Artículo publicado en La Opinión de Tenerife el 10 de julio de 2015
Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 20 de julio de 2015
Artículo publicado en La Provincia (Diario de Las Palmas) el 20 de julio de 2015
Tal vez sea por haber nacido en Pamplona. O quizá
porque mi madre vio la luz a pocos kilómetros de Puente la Reina y su familia
es originaria de la hermosa y estrellada Tierra Estella. O porque heredé el
credo firme de mis antepasados, que tanto me esmero en transmitir a mis
descendientes. O, simplemente, por haber recorrido desde muy niña una Navarra
pavimentada con conchas de vieira y regada por los sudores ancestrales de
quienes la han atravesado desde que el mundo es mundo. Lo cierto es que me ha
llenado de emoción que la Organización de las Naciones Unidas para el
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) acabe de incluir cuatro rutas
jacobeas del Norte de España en el listado de Patrimonio de la Humanidad,
completando de este modo los anteriores reconocimientos del Camino Francés
(1993) y de las sendas galas (1998).
Por su energía implícita -que trasciende al
ámbito de la religión y de las creencias-, el Camino de Santiago se erige como
un fenómeno cultural y social en creciente escalada desde los pasados años
noventa, aunque su origen data del año 812, cuando se encontraron
varias reliquias del Santo que, según reza la leyenda, fue enterrado en el noroeste
de la Península Ibérica, territorio que él mismo había evangelizado. Para miles y miles de caminantes, se trata
de un viaje inolvidable hacia el interior de sí mismos, una ocasión de oro para
intensificar el contacto con la naturaleza y una posibilidad sin igual de
conocer las joyas artísticas y gastronómicas que adornan las comarcas por las
que atraviesa.
He escuchado infinidad de testimonios de amigos que se han visto
transformados en alguna medida tras haber protagonizado una de las mayores
aventuras de sus vidas. Gentes muy queridas por mí que, a pesar de su postura
crítica hacia la jerarquía eclesial, me ha reconocido un antes y un después en
su manera de afrontar el futuro y de manifestar los sentimientos. Por otra
parte, al propio marco de la peregrinación, la Ruta Jacobea suma el
incalculable valor histórico de las distintas vías por las que discurre, plenas
de muestras arquitectónicas, pictóricas, escultóricas y paisajísticas que no
admiten comparación. A día de hoy, constituye sin duda alguna uno de nuestros
hitos más exportables desde el punto de vista internacional. De hecho, resulta
muy revelador el dato de que siete de cada diez peregrinos sean de nacionalidad
extranjera.
El afán de apaciguar el alma no es, pues, exclusivo de los creyentes, ni
mucho menos. Por el contrario, es percibido y experimentado por mujeres y
hombres de toda edad y condición. Aun así, negar que esta intensa experiencia
está estrechamente relacionada con la fe en Dios sería faltar a la verdad, por
más que dicha virtud no sea el único impulso que arrastra a tantísimos seres a caminar
sin descanso con los ojos puestos en la meta final de Compostela, donde reposan
los restos del discípulo más viajero de Jesús. De hecho, antes incluso de que
el Apóstol llegase a la capital de Galicia, ya se hablaba de un itinerario
similar al actual, cargado también de magia y espiritualidad.
Y es que el deseo de meditar, de sentir la soledad, de abrirse al prójimo
o, sencillamente, de gozar de momentos irrepetibles, sobrevive al paso del
tiempo, como ocurre con el objetivo de superación de los obstáculos o con la
búsqueda de la verdad más íntima. Y si puede ser al aire libre y con un ritmo
sosegado, mejor que mejor. A tenor de mi limitada experiencia, la grandeza del
Camino está en las pequeñas cosas, pero también en el enorme respeto a sus más
de mil años de historia viva. Por lo tanto, sea muy bienvenido este reciente
reconocimiento mundial por parte de la UNESCO.
Pocas inversiones parecen resultar más rentables que la de hacerse con
un bastón de madera y con el caparazón de un molusco.
Gracias Myr, desde luego para mi, el Camino de Santiago es y será (pienso repetir), de lo más enriquecedor en todos los sentidos. Te agradezco profundamente su difusión (a la que colaboraré en las redes sociales) y te recomiendo vivamente la experiencia.
ResponderEliminarBuen Camino!
Rose
Me constan los beneficios que ha ejercido ese trayecto sobre tu persona. Espero en un futuro próximo tener la oportunidad de ampliar el radio de kilómetros fuera del territorio navarro.
ResponderEliminarY para agradecimientos, el mío, por tu labor difusora de mis palabras. No tiene precio.
Besos caminantes.
MYRIAM