martes, 3 de marzo de 2015

¿NO SE PUEDE PEGAR A LOS ANIMALES PERO SÍ A LOS NIÑOS?





Definitivamente, no cabe mayor paradoja.

Leo con gran satisfacción la noticia de que el Consejo de Europa ha decidido condenar a nuestra vecina Francia por no haber prohibido explícitamente los castigos corporales a los niños, en contra de la Carta Europea de los Derechos Sociales. Se da la circunstancia de que otros países miembros también incurren en idéntico incumplimiento normativo. Aunque el dictamen emitido no implica ninguna multa, sus impulsores confían en que sirva para modificar la vigente legislación gala y evitar así otras denuncias contra los franceses ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. De hecho, la Fundación por la Infancia ya ha avanzado que recurrirá ante el Tribunal de Estrasburgo para que París sea condenado judicialmente.

La decisión que afectará a los otros cinco países que fueron objeto de la demanda de la Asociación para la Protección de Todos los Niños (APPROACH) -Bélgica, Italia, República Checa, Eslovenia e Irlanda- es esperada para finales de mayo. Dicha ONG británica alegó en su demanda que Francia viola el artículo 17 de la Carta Europea de Derechos Sociales "por la falta de una prohibición explícita y efectiva de todo tipo de castigos corporales a los niños en la familia, las escuelas y otros lugares, y porque Francia no ha actuado con la debida diligencia para eliminar esos castigos en la práctica".

Sin embargo, de acuerdo con las últimas encuestas, un 80 % de los franceses son hostiles a esa prohibición, entre otras razones porque, a su juicio, podría verse amenazada la autoridad de los padres, ya de por sí bastante cuestionada. Para rematar la faena, los responsables de su Gobierno, más allá de lanzar llamamientos de concienciación sobre los efectos perversos del recurso a la violencia, se han mostrado reticentes a intervenir en el terreno normativo de un territorio en el que no se puede pegar a los animales pero sí a los niños.


Mi posición a este respecto es bien conocida y la he manifestado incluso por escrito. Adjunto al final de este párrafo el enlace de mi artículo de 2011 “UNA VOZ EN CONTRA DE LOS AZOTES A TIEMPO”, plenamente convencida de que los golpes no sólo no son efectivos con los menores sino que contribuyen a la difusión y a la reproducción de la violencia. Me pregunto qué entienden esos padres por autoridad y, simultáneamente, me respondo que su concepto se encuentra a años luz del mío. Porque nada hay que denigre más al ser humano que recurrir a la violencia para la consecución de sus fines. Y ya no hablemos si las víctimas son los seres más vulnerables de nuestra sociedad.



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