"Felices 140", de Gracia Querejeta, "Loreak", de Jon Garaño y José María Goenaga y "Magical Girl", de Carlos Vermut, ha sido el trío de cintas elegido por los académicos del cine español para representar a nuestro país en la próxima edición de los Oscar de Hollywood. He tenido la ocasión de ver los tres largometrajes y hablado largo y tendido del primero de ellos en las páginas de este blog, ya que se rodó en Tenerife y acudí a su preestreno en Santa Cruz. Adjunto al final de este texto el enlace correspondiente a aquella crítica, pero ahora quiero recomendar vivamente “LOREAK” (FLORES en euskera), una película intimista, austera y, si se me permite, muy vasca en cuanto a su forma y a sus personajes, universo que por mis orígenes navarros tan bien conozco.
Contenida, minimalista y plena de sensibilidad subyacente, refleja a la perfección diversas actitudes humanas ante la pérdida de un ser querido. Sus directores se valen para ello de un drama íntimo y, jugando también con algunos elementos del género negro, tratan en todo momento que la gran carga emocional implícita quede siempre bajo la superficie. Así, nos presentan la historia de tres mujeres cuyas vidas se verán profundamente alteradas por la mera presencia de unas flores que harán brotar en ellas unos sentimientos que parecían olvidados. La historia habla, pues, de la muerte y de la manera de afrontarla, pero también de las relaciones, de la soledad, de la ilusión, de la curiosidad y de la importancia de la comunicación, siempre desde un punto de vista femenino -aunque detrás de la cámara se entrelacen cuatro manos masculinas-.
Explora sutilmente los recovecos del alma humana e indaga en los sentimientos de las protagonistas del modo más difícil, que no es otro que el de pretender ocultarlos. Se trata de una pieza exquisita, preciosa, cuidada y sensible, cuya virtud es perturbarnos a través del “tempo”, del acompañamiento musical, de los diálogos y, sobre todo, de los silencios. En alguna de las favorables valoraciones que ha recibido, he leído que parece nacer de la contemplación. Comparto dicha apreciación. Goenaga y Garaño utilizan múltiples colores y matices para configurar uno de los mosaicos femeninos cinematográficos más impresionante de los últimos años, un triángulo de mujeres que se reprocha cosas y que se calla otras tantas, mientras los espectadores asumen sus reacciones de una forma natural, porque están descritas desde la verdad y con su razón particular.
“LOREAK” es cine sensible, personal, intenso y emotivo. Son flores cargadas de dolor, pero también de belleza, que homenajean a alguien que se ha ido pero que sanan a quienes le sobreviven. Es una obra grande en su sencillez, de perfiles extraordinariamente ordinarios, frágil y delicada a la par que erguida y sólida. Como una flor.
Porque las flores siempre son algo más que flores.
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