Desde aquella mañana de abril, los largos trayectos de Alicia al instituto equivalían a cruzar el espejo mágico hacia su paraíso compartido.
Su amor la aguardaba, siempre inmerso en la lectura, siempre en el mismo vagón.
Aunque en diciembre cayera un diluvio bíblico, allí se sentían a salvo del cielo caprichoso.
Aunque en junio brillase un sol impío, su felicidad adolescente trascendía a las hojas del calendario escolar.
Y el espeso humo se les antojaba brisa con olor a mar.
Y el traqueteo sobre las arterias de hierro, la mejor banda sonora para un beso furtivo.
PARA FILIAS, POR CREER Y POR CREAR.
No tengo palabras, Myr. Qué ilusión. Qué feliz me hace saber que escribes y poder disfrutarlo aquí en tu acogedora casita virtual. Me alegra compartir pasiones y espero poder compartir también tus triunfos, porque estoy completamente segura de que van a llegar.
ResponderEliminarUn beso emocionado, reguapa.
Mil gracias por introducirme en el fascinante universo de los microrrelatos. No es fácil hacer labor de contención pero el resultado es muy satisfactorio desde el punto de vista sentimental.
ResponderEliminarEn esta ocasión, y sin yo saberlo, el premio eras tú.
Sigue cultivando esa generosidad que te define y que nos inspira a muchos aficionados a la literatura, aprendices dispuestos a caminar sobre arcoiris de palabras luminosas.
Felices vacaciones en compañía de tus amores, a quienes quiero por ser tuyos (y un poco míos...)
MYRIAM