Ayer, Domingo de Ramos, dio comienzo la Semana Santa.
Dos días antes, Viernes de Dolores, coincidiendo exactamente con el
V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús (28 de marzo de 1515) tuve
el honor de asistir a un recital poético-musical que, como homenaje a la
insigne Doctora de la Iglesia y reformadora de la Orden del Carmelo, tuvo lugar
en mi parroquia santacrucera de Santo Domingo de Guzmán (Carmelitas Descalzos).
Por espacio de una hora se fueron enlazando diversos textos de la
magnífica escritora que fue la insigne religiosa abulense con composiciones
musicales interpretadas por el Coro Parroquial.
La pasión y la razón,
unidas a una honradez orientada hacia la verdad, son los puntales en que se
apoyaron su personalidad, sus actos y sus escritos, dando como resultado una
obra de vigencia permanente con la que transmite su fuerte carácter y, al mismo
tiempo, el pulso de la época en la que le tocó vivir.
La ilustre poetisa canaria Elsa Hernández Baute fue la encargada de
poner voz y sentimiento a unos versos llenos de belleza y hondura, que
propiciaron en todos los asistentes una atmósfera de paz interior con la que
afrontar estos días tan señalados en el calendario cristiano.
Me sirvo de esta conocida declaración teresiana para desear de corazón unas provechosas jornadas de descanso para el cuerpo y para el alma.
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
La paciencia,
todo lo alcanza,
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.
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