miércoles, 8 de marzo de 2017

DOCTORAS EN EL ARTE DE HACER LA VIDA MEJOR








Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, quiero rendir mi particular homenaje a todas las mujeres que dedicaron, dedican y dedicarán sus vidas al cuidado de sus casas y de sus familias, sin desempeñar ninguna profesión retribuida más allá de las cuatro paredes del hogar.

Hasta hace bien poco tiempo, en sus carnets de identidad figuraban las letras S/L (sus labores) para llenar el espacio destinado a la profesión, con la estigmatización que en ocasiones ello les suponía.

Es verdad que algunas lo hicieron por voluntad propia. Otras, sin embargo, se vieron obligadas por unas circunstancias socioculturales poco propicias. En cualquier caso,  todas ellas merecen mi respeto y consideración por realizar un trabajo que, siendo más fundamental que ningún otro, a menudo resulta ingrato y siempre poco valorado.

Esta breve historia que a continuación transcribo me llegó un día ya lejano por correo electrónico y la he querido volver a rescatar en esta jornada para reivindicar la injustamente denostada figura del ama de casa.

  
Cierto día, una mujer llamada Ana fue a renovar su permiso de conducir. Cuando le preguntaron cuál era su profesión, ella dudó. No sabía bien cómo clasificarse. El funcionario insistió: “Lo que le pregunto es si tiene  trabajo”. “¡Claro que tengo un trabajo!", exclamó Ana. "Soy madre." "Nosotros no consideramos eso un trabajo. Voy a colocar AMA DE CASA", dijo el funcionario fríamente. Una amiga suya, llamada Marta, supo lo ocurrido y se quedó pensando al respecto durante algún tiempo. Un día, ella se encontró en una situación idéntica. La persona que la atendió era una funcionaria de carrera, segura y eficiente. El formulario parecía enorme, interminable. La primera pregunta fue: “¿Cuál es su ocupación?” Marta pensó un poco y, sin saber cómo, respondió: Soy Doctora en desarrollo infantil y juvenil y en relaciones humanas." La funcionaria hizo una pausa y Marta tuvo que repetírselo lentamente, enfatizando las palabras más significativas. Después de tener anotado todo, la joven quiso indagar. "¿Puedo preguntar qué es lo que la señora hace exactamente?”. Sin un trazo de agitación en la voz, con mucha calma, Marta explicó: "Desarrollo un programa a largo plazo, dentro y fuera de casa." Pensando en su familia, ella continuó: “Soy responsable de un equipo y ya he recibido tres proyectos. Trabajo en régimen de dedicación exclusiva. La exigencia es de 16 horas por día, a veces hasta 24 horas.” A medida que ella iba describiendo sus responsabilidades, Marta notó el creciente tono de respeto en la voz de la funcionaria. Cuando regresó a su casa, Marta fue recibida por su equipo: una jovencita de 14 años, otra de 7 y un niño de 3. "Mamá, ¿dónde está mi zapato? Mamá, ¿me ayudas a hacer un lazo?  Mamá, ¿me puedes ir a buscar al colegio? Mamá, ¿vas a asistir mañana a mi baile? Mamá, ¿vas de compras? Mamá....”. Sentada en la cama, Marta pensó: “Si yo soy Doctora en desarrollo infantil y juvenil y en relaciones humanas, ¿qué serían las abuelas? Doctoras Ejecutivas. ¿Y las bisabuelas? Doctoras Ejecutivas Seniors. ¿Y las tías? Doctoras Asistentes. ¿Y todas las mujeres, madres, esposas, amigas y compañeras? Doctoras en el arte de hacer la vida mejor.

En un mundo donde se le da tanta importancia a los títulos y en el que se nos exige siempre una mayor especialización en el área profesional, convendría no olvidar dos verdades incontestables:

Una, que las conquistas laborales femeninas hunden sus raíces en las renuncias y los sacrificios de numerosas congéneres que nos precedieron.

Y dos, que mientras la mayor parte de las tareas domésticas sigan recayendo sobre las mujeres, la pretendida conciliación familiar y laboral continuará siendo la gran estafa que todavía es.

2 comentarios:

  1. Gracias Myriam por hablar en nombre de todas las mujeres. Y, sobre todo, mil gracias por otorgarle a mi madre el título de Directora Ejecutiva. Enhorabuena y sigue adelante!!!!!

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, amiga. El cariño y el apoyo de mujeres como tú dan sentido a esta actividad tan gratificante para mí. Sin duda, somos un equipo.

    Besos mil

    MYRIAM

    ResponderEliminar