jueves, 14 de julio de 2011

ESTRÉS, HORMONAS Y MEDALLAS




Me acabo de desayunar con la enésima estadística veraniega. En esta ocasión, la compañía Nielsen, a la que no tengo el gusto de conocer pero que, por lo visto, se dedica a la investigación e información de mercados internacionales, ha elaborado un sesudo estudio (¿?) denominado “Mujeres del mañana” en el que concluye que las mujeres españolas ocupamos un honroso quinto puesto en la carrera mundial de estrés. Un diploma olímpico en toda regla. Tan sólo nos superan hindúes –medalla de oro-, mexicanas -de plata-, rusas -de bronce- y brasileñas, que quedan en esa cuarta posición que todo deportista repudia.

Según la propia encuesta, tanto en los países pobres como en los ricos las mujeres desempeñan varios papeles a la vez y esta circunstancia es la que contribuye a su permanente estado de nervios almodovariano.

En palabras de Julia Vidal, directora de Área Humana Psicología “estamos empezando a afrontar una realidad como la que vivieron nuestras madres que, al incorporarse a la vida laboral, tenían que luchar contra muchas opiniones y escuchar frases como «tienes que cuidar de tu marido» , además de contar con menos aceptación y ayuda". Esta situación no está totalmente normalizada en España puesto que no ha transcurrido aún el tiempo suficiente. La citada psicóloga manifiesta que las españolas de hoy tienen que demostrar que son buenas esposas y madres, amén de profesionales válidas en el trabajo. Pero también deben arreglárselas para quedar con los amigos y tomar cañas con los compañeros, de modo que la presión que pueden causarles tantos compromisos y responsabilidades y la sensación de no llegar a tiempo a todo favorecen sus cuadros de nervios y estrés.

El perfil tipo en el que se basa este análisis es el de una mujer en la treintena, trabajadora, con dos hijos y con un marido que no accede al reparto equitativo de tareas por considerar que su pareja le exige demasiada colaboración doméstica.

Los responsables de Nielsen tampoco han resistido la tentación de caer en las argumentaciones biológicas para justificar todos los padecimientos del sexo débil. Según estos expertos “existen muchas hipótesis que explican que todas las mujeres presentan mayores dificultades  a nivel emocional" y, para rematar la faena, afirman con rotundidad que "los niños toman como modelo a sus madres y aprenden a estresarse como ellas". Me imagino que, tras semejante sobreesfuerzo intelectual, estarán convencidos de haber descubierto la pólvora. Sin comentarios. 

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