viernes, 19 de diciembre de 2014

LA CORRECCIÓN POLÍTICA DE LOS MIEMBROS Y LAS MIEMBRAS



Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 19 de diciembre de 2014

Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 22 de diciembre de 2014




No pasa un solo día de Dios en el que no tenga que padecer en los medios las declaraciones “políticamente correctas” de los dirigentes de turno, haciendo uso de los dos géneros, masculino y femenino, a la hora de exhibir su muy mejorable verborrea. Continúan reproduciendo aquellos mantras del ex lehendakari Ibarretxe (“vascos y vascas”), la diputada Carmen Romero (“jóvenes y jóvenas”) o la otrora ministra Bibiana Aído (“miembros y miembras”), bordeando el ridículo y alejándose años luz de la forma habitual de expresión de los ciudadanos de a pie.  

Recuerdo que hace algunos años se editaron unos manuales de lenguaje no sexista, elaborados por una serie de expertos presuntamente animados por la buena fe y por el afán de lucha en pro de la igualdad de la mujer. Y, en efecto, sus contenidos eran bienintencionados, pero chocaban frontalmente con la belleza y la economía del lenguaje. De hecho, la Gramática Española establece que, en las lenguas románicas, el masculino es el llamado género no marcado -es decir, el que el sistema activa por defecto- y abarca a los individuos de ambos sexos. Así, cuando decimos “el alumno debe acudir a clase”, nos referimos a todos los alumnos. En idéntico sentido, también el singular lo es frente al plural (“la mujer ha estado históricamente discriminada” se refiere a las mujeres como colectivo) y el presente frente al pasado y el futuro (si digo “mañana no hay reparto”, quiero decir que no lo habrá al día siguiente). Sin embargo, a nadie se le ha ocurrido hasta la fecha romper una lanza en favor de la visibilidad de plurales, pretéritos o porvenires, aunque, visto el nivel de nuestros representantes populares, no descarto cualquier ocurrencia de este tenor.

Lo cierto es que, excepción hecha del ámbito de la política, no se ha producido a nivel social la pretendida consolidación de aquella iniciativa. Se ve que el común de los ciudadanos no está por la labor de retorcer el lenguaje hasta el infinito, repitiendo artículos, sustantivos y adjetivos en sus dos versiones como respuesta a un conflicto bastante artificial. Más les valdría a las Administraciones centrar sus esfuerzos en tomar medidas verdaderamente efectivas contra la discriminación femenina, porque las cifras asociadas a la violencia contra las mujeres son absolutamente inasumibles. No conozco a ninguna que no desee contribuir a la emancipación definitiva y a la auténtica igualdad con el hombre en todos los campos, pero, para ello, no parece muy necesario forzar las estructuras lingüísticas y abrir una brecha entre el lenguaje oficial y el real.

En mi infancia, cuando se aludía al término “niños” (sustantivo de género no marcado), las niñas nos dábamos por aludidas sin mayores traumas y así hemos ido creciendo hasta el día de hoy. Por eso, mi impresión es que las conquistas sociales poco tienen que ver con el idioma, por otra parte lo suficientemente deformado y prostituido ya. Es más, conceptos como médica, abogada, arquitecta o ingeniera, perfectamente correctos y admitidos por la Real Academia Española, presentan una considerable resistencia a su uso por parte de las propias licenciadas, que se decantan (en mi opinión, inexplicablemente) por su acepción masculina, al parecer dotada de un prestigio más acendrado. Se me ocurre que las propias Universidades harían bien en imprimir los títulos académicos también en femenino.

En conclusión, y aunque respeto a quienes defienden la idea contraria, esa medida de cambiar el lenguaje para ver si, de ese modo, cambia la sociedad que lo utiliza como herramienta de comunicación, es ingenua y de escasa utilidad. Lo auténticamente útil es recorrer el camino en sentido inverso: cambiar dicha sociedad para que, entonces, determinados aspectos de su lenguaje, dignos de ser revisados y mejorados, también cambien. Lo demás son brindis al sol y atentados al oído.


2 comentarios:

  1. ¡¡UN ARTÍCULO GENIAL QUE APLAUDO Y CORROBORO!! YA ESTÁ BIEN DE DARLE PATADAS INÚTILES AL LENGUAJE Y AL DICCIONARIO. UN SALUDO. FELIZ NAVIDAD.

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  2. Muchísimas gracias, Juana, tanto por su comentario como por su condición de seguidora de mi blog.

    Aportaciones como la suya me animan a continuar en la línea que me he trazado.

    Yo también aprovecho la ocasión para desearle una muy feliz Navidad y un año 2015 lleno de ventura.

    Un abrazo muy cariñoso.

    MYRIAM

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