lunes, 30 de septiembre de 2013

INSOMNIOS Y ENSOÑACIONES




Estoy empezando a descubrir que el insomnio tiene sus ventajas. Acostumbrada como estaba a acostarme pronto y a levantarme todavía más pronto, me estaba perdiendo sin yo saberlo todo un universo de vivencias ajenas. Por lo visto, son millones las personas que duermen mal. O que, directamente, no duermen. Y algunas deciden confesarse a través de las ondas radiofónicas, amparadas tras el anonimato, en la oscuridad de la noche. Cualquier noche. Como la de anoche. Cuando, hecha un ovillo sobre mí misma, el rostro casi incrustado en la almohada para preservar la discreción de una pequeña radio, escuché el testimonio de una mujer, su llanto sordo como suave música de fondo.

Acababan de enterrar al amor de su vida. Apenas compartió con él tres encuentros fugaces, con intervalos de cinco años, 1977, 1982, 1987, el último hace dos décadas. Era un extranjero, colega de profesión, a quien conoció en uno de esos aburridos e inevitables simposios en los que, con la excusa de presentar el último producto comercial, los menos se limitan a trabajar y los más se desmelenan lejos del hogar.

Pero, de pronto, sucedió. Apenas compartieron siete jornadas a lo largo de un cuarto de siglo. No sabían prácticamente nada el uno de la otra. Si estaban casados o solteros, con hijos o sin hijos, con una economía desahogada o con dificultades para llegar a fin de mes.

La semana pasada coincidió con un antiguo compañero de trabajo y le preguntó por él. Con disimulo. Casi, con fingido desinterés. Y le confirmó sus sospechas más temidas. El fallecimiento y dónde estaba enterrado. En diciembre va a visitar su tumba, a llevarle unas flores, dijo entre sollozos. A quien más amó.

Al cabo, sonaron las señales horarias que daban paso a las noticias de las dos de la mañana. Una hora menos en Canarias. Pero yo aún tardaría un buen rato en conciliar el sueño.  

2 comentarios:

  1. Bienvenida al mundo de las (en femenino) insomnes: una jugarreta más de la dictadura hormonal a la que estamos sometidas las mujeres de por vida. Tranquila, que se pasa....
    Como siempre, marcas la diferencia con tu clase personal: aprovechas esas horas para aprender, yo sólo me desespero... Rose.

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  2. Bien hallada, preciosa.

    Ya sabes que la resignación no va conmigo, así que estoy transformando esta nueva dictadura física en liberación mental. No olvides que el tiempo es oro.

    Besos a granel y feliz semana.

    MYRIAM

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