Acaban de dar comienzo
las fiestas patronales de Pamplona, mi amada ciudad, con el lanzamiento de su
cohete anunciador desde el balcón central del Ayuntamiento. Mañana, 7 de julio,
tendrá lugar el acto central de los Sanfermines, con la procesión del Santo por
las calles del Casco Viejo. Y mi corazón palpitará inevitablemente a otro
ritmo. Como todos los años. Como toda mi vida.
Quienes hemos nacido en
la capital navarra pero, por diversas circunstancias, vivimos estas
fechas alejados de la Perla del Norte, nos vemos invadidos sin remedio por la
emoción y la nostalgia. En mi caso, emoción por ver la explosión de júbilo en blanco
y rojo, por escuchar el ruido de la pólvora al prenderse la mecha del Chupinazo
a las doce en punto del mediodía, por contemplar una Plaza del Castillo
multicolor que danza al compás de la música y por admirar la presencia
magnífica de los toros bravos que se convertirán durante nueve días en los otros
protagonistas de los festejos.
Nostalgia, por recordar
un pasado feliz de mañanas de chocolate con churros con mi madre, por la calle
Estafeta después del encierro. De tardes en la Plaza en compañía de los amigos,
disfrutando de meriendas interminables mientras los maestros del toreo desplegaban
su arte sobre la arena. Y de noches junto a mi padre, a las orillas del Arga,
para observar en silencio el traslado de los morlacos a los corrales de Santo
Domingo, con la luna como único testigo.
Deseo con toda mi alma
que, tanto paisanos como visitantes, sean capaces de atrapar el verdadero
espíritu que ha hecho famosa a nuestra celebración por todos los rincones del
orbe, muestra de universalidad y ejemplo de acogimiento. Confío en que la
contaminación política, los excesos de todo tipo y las malas conductas no
desluzcan unas jornadas diseñadas para aunar tradición y modernidad, fervor
religioso y actos culturales, bullicio y tranquilidad. Y rezo a San
Fermín para que contribuya a este fin con su manto protector, el mismo que despliega a
diario sobre los mozos que corren delante de los astados.
VIVA SAN FERMÍN!!!!
ResponderEliminarBesos, Myr
Que viva siempre...
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