martes, 31 de enero de 2012

CON EL CORAZÓN EN UN PUÑO





Así es como me he sentido a primera hora de esta mañana, después de oír en una entrevista radiofónica a la madre de un bebé supuestamente fallecido hace treinta y dos años en la provincia de Alicante. A Laura, la mujer que confesaba su drama en antena, le aguardaba hoy una de las peores jornadas de su vida, ya que iba a asistir a la exhumación de cinco fosas de niños enterrados en el cementerio de la capital alicantina entre 1962 y 1980, entre ellas la de su propio hijo.
“El cuerpo del niño se lo entregaron a mi marido en una caja cerrada y le dijeron que lo tenía que enterrar en una fosa común”, aseguraba con una voz mezcla de indignación por el pasado y de esperanza en el futuro, futuro que tal vez le depare el ansiado reencuentro con aquel ser al que jamás ha podido olvidar. “Desde que me lo dijeron, yo sé que mi hijo no está muerto y ahora sé que no estoy sola, que hay más familias en mi misma situación”.
El periodista, antes de despedirla, ha deseado suerte a Laura y ha dado paso a otros contenidos de su programa pero yo ya no he sido capaz de escuchar nada más. Me he dirigido silenciosa a la habitación de mi hijo pequeño y, antes de despertarle para ir al colegio, me he quedado contemplando su sueño por espacio de varios minutos. Observando su rostro tranquilo, escuchando su respiración acompasada, las lágrimas han asomado a mis ojos al imaginar el inmenso dolor de quienes han padecido o padecen todavía una tragedia semejante. ¿Qué puede haber peor?
Hasta la fecha se han interpuesto en España alrededor de 1.500 denuncias por hechos similares y han tenido lugar dieciséis exhumaciones de cadáveres, muchas de ellas con el previsible resultado del  hallazgo de féretros vacíos.
Deseo con toda mi alma que las numerosas víctimas de estas tramas delictivas e inmorales hallen respuestas a sus interrogantes y tengan la oportunidad de reencontrarse con sus familiares desaparecidos y de presenciar el castigo a los culpables. Es de justicia.

jueves, 26 de enero de 2012

LA ACTITUD DE LOS DIVORCIADOS EN LAS CELEBRACIONES FAMILIARES

Artículo publicado en La Revista de la Feria del Divorcio el 26 de enero de 2012



Aunque a los propios afectados les resulte difícil de asumir al principio, la tozuda realidad demuestra que el divorcio de una pareja no evita que la tierra siga girando y que las actividades habituales -tanto propias como ajenas- continúen llevándose a cabo. Por otra parte, las estadísticas indican que, así como cada persona es un mundo, todo fracaso matrimonial presenta unas características propias. Algunos acaban con un procedimiento de mutuo acuerdo. Otros requieren la vía contenciosa. En ocasiones, la custodia es compartida. Otras veces, se otorga en exclusiva a uno de los progenitores. Pero, sea como fuere, lo que es indiscutible es que, en esta nueva etapa que afrontan por separado, tendrán que seguir compartiendo los momentos más especiales de la andadura vital de sus hijos.
Eventos tales como festivales de fin de curso, graduaciones universitarias, cumpleaños o competiciones deportivas se sucederán a lo largo del tiempo y, según cómo estén dispuestos a abordar su asistencia a los mismos, los efectos sobre los pequeños de la casa serán beneficiosos o perjudiciales. Por desgracia, debido a mi experiencia profesional, conozco casos extremos en los que cualquier posibilidad de entendimiento es una mera utopía. Para el resto, sin embargo, mi tradicional optimismo no me permite resignarme y me obliga a insistir a través de estas líneas en la importancia que, en el transcurso de estos acontecimientos irrepetibles y entrañables, tiene la actitud adulta y positiva de los padres implicados. Todos hemos sido niños y hemos deseado compartir nuestras fechas más señaladas con ambas partes, tanto con la familia materna como con la paterna.
Llegados a este punto, me gustaría centrarme especialmente en el sacramento de la Primera Comunión. Coincidiendo con el inicio del nuevo año, en las parroquias de pueblos y ciudades se convoca a los padres de quienes comulgarán el próximo mes de mayo a fin de concretar los detalles relativos a la futura ceremonia. Por regla general, tanto los párrocos como las personas encargadas de impartir la preceptiva catequesis infantil por espacio de dos años, citan a los progenitores para comunicarles diversos contenidos de interés. Y lo cierto es que, en la actualidad, no son pocos los menores cuyos padres están divorciados y, en cumplimiento de sus respectivos regímenes de visitas, han utilizado este acontecimiento único como imperdonable excusa para incrementar los desencuentros existentes entre los dos. Los motivos para la discusión son infinitos y van desde la propia decisión de hacer o no la comunión a la asistencia o inasistencia a la catequesis, desde la consideración de los gastos previstos como ordinarios o extraordinarios a la elección de la fecha o la confección de la lista de invitados.
En definitiva, se trata de una oportunidad perdida irresponsablemente para que los chiquillos puedan disfrutar, lejos de la tensión y de la angustia, de su gran momento. Conviene resaltar que, en determinadas situaciones especiales, no es necesario ser marido y mujer. Basta con tener disposición, desde el respeto, para compartir la alegría del hijo y permanecer en un discreto segundo plano. Por esa razón, y aunque cueste un sobreesfuerzo, se impone buscar alternativas y llegar a acuerdos en beneficio del menor. Transmitirle la idea de que la rabia y el rencor son sentimientos más poderosos que el amor es un riesgo que ningún adulto cabal debería estar dispuesto a correr.


domingo, 22 de enero de 2012

LA ANOREXIA DESFILA DE NUEVO SOBRE LAS PASARELAS

Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 22 de enero de 2012



El pasado 7 de diciembre se celebró en la ciudad china de Shangai el concurso anual de modelos de la prestigiosa agencia Elite, responsable del descubrimiento de anteriores reinas de los desfiles como Cindy Crawford –ganadora de la primera edición-, Naomi Campbell o la española Inés Sastre. La última ganadora del certamen es una joven sueca de quince años que responde al nombre de Julia Schneider y que, amén de contar con una edad que, por lógica, no le ha permitido desarrollarse al completo ni física ni mentalmente, presenta un aspecto desolador. Las cifras sobre las que se basa su triunfo son las siguientes: 1,79 m. de altura, 81 cm. de busto, 64 cm. de cintura, 86 cm. de cadera, un 42 de pie y una delgadez extrema cuya traducción a kilos no ha trascendido, seguramente para evitarle al respetable un soponcio no deseado. Tan esquelética adolescente, de ojos azules y rubia melena, resultó elegida entre ochocientas jóvenes de cincuenta y cinco países diferentes y parece ser que le aguarda un prometedor futuro profesional a desarrollar en las pasarelas de medio mundo. Paradójicamente, mientras en la década de los noventa las curvas femeninas cotizaban al alza y eran dignas de admiración, con la posterior entrada en escena de ese paradigma de la insalubridad llamado Kate Moss, aquella tendencia ha virado hacia la androginia en detrimento de la femineidad.


La polémica desatada por el fallecimiento de dos modelos, una brasileña y otra uruguaya, a causa de esta patología, fue determinante a la hora de asociar pasarela y anorexia. Así, desde que se dispararon las estadísticas de la enfermedad, los responsables del negocio decidieron hacer propósito de enmienda con el fin de eludir su parte de responsabilidad y en eventos como Cibeles o Gaudí prescindieron de aquellas profesionales que no poseyeran un índice adecuado de masa corporal. Sin embargo, la batalla sigue estando perdida y las promesas de corregir el problema caen una y otra vez en saco roto. A la espera de la pendiente homologación de tallas, son millones las mujeres –y, aunque en menor medida, también los hombres- que enferman y hasta mueren a causa de las complicaciones derivadas de los desórdenes alimenticios sufridos en pos de un patrón de belleza inasumible. La demostración fehaciente de que nada ha cambiado es la citada Julia Schneider. El mensaje que se nos transmite con su elección es demoledor y afecta a numerosas cuasi niñas sin la suficiente personalidad que, persuadidas de que la estética imperante es una combinación de piel y huesos embutida en una talla 34, acaban por negarse a comer.

En breve, como viene siendo habitual año tras año, las principales revistas de moda adornarán los escaparates de los quioscos para ilustrarnos sobre las tendencias de la inminente temporada primavera-verano. Asimismo, nos remitirán por enésima vez a unos prototipos corporales situados a kilómetros luz de la salud, de la belleza y, sobre todo, de la realidad. Semejantes cánones que equiparan a las mujeres con maniquíes de cartón piedra parecen, más bien, obra de mentes distorsionadas y ni siquiera resultan aptos para lucir adecuadamente las creaciones de ningún diseñador.

En mi opinión, ni la industria de referencia -dirigida por individuos que desoyen las reiteradas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre alimentación equilibrada y vida saludable- ni tampoco los propios modistos-empeñados en seguir contratando a auténticas perchas humanas que exhiban la estrechez de sus prendas- están libres de pecado y sus propósitos de enmienda, hasta la fecha, no son más que papel mojado. Se impone una reflexión sobre el tema si no queremos que una parte de la juventud actual se vea abocada a un callejón sin salida.

sábado, 21 de enero de 2012

LECTURA RECOMENDADA: "LA EDUCACIÓN DEL TALENTO" de José Antonio Marina






Otorgo al tema educativo la máxima importancia dentro de mi escala de valores. Por ello, procuro leer libros, ensayos y artículos sobre la materia siempre que tengo oportunidad. De entre los autores que se especializan en esta cuestión, el profesor José Antonio Marina es, sin duda, uno de mis preferidos. He terminado de leer su interesante obra LA EDUCACIÓN DEL TALENTO y no me resisto a compartir algunas de sus reflexiones.

Como punto de partida, coincido con él en la siguiente idea, extraída de un antiquísimo proverbio africano: “Para educar a un niño, hace falta la tribu entera”. Esta frase tan sencilla encierra una gran verdad y es que la sociedad en la que vivimos, integrada por individuos y colectivos de toda índole, debe involucrarse en la consecución del más importante de sus objetivos: la formación de personas con criterio, sensibles, sanas y felices. En definitiva, satisfechas de su vida y de sus logros. Sin embargo, entre todos sus miembros hemos fabricado una telaraña de excusas que se resumen en una sola: echarle las culpas al otro. Los padres al colegio, el colegio a los padres, los espectadores a la televisión, la televisión a los espectadores, los jóvenes a los viejos y los viejos a los jóvenes. Y, así, hasta el infinito. La pregunta del millón es ¿qué puedo hacer yo para solucionarlo?

Indudablemente, la queja permanente no es una opción si, además, tenemos en cuenta que, cuando hablamos de educación, no estamos hablando exclusivamente de instrucción sino de mucho más. Estamos hablando de aquello que nos define como especie, por otra parte la única que educa a sus crías. Por ello, lo realmente trascendental es saber qué modelos queremos transmitir y fomentar. Nuestros hijos van a habitar un mundo imprevisible, contradictorio y veloz, radicalmente diferente al que nos tocó vivir en nuestra infancia y adolescencia. Por lo tanto, la responsabilidad que recae principalmente sobre los progenitores es inmensa, en el sentido de que nuestro ejemplo y nuestra actitud son básicos para el desarrollo integral de los niños, para su preparación de cara al futuro. Sus habilidades, capacidades y competencias han de ser, no sólo intelectuales, sino también afectivas y conductuales. De hecho, ellos suelen ser más perspicaces que nosotros, que con frecuencia nos anclamos en el amor propio, los convencionalismos y las luchas de poder.

En este sentido, para un filósofo como José Antonio Marina, el talento es la inteligencia triunfante. Se trata de un hábito y, como todo hábito, difícil de adquirir. Lo mismo que se aprende el miedo, se aprende la valentía, el pesimismo, pero también el optimismo, la pasividad y la actividad, la sumisión y la libertad, la impasibilidad y la sensibilidad. Así, triunfa quien sabe detectar lo bueno que tiene y disfruta de ello, quien sabe soportar las dificultades que no puede evitar, quien se enfrenta con inteligencia a los problemas que tienen solución. Saber comunicar este mensaje significa colocar al individuo en la senda de la felicidad y dotar a su vida de contenido.

Porque, en palabras del propio autor, “¿qué es lo que queremos para nuestros hijos, para nuestros alumnos, para nuestros niños, para nuestros adolescentes? Que estén en forma cuando abandonen nuestra tutela educativa. En forma para la felicidad, en forma para la belleza, en forma para la bondad.”

lunes, 16 de enero de 2012

"THE ARTIST": CINE EN ESTADO PURO


La pasada noche ha tenido lugar la ceremonia de entrega de los Globos de Oro, premios cinematográficos considerados la antesala de los Oscar y la película francesa “The Artist”, dirigida por Michel Hazanavicius, ha obtenido, de sus seis nominaciones, los correspondientes a mejor película en la categoría de comedia o musical, mejor actor –Jean Dujardin- y mejor banda sonora –Ludovic Bource-.           
Hasta donde alcanza mi memoria, el cine ha sido, es y será mi más fiel compañero de viaje. Me resulta imposible calcular la enorme lista de películas que han pasado por mi vida para, de un modo u otro, dejar su huella en mi persona. Quien me conoce bien sabe de sobra que mi cinefilia roza en ocasiones el límite de lo razonable y que, con toda seguridad, sin ella no sería cómo soy. 
Hace apenas una semana tuve la inmensa fortuna de disfrutar de mi afición como no recordaba hacía tiempo y la “culpable” de mi felicidad fue esta cinta gala. Rodeada por la oscuridad de la sala de proyección –no existe un modo mejor de dejarse invadir por la magia de los fotogramas- realicé un viaje apasionante a través de las décadas y una intensa emoción se apoderó de mí por espacio de cien minutos.
Esta pequeña joya, concebida como un homenaje a los orígenes del séptimo arte y, por ende, muda y rodada en blanco y negro, es un auténtico tributo de PASIÓN POR EL CINE. Todo en ella resulta maravillosamente evocador, desde los títulos de crédito a la acertadísima música, desde el interés de la historia a la excelente interpretación de sus actores. Verla implica salir a la calle con la sonrisa puesta y no sólo por fuera sino también por dentro. La sabia mezcla de sentimientos que traslada al espectador cala como lluvia fina en el alma y en el corazón y le rinde inevitablemente ante su impecable factura.
“The Artist” es amor y dolor, luces y sombras, orquesta y silencio, risas y llantos.
Es un hombre, una mujer y un perro.
Es un lunar y un bigote.
Es nostalgia del pasado y esperanza en el futuro.
Es un fascinante claqué previo a The End.
“The Artist” es cine en estado puro. Absolutamente imprescindible.


Crítica del largometraje e información sobre los Golden Globes en el blog de colaboración www.cineenpantallagrande.blogspot.com


 

jueves, 12 de enero de 2012

¿ES ESPAÑA UN PAÍS DE GOLFOS?

Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 12 de enero de 2012



Acabamos de dar carpetazo a las fiestas de Navidad y, ya instalados en 2012, la cruda realidad no tiene intención de facilitarnos la más mínima tregua. Para terminar de abrirnos los ojos, los ministros del recién estrenado Gobierno de la nación desfilan contritos ante los medios de comunicación exhibiendo las inasumibles cifras del previsible desastre heredado del ejecutivo anterior. Además, y para más inri, Alfredo Pérez Rubalcaba, titular de relevantes carteras repartidas por José Luis Rodríguez Zapatero, aspira a seguir dirigiendo la nave socialista en la oposición para, esta vez sí, convencernos de cómo se hacen bien las cosas, aunque sea con un ligero retraso de ocho años. ¿Qué tendrá el poder, que quien lo cató no se resigna a perderlo? Habrá que preguntárselo a todos esos políticos profesionales que, siempre pensando en nuestro bien -¡qué considerados!-, insisten en aliarse hasta con el diablo con tal de permanecer en la poltrona.


El caso es que en esta patria de nuestros pecados cuna de la picaresca y del golferío al por mayor, los chorizos y los maleantes resultan muy pintorescos y gozan de gran predicamento popular. Incluso algunos, como El Dioni, acaban participando en  realities televisivos en los que demuestran –es un decir- sus grandes dotes artísticas e intelectuales. Comportamientos tales como la mentira o el robo, que en cualquier estado mínimamente serio conducen directamente a la cárcel, en nuestra piel de toro son motivo de admiración y, si me apuran, hasta de envidia. No en vano somos la cuna de Lázaro de Tormes, El Buscón don Pablos, Curro Jiménez y Luis Candelas. España, en disputada lid con el resto de estados meridionales (Italia, Grecia y Portugal) siempre ha competido con ardor por ese primer puesto en el escalafón de la inmoralidad. Por lo visto, va en nuestra carga genética. Sólo así se explica que un alto porcentaje de latinos admiren y, lo que es peor, voten a sujetos de la calaña de Silvio Berlusconi,  cuya trayectoria política se caracteriza, entre otras indignidades, por repartir ministerios entre sus amantes.


Mientras tanto aquí, charanga y pandereta en ristre, basta con echar un vistazo somero a nuestro alrededor para percibir la podredumbre ética llamando a nuestra puerta. Las mafias instaladas en unos sindicatos mayoritarios que son carne de subvención no dudan en llevar al obrero a una situación próxima al exterminio con sus reivindicaciones extemporáneas. Los escándalos de la trama Gürtel abochornan a cualquier ciudadano con unos principios mínimos. Las informaciones acerca de las actividades del Duque de Palma sirven para transcribir un tratado sobre la codicia. La impunidad en la que campan algunos banqueros responsables de esta crisis, amparados en la pasividad de unos no menos responsables políticos, clama al cielo. El notable porcentaje de falsos parados instalados en la economía sumergida explica que aún no se haya producido un espectacular estallido social. Realidades tan bochornosas como las del Plan de Empleo Rural (PER) o los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) concedidos  a los amigotes de turno, que terminan dilapidando el botín en cocaína y clubes de alterne, son terreno abonado para la estirpe golfa y conducen a los ciudadanos de bien a una permanente desazón moral, social y financiera.

¿Puede alguien decirme por qué no se aprueban leyes que fomenten la transparencia económica, castiguen a los corruptos y, sobre todo, les obliguen a devolver el dinero? ¿Puede alguien aclararme por qué el único castigo a unos pésimos dirigentes que nos han dejado sumidos en el abismo es su no reelección en ulteriores comicios? ¿Acaso no sería justo que sufrieran unas penas acordes con su mala gestión en vez de salirle gratis?  Sé que más de uno me tachará de demagoga por formular una última pregunta pero me arriesgaré de todos modos. ¿Es España un país de golfos? Juzguen ustedes mismos.

lunes, 9 de enero de 2012

DIVORCIARSE EN LA TERCERA EDAD: UNA NUEVA VIDA ES POSIBLE

Artículo publicado en La Revista de la Feria del Divorcio el 9 de enero de 2012



Estamos acostumbrados a oír que el amor no entiende de edades y creo firmemente que tal afirmación es muy cierta. Pero, por la misma regla de tres, tampoco el desamor es un sentimiento exclusivo de la juventud y, por lo tanto, las personas maduras no está libres de padecerlo. En estos últimos años se ha puesto de manifiesto un fenómeno imparable, que no es otro que el aumento de procesos de divorcio en parejas de más de sesenta años. Los números ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística así lo avalan, indicando que aproximadamente un 37% de las separaciones matrimoniales en España se producen en el seno de matrimonios con más de veinte años de vida en común.

Por regla general, los motivos que les animan a tomar una decisión tan trascendental no difieren de los habituales, es decir, la monotonía, la falta de proyectos en común y las continuas discusiones. A ellos se añade de forma preeminente la jubilación, que suele incidir muy negativamente en el desarrollo de la relación, habida cuenta que coincide con el momento en el que los hijos se independizan y que aboca a los padres a una convivencia doméstica mucho más intensa y, en consecuencia, insatisfactoria. Hasta entonces, los problemas conyugales permanecían ocultos entre actividades laborales y rutinas caseras pero el cese de la actividad profesional abren ahora la veda de los roces y las tensiones entre dos seres que estaban acostumbrados a compartir únicamente, y en el mejor de los casos, las comidas y las cenas.

Así que, con independencia de que no exista ruptura fácil, cada vez es más frecuente que se planteen la posibilidad de no seguir desperdiciando meses y años y de emprender en solitario una nueva andadura. Siempre surgen dudas acerca de cómo afrontar la soledad, o asumir la incomprensión ajena, o abordar un cambio de residencia o, incluso, modificar los recursos económicos. Pero, si la decisión es firme, estos condicionantes no deben suponer un freno para su puesta en marcha. Todo el mundo merece, como mínimo, una segunda oportunidad y resignarse a mantener un matrimonio fallido por la simple razón de  haber cumplido los sesenta no es una opción, máxime cuando aún queda tanto por vivir.

jueves, 5 de enero de 2012

NOCHE DE REYES



5 de enero. La fecha mágica se repite invariablemente, año tras año, con idéntica carga de ilusión.
Cuando era una niña, acudía a la Cabalgata de la mano de mis padres. ¡Cuánto les recuerdo todos los días de mi vida! Las calles de mi preciosa ciudad de Pamplona presentaban un aspecto extraordinario, iluminadas de noche por sus altas farolas. A veces, la nieve se amontonaba en las aceras provocándonos un frío intenso. Los pequeños íbamos enfundados en largas prendas de abrigo, a las que acompañaban gorros, guantes y botas, mientras aguardábamos nerviosos el momento más esperado. De pronto, como por arte de magia, el inicio de la comitiva doblaba la esquina del Paseo de Sarasate y los aplausos estruendosos, sumados a los gritos de emoción, se convertían en la mejor banda sonora posible. Melchor, Gaspar (mi rey) y Baltasar, montados en brillantes carrozas, se hacían acompañar de unos pajes muy dispuestos que se encargaban de escoltar los cargamentos de regalos. Después, regresábamos corriendo a casa porque había que cenar y acostarse más pronto que nunca. Los Magos de Oriente sólo dejaban los encargos de sus cartas a los chiquillos que ya se habían dormido. Pero yo no podía conciliar el sueño de ninguna manera y apretaba los ojos con fuerza, como si así el objetivo resultara más sencillo. Por fin, a la mañana siguiente, en pijama, descalza, abría la puerta del salón y allí estaban mis ilusiones envueltas en papeles de colores.
Hoy, cuando nos toca a nosotros ejercer de padres, también estará todo preparado. Los paquetes, envueltos y escondidos. La jarra, llena de agua, casi hasta el borde. A su alrededor, tres vasos de cristal. Enfrente, una bandeja con turrones y mazapanes. Y a los pies del Árbol, con las figuras del Belén como testigos, los zapatos lustrosos colocados en fila india. Como maravilloso preludio, y esta vez de la mano de nuestros hijos, deberemos escoger un buen sitio para disfrutar de la Cabalgata, que discurrirá entre flores tropicales por las cálidas avenidas de Santa Cruz de Tenerife. Aquí no necesitaremos gorros ni bufandas, tampoco largos abrigos para protegernos de la nieve, pero viviremos la noche de Reyes con la misma felicidad de siempre. Porque un sentimiento tan universal no entiende de lugares ni de épocas.
Es hora de dormir. Es tiempo de soñar.