




De todas las posibles manifestaciones del afecto, el abrazo es, sin duda, mi favorita. Y lo es porque se puede aplicar perfectamente a cualquier persona, con independencia del vínculo sentimental que te una a ella. Madre, padre, familiar, cónyuge, hijo, amigo, vecino o simple conocido, todos son susceptibles de resultar agraciados por esta maravillosa expresión afectiva. 

Atendiendo a su intensidad, duración, sinceridad y calidez, de nuestro modo de abrazar se pueden extraer diversas conclusiones. Los hay suaves, firmes, breves, extensos, profundos o leves.  Sean como sean, están llamados a reflejar el grado de cariño de quien los brinda, su capacidad de entrega emocional y el lugar que el abrazado ocupa en su corazón. 

No hay duda de que el contacto físico constituye una necesidad básica para el bienestar del ser humano. En ocasiones, una mera caricia, un apretón de manos o un pellizco en la mejilla contienen un mensaje que, traducido en palabras, superaría a las que conforman el capítulo de una novela. Sin embargo, nuestra civilización se ha visto influenciada negativamente por una herencia cultural poco partidaria de expresar las emociones abiertamente y tendente a asociar dichos comportamientos a la debilidad y a la vulnerabilidad. Es una verdadera lástima, sobre todo si se tiene en cuenta que nos hallamos ante una de las más eficaces medicinas para el cuerpo y para el alma desde la infancia hasta la ancianidad. Algunos experimentos llevados a cabo en el campo de la Psicología confirman la teoría de que las personas que no mantienen ningún tipo de contacto físico caminan por la vida con mayor infelicidad y peor estado de ánimo.

Asimismo, si se observa una foto fija de la sociedad actual, es fácil apreciar que los supuestos avances tecnológicos nos alejan todavía más de las relaciones cuerpo a cuerpo para terminar por convertirnos en seres más fríos e individualistas. Las consultas de numerosos psiquiatras y psicólogos acogen a diario testimonios de vidas enteras echadas a perder por culpa de la cobardía sentimental y la mediocridad afectiva, marcadas por la incapacidad de bajar la guardia, de rendirse a un largo abrazo, de decir un “te amo” o cien “te quiero”, de besar con sinceridad sin que ese beso sea tan sólo la puerta de acceso a un desahogo sexual.

Conozco a más de un analfabeto sentimental, de esos que piensan que las demostraciones de cariño están fuera de lugar, o que son innecesarias, o que se han de hacer de puertas para adentro (que, luego, tampoco las hacen de puertas para adentro) o que debilitan el ánimo. De esos que dan por supuesto que los suyos dan por supuesto que les quieren. Demasiados por supuestos. Les compadezco, al tiempo que doy mil gracias a mi familia por enseñarme desde la cuna a no dejar pasar la ocasión de abrazar, de besar y de querer a los míos y a los que, sin ser míos, así los siento en alguna medida, porque también ocupan un hueco en mi corazón. No quiero que lo supongan, ni que lo imaginen, sino que lo sepan, por la sencilla razón de que se lo digo abierta y frecuentemente, emulando a Stevie Wonder con su canción. 

Tal vez no sea un propósito convencional de Año Nuevo que pueda competir con el de adelgazar o dejar de fumar pero a mí me parece infinitamente necesario y, además, sin coste alguno.








4 comentarios:

  1. Magnífico artículo, Myriam. He descubierto que soy un analfabeto sentimental. Prometo enmendarme.
    Gracias.

    Juan

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  2. Muchas gracias por tus palabras, Juan. Me animan a seguir adelante con mis reflexiones.

    La buena noticia es que siempre estamos a tiempo de dar un giro a nuestra vida. Cada día que amanece es una oportunidad para hacer las cosas de otra manera. Ánimo, pues.

    Un cordial saludo.

    MYRIAM

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  3. Te mando desde la Comunidad Foral EL MAYOR DE LOS ACHUCHONES VIRTUALES, ya sé que no es lo mismo...el real te lo guardo para cuando vengas. Te quiero.Rose.

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  4. Amiga del alma:

    Ojalá regrese pronto a mi tierra preciosa para poder recibir tus abrazos en persona.

    Yo también te quiero y te echo de menos.

    Besos atlánticos.

    MYRIAM

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