domingo, 8 de mayo de 2011

PERLA DEL NORTE



Acabo de visitarte un año más y regreso a Santa Cruz de Tenerife con la mente llena de recuerdos y el corazón rebosante de sentimientos.

Ciudad bella entre las bellas, una canción popular te define como “La Perla del Norte” y argumentos no le faltan.
Surcar un mar de verdes campos navarros para aterrizar en tu regazo justifica el cruzar ese inmenso océano que nos separa.
Rodeada de  suaves montañas, todo en ti es elegancia y hermosura.
Tradición y modernidad se alían armoniosamente en tus calles y plazas, en tus palacios e iglesias, en tus parques y murallas.
En esos escenarios tan amados he podido revivir otra vez mi infancia y juventud.
Significas familia y amigos, colegio y universidad, amores y desamores.
Paseando a las orillas de tu Arga, una atmósfera de quietud se quiebra levemente por el suave murmullo del río abriéndose paso entre los árboles.
Recorriendo en esta primavera los jardines de la Taconera descubro en tus flores y plantas colores nunca vistos.
La historia, el arte y la cultura son privilegiada compañía de quienes, a lo largo de los siglos, hemos tenido la fortuna de nacer en la capital del Viejo Reyno.
Gracias por permitirme retornar a las faldas del volcán con mis cinco sentidos llenos de ti.
Porque he contemplado  a San Fermín con su manto rojo y su mitra brillante.
Porque he oído en el antiguo estadio del Sadar el himno de Osasuna cuando el equipo saltaba al césped.
Porque he degustado alcachofas con jamón en compañía de un buen rosado.
Porque he respirado el olor a madera de los retablos de la Catedral.
Y, por encima de todo, porque me he fundido en abrazos infinitos con mis seres queridos para que jamás olviden cuánto les quiero.

“Pamplona, dentro del alma te llevo y aunque esté lejos, muy lejos, nunca me olvido de ti.”

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